Payasos en Glasgow: no hay cambio climático, solo satánica manipulación del clima. Por Luys Coleto

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Hasta el día 12 del presente mes, descomunal farsa. Con todo tipo de gallifantes pululando por la ciudad escocesa. Bla,bla, bla. «Fenómenos meteorológicos extremos», sequías, huracanes, terremotos, inundaciones u olas de calor. Dizque. Vuelta a la tortilla: son Ellos los que provocan tales “fenómenos meteorológicos extremos”. Buscando un genocidio en nuestro planeta contra una gran parte de la humanidad.

Hacia un mundo infernal

Pero mienten, deliberadamente, incluida Greta Majareta, más que nada porque es la geoingeniería, deliberada y eficacísima manipulación climática, la que «cava nuestra propia tumba», la que «trata a la naturaleza como una letrina». Hueca y sensiblera verborragia. Onusina. Ocultando, no siempre, el maléfico proyecto tras la misma: la implantación de un Gobierno Mundial único, una religión progre única, una moneda única (físicamente desaparecida), la reducción de la población en masa (especialmente de la europea). Un masónico “anillo” para someter al mundo.

Todo ello capitaneado por una genocida y psicopatocrática élite global y ejecutada a través de sus comepollas desperdigados en la política, la banca y los medios de infoxicación. La ONU como embrión de un gobierno mundial, la mafiosa OMS como el Ministerio de Enfermedad mundial, la UNESCO como el Ministerio de Cultura mundial que imponga la ideología de género, la paranoia elegetebeí y el multiculturalismo como la nueva religión destruyendo identidades “fuertes” y, por ende, soberanías nacionales. Al final, andróginos, mestizos, robotizados: esclavos, «explorando» las estrellas.

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Autor

Luys Coleto: Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.

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