22/11/2024 10:16
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Hace poco vi citada una fase de Mao que merece ser comentada porque a veces nos afecta también a nuestras actitudes.

Mao “Toda obra mala es reaccionaria; pero si es buena y a la vez reaccionaria, es doblemente reaccionaria”.

Esta idea coincide con aquella de Stalin quien dijo que si se encontraban a un burgués buena persona, ese era el más peligroso de los enemigos del comunismo.

Ambas posiciones, absolutamente inmorales e infames, son típicas del marxismo, donde el empresario es ‘enemigo de clase’ sea bueno o malo, mientras el proletario es divinizado aunque sea un degenerado ladrón, a esa estupidez la llaman lucha de clases.

La misma idea podemos verla en la democracia, cuando nunca se plantean que un ‘nazi’ pueda ser una buena persona, ni siquiera en el cine y menos en cualquier expresión en los medios de información. Un ‘nazi’ ha de ser siempre presentado como violento, malvado y cruel.

Desgraciadamente esta misma tendencia la he visto muchas veces en nuestros medios, lo que es francamente decepcionante, porque muestra cómo somos influidos por el sistema.

Esa tendencia a presentar a todo judío como usurero o promocionador de la maldad, a todo negro como tonto sin remedio y a todo gitano genéticamente predeterminado para ladrón, no es más que otra forma de ser ‘marxista y del sistema’.

Pasa algo similar, aunque menos, con el tema de cristianos y paganos. Ya es bastante lamentable dedicarse a criticar una religión cuando el enemigo no tiene religión sino el materialismo capitalista y marxista, y en todo caso el talmudismo supremacista, pero si bien la crítica teológica a una religión puede ser comprensible, el desprecio a las personas sean cristianas o paganas es una barbaridad propia de masones y progresistas.

Es evidente que una parte muy importante de camaradas son cristianos o paganos, y luchan juntos con total entrega. Un respeto por ellos es absolutamente exigible, y por ello las críticas deben ser respetuosas por más que sean profundas.

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En el tema judío la cosa alcanza cotas de manía. Recuerdo un buen camarada que se enfadó muchísimo porque en el local de Cedade escuchábamos el concierto de Violín de Mendelssohn (que es genial).

Otro escándalo entre camaradas con manías intensas, se presentó cuando en el curso de formación se recomiendan las películas Amoríos (Liebelei) (1933) y Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948), ambas de Max Ophüls, nombre artístico de Max Oppenheimer. Las dos películas son magníficas de valores, aunque su director fuera judío.

Ophüls no era ‘nazi’, aunque ‘Amorios’ la dirigió en 1933 con el régimen NS, pero tras el incendio del Reichstag se exilió a Francia y luego a USA. Incluso la película Carta de una desconocida está basada en la novela Briefe einer Unbekannten, del anti naci y judío Stefan Zweig,

Me repugna Zweig por sus nefastas y llenas de mentiras biografías, pero la película Carta de una desconocida es buena, simplemente.

Otro ejemplo de esa manía en medios paganos es la constante intención de convertir el ‘Drama Sacro’ (así lo catalogó Wagner) que es “Parsifal” en una obra esotérica o casi anti cristiana, budista, lo que sea menos cristiana.

O la incapacidad de algunos paganos a escuchar la “Pasión según San Mateo” de Bach, aunque no se crea en Cristo, como una obra maestro musical y poética.

Al mismo tiempo hay cristianos que tienen un rechazo ‘instintivo’ a una revista tan maravillosa como ‘El Molino’ o a disfrutar del teatro griego clásico porque tienen cierta tendencia pagana.

Algo similar ya pasó, incluso en el III Reich, con Richard Strauss, que tenía el cargo de Dirigente máximo del Reich en música, cuando fue bastante criticado porque su hijo estaba casado con una judía, su nuera Alice era de origen judío. O cuando el libreto de su ópera La mujer silenciosa era del escritor judío Stefan Zweig.

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Es famoso el caso de la novela ‘Bambi’ que es del judío Felix Salten, nacido como Siegmund Salzmann. La obra es perfecta, aunque el autor fuera judío.

Vemos que hay una cierta tendencia a no saber reconocer la calidad de una obra de forma independiente de que el autor sea de otra raza u otra ideología. Eso no implica que si el autor es un miserable, un ser despreciable cuando efectúa esa obra, entonces si que existe razones para no apreciar (ignorarla aunque sea buena, pero no llamarla ‘mala’) la obra de un criminal o un degenerado, al menos hay un rechazo razonable de ella. Pero el que sea de otra raza o ideología no debe importar en absoluto.

De la misma forma si un hecho real es contrario a nuestra posición, no podemos negarlo ni deformarlo, hay que aceptar la Verdad, aunque sea contraria a nuestros intereses. He dado alguna charla sobre los errores y crímenes del III Reich, y muchas veces he denunciado a tantos camaradas (más bien ex camaradas) que han robado, estafado o traicionado toda ética e ideas.

La Verdad es nuestra lucha, si vamos a hacer una revolución con mentiras, para eso me apunto al PP-PSOE-PODEMOS-VOX-ERC-CUP-PNV etc…

Autor

REDACCIÓN

Hace poco vi citada una fase de Mao que merece ser comentada porque a veces nos afecta también a nuestras actitudes.

Mao “Toda obra mala es reaccionaria; pero si es buena y a la vez reaccionaria, es doblemente reaccionaria”.

Esta idea coincide con aquella de Stalin quien dijo que si se encontraban a un burgués buena persona, ese era el más peligroso de los enemigos del comunismo.

Ambas posiciones, absolutamente inmorales e infames, son típicas del marxismo, donde el empresario es ‘enemigo de clase’ sea bueno o malo, mientras el proletario es divinizado aunque sea un degenerado ladrón, a esa estupidez la llaman lucha de clases.

La misma idea podemos verla en la democracia, cuando nunca se plantean que un ‘nazi’ pueda ser una buena persona, ni siquiera en el cine y menos en cualquier expresión en los medios de información. Un ‘nazi’ ha de ser siempre presentado como violento, malvado y cruel.

Desgraciadamente esta misma tendencia la he visto muchas veces en nuestros medios, lo que es francamente decepcionante, porque muestra cómo somos influidos por el sistema.

Esa tendencia a presentar a todo judío como usurero o promocionador de la maldad, a todo negro como tonto sin remedio y a todo gitano genéticamente predeterminado para ladrón, no es más que otra forma de ser ‘marxista y del sistema’.

Pasa algo similar, aunque menos, con el tema de cristianos y paganos. Ya es bastante lamentable dedicarse a criticar una religión cuando el enemigo no tiene religión sino el materialismo capitalista y marxista, y en todo caso el talmudismo supremacista, pero si bien la crítica teológica a una religión puede ser comprensible, el desprecio a las personas sean cristianas o paganas es una barbaridad propia de masones y progresistas.

Es evidente que una parte muy importante de camaradas son cristianos o paganos, y luchan juntos con total entrega. Un respeto por ellos es absolutamente exigible, y por ello las críticas deben ser respetuosas por más que sean profundas.

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En el tema judío la cosa alcanza cotas de manía. Recuerdo un buen camarada que se enfadó muchísimo porque en el local de Cedade escuchábamos el concierto de Violín de Mendelssohn (que es genial).

Otro escándalo entre camaradas con manías intensas, se presentó cuando en el curso de formación se recomiendan las películas Amoríos (Liebelei) (1933) y Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948), ambas de Max Ophüls, nombre artístico de Max Oppenheimer. Las dos películas son magníficas de valores, aunque su director fuera judío.

Ophüls no era ‘nazi’, aunque ‘Amorios’ la dirigió en 1933 con el régimen NS, pero tras el incendio del Reichstag se exilió a Francia y luego a USA. Incluso la película Carta de una desconocida está basada en la novela Briefe einer Unbekannten, del anti naci y judío Stefan Zweig,

Me repugna Zweig por sus nefastas y llenas de mentiras biografías, pero la película Carta de una desconocida es buena, simplemente.

Otro ejemplo de esa manía en medios paganos es la constante intención de convertir el ‘Drama Sacro’ (así lo catalogó Wagner) que es “Parsifal” en una obra esotérica o casi anti cristiana, budista, lo que sea menos cristiana.

O la incapacidad de algunos paganos a escuchar la “Pasión según San Mateo” de Bach, aunque no se crea en Cristo, como una obra maestro musical y poética.

Al mismo tiempo hay cristianos que tienen un rechazo ‘instintivo’ a una revista tan maravillosa como ‘El Molino’ o a disfrutar del teatro griego clásico porque tienen cierta tendencia pagana.

Algo similar ya pasó, incluso en el III Reich, con Richard Strauss, que tenía el cargo de Dirigente máximo del Reich en música, cuando fue bastante criticado porque su hijo estaba casado con una judía, su nuera Alice era de origen judío. O cuando el libreto de su ópera La mujer silenciosa era del escritor judío Stefan Zweig.

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Es famoso el caso de la novela ‘Bambi’ que es del judío Felix Salten, nacido como Siegmund Salzmann. La obra es perfecta, aunque el autor fuera judío.

Vemos que hay una cierta tendencia a no saber reconocer la calidad de una obra de forma independiente de que el autor sea de otra raza u otra ideología. Eso no implica que si el autor es un miserable, un ser despreciable cuando efectúa esa obra, entonces si que existe razones para no apreciar (ignorarla aunque sea buena, pero no llamarla ‘mala’) la obra de un criminal o un degenerado, al menos hay un rechazo razonable de ella. Pero el que sea de otra raza o ideología no debe importar en absoluto.

De la misma forma si un hecho real es contrario a nuestra posición, no podemos negarlo ni deformarlo, hay que aceptar la Verdad, aunque sea contraria a nuestros intereses. He dado alguna charla sobre los errores y crímenes del III Reich, y muchas veces he denunciado a tantos camaradas (más bien ex camaradas) que han robado, estafado o traicionado toda ética e ideas.

La Verdad es nuestra lucha, si vamos a hacer una revolución con mentiras, para eso me apunto al PP-PSOE-PODEMOS-VOX-ERC-CUP-PNV etc…

Autor

REDACCIÓN