Excelente entrevista de Josué Cárdenas al escritor Juan Manuel de Prada, presente en La Burbuja para dejar su impronta personal sobre la presentación de su nuevo libro, Raros como yo, y el criterio como analista de la situación sociopolítica en España.
Biografía de Juan Manuel de Prada
Bautizado en la localidad vizcaína de Baracaldo como Juan Manuel de Prada Blanco,1 pasó su infancia y juventud en Zamora,23 la tierra de origen de sus padres, donde estos volvieron cuando el futuro escritor era muy niño. Sus padres son Pedro de Prada Casas (Arquillinos, 20 de agosto de 1946)4 y María del Tránsito Blanco Casado.
A los dieciséis años escribe su primer relato, El diablo de los destellos de nácar.5 En ese periodo completó la traducción de algunas novelas de estética pulp. Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca pero nunca ha ejercido como abogado.
El día 23 de febrero de 2022 defendió su tesis doctoral titulada El derecho a soñar: vida y obra de Ana María Martínez Sagi en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid. La tesis, que obtuvo un sobresaliente, estuvo dirigida por Gonzalo Santonja y Jaime Olmedo.6
En su juventud gozó de la amistad de Francisco Umbral, del que después se distanciaría, Camilo José Cela y Pere Gimferrer. En su madurez, reconoce su mayor influencia en el difunto autor argentino Leonardo Castellani.
Su primera obra relevante fue Coños (1994), siguiendo el modelo de Senos, de Gómez de la Serna.
Al año siguiente, De Prada publicó El silencio del patinador, colección de doce relatos breves coincidentes en el uso de la primera persona narrativa; el último de ellos sería el germen de su primera novela, Las máscaras del héroe (1996), que recrea la bohemia literaria española desde comienzos del siglo xx hasta la guerra civil, y toma como referentes documentales obras como La novela de un literato, de Rafael Cansinos Assens, y la Automoribundia de Ramón Gómez de la Serna. Desfila por sus páginas la nómina casi completa de los escritores españoles del período anterior a la guerra civil. Con ella Juan Manuel de Prada obtuvo gran acogida crítica en Francia: «Un nuevo Grande de España» (Frédéric Vitoux, Le Nouvel Observateur).
Arturo Pérez-Reverte, sobre Las máscaras del héroe escribió:
tal vez la mejor novela española de los últimos veinte años7
Autor
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Josué Cárdenas Gómez. (Sagunto 1999). Es Periodista y cronista parlamentario de primera línea en el ámbito de la Información y la Opinión.
Comenzó en el periodismo en plena crisis del Coronavirus y ha trabajado
en radio, prensa y televisión. Su interés por la Poesía va de la mano
con su devoción por la Cultura. Sus programas siempre contienen
secciones de Literatura, Música y Cine. La Poesía marca su vida y
desde pequeño sus referentes han sido claves para que los versos sean
protagonistas de sus inquietudes.
Director del programa La Burbuja en Periodista Digital de Alfonso Rojo. Sus artículos de Opinión son un referente nacional de la actualidad política y social de España, en exclusiva para ÑTV ESPAÑA.
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Raro es el que resulta extraño, conforme a lo más frecuente de su entorno y tiempo, en su proceder, expresión, aspecto, salud o cualquier otra característica. El raro tiene una connotación negativa frente a lo extraordinario, a lo que destaca, que tampoco es frecuente, pero no tiene esa carga de negatividad.
Ahora bien, si lo raro es ser católico y sufrir persecución por ello, no es motivo para que a uno no le guste serlo, pues es señal de bienaventuranza a los ojos de Dios. La cuestión es si para el «raro» es o no importante verdaderamente el juicio del mundo frente al juicio de Dios. No se puede pretender «gustar» al mundo y, al mismo tiempo, a Dios mismo, eso no es propio de los que procuran a toda costa ser fieles a la Verdad. El mismo Señor nos enseña que el fiel a su Palabra está en el mundo, pero no es del mundo. Y el mundo odia a lo que no es del mundo (a lo «raro»). O se es del mundo o se es de Dios. Con Cristo o contra Él. Esa es su enseñanza imperecedera y de la que ningún juicio de nuestra razón pueda salirse. Y mejor es la condena del mundo a la condena de Dios. Por eso hubo mártires empezando por el propio Señor Jesucristo.
Juan Manuel de Prada no tiene razón en lo que afirma sobre la pésima formación literaria de los jóvenes de hoy. El hecho de haber leído a los clásicos y haber ido al colegio, el instituto e, incluso, la universidad, no hace al hombre menos bárbaro, borrego o necio. Por desgracia, la alfabetización generalizada no ha traído el bien de las últimas generaciones, sino la soberbia. La carencia está en el desgraciado rechazo generalizado de Dios. Mucho más importante que leer cualquier obra literaria clásica (que es importante, no cabe duda, y no debía descuidarse), lo que habría que enseñar a todo alumno es a formarse como un hombre de bien en el sentido católico del término, a conocer y a amar a Dios, dándole gloria, habría que formarle en la lectura diaria del NT y de santos y santas, como por ejemplo la citada Santa Teresa de Jesús, que tendrá un impacto muchísimo más benéfico sobre toda la población, además de animarle a buscar la Verdad, incluso en la literatura (elemento motivador. El ausente descartado o rechazado de la «educación» actual no es la literatura, es Dios mismo, la fe, los Evangelios, los textos de santos y santas. Un hombre muy culto e ilustrado en literatura o cualquier otro saber mundano, puede ser la peor clase de bestia si rechaza a Dios de su vida y, encima, enseña a otros a rechazarlo, con sus obras literarias, por ejemplo).
Afirma, respecto a L. Castellani, que «la política es un sucedáneo de la religión». De hecho es la anti religión, el quehacer del mentiroso, del demonio, el primer político que aspiró a quitarle el Poder a Dios. Bien se puede decir que los políticos son anticristos, lo contrario a los santos. Los políticos son mentirosos como el demonio, una maldición para el mundo, son seductores como imagen de la Bestia que son. El político es hoy la serpiente demoníaca del Paraíso que arrastra con mentiras y engaños de todo tipo a la Eva y al Adán de hoy al infierno con la vana seducción del poder, hoy en el voto (sin obligación de votar, pues el demonio no puede arrastrar a ningún hombre al infierno a la fuerza, sino por la propia voluntad del reo), con ese «seréis como dioses» (el poder del «pueblo», el «todo esto te daré si postrándote ante mí, me adoras») que tantos y tantos se han creído para su mal eterno. La política es la prueba final para la Vida Eterna. Y no hay Vida Eterna para los que se dejan guiar por los mentirosos y por la mentira. La mentira es inseparable de la política. Y creer que hay partidos políticos mejores es comportarse como aquel fariseo presuntuoso henchido de soberbia que daba gracias a Dios por no parecerse al gentil que avergonzado rezaba al fondo del templo a Dios, sintiéndose indigno por sus pecados.
No se puede abandonar la Santa Iglesia Católica Apostólica jamás, ni por lo que diga el papa, los cardenales, los arzobispos, los obispos y teólogos. Si se expulsa de un templo, se va a otro, pidiendo siempre perdón a Dios en confesionario, eso siempre y con frecuencia. A los católicos NADA ni NADIE nos puede separar del amor de Dios. A Jesucristo lo expulsaron de las sinagogas y de los pueblos y tenía que predicar a las afueras de las poblaciones. Y así debe ser un católico hoy, un proscrito incluso en su propia casa, en su patria y en la Iglesia que el mismo Señor instituyó en San Pedro, hoy bajo poder de no pocos fariseos. El católico es indigno incluso en los templos. No es bienvenido en sitio ninguno, es un indeseable. Si no fuera así, no sería católico, no sería verdaderamente fiel a Cristo. El papa y todos sus vicarios, tendrán que responder personalmente de su deber de obediencia a Jesucristo Nuestro Señor, cabeza de la Santa Iglesia Católica Apostólica, la Suya, del deber de obediencia a su Palabra y sus mandamientos (ningún católico debería hacer doctrina. La doctrina es de Cristo y de lo que Él nos reveló y nos revela por los santos. De hecho, Jesucristo afirmó que todo lo que enseñaba se lo había revelado a Él el Padre que lo había enviado), como todo hijo de vecino, a sabiendas que nadie está libre de ser condenado al infierno si solo se honra a Dios con los labios, pero no con el corazón. Y la Santa Iglesia Católica Apostólica obedece los mandatos de Dios, no los de los políticos, anticristos todos. La libertad de los Hijos de Dios no puede ser arrebatada por ningún político. El mismo Señor nos advirtió de los falsos profetas.
No se puede ni tan siquiera pensar en tomar decisiones políticas si se es fiel a Jesucristo Nuestro Señor (no se puede honrar a Dios solo con los labios, sino que hay que adorarlo en espíritu y corazón). Ese engaño de creer en la política es propio de herejes pelagianos. La política ha sido la culpable de todos los cismas hasta la fecha dentro de la Santa Iglesia Católica Apostólica. Ningún santo fue jamás político. Un católico que relega al Señor en su vida, y lo sustituye por la política, es un apóstata en toda regla, alguien que reniega de la Verdad, un libelo. Y votar hoy es peor que quemar incienso por culto a los emperadores de Roma, pues lo primero es voluntario, lo segundo era impuesto. Si un católico entra en política, se cierra el camino de salvación eterna por su propia voluntad. Jesucristo Nuestro Señor no fue político jamás, sino víctima de los políticos de su época. Y jamás incitó a nadie a tomar parte en la política de ningún tiempo y lugar. Y los santos, santas y mártires de todos los tiempos, son testimonio de ese rechazo a la política. La política, sinónimo de mentira, debe ser rechazada como el mismo demonio si verdaderamente se ama a Dios. La alternativa a la sociedad es la Nueva Alianza, los Santos Evangelios, que contienen todo un estilo de vida para todos los católicos, para toda la Santa Iglesia de Dios y para todo el que quiera acercarse y aceptar las gracias incontables que Dios quiere derramar sobre los que responden a su Amor y Misericordia infinitos. Y en ese estilo no hay cabida para la hipocresía y la mentira, lo propio de los políticos. No hay política católica. Hay mandamientos del Señor que hay que cumplir si se tiene valentía para hacerlo.
Es una vergüenza lo que este señor dice sobre los que «solo tenemos el rezo del Santo Rosario». Que muchos pastores no son tales y que son asalariados lo ve hasta un ciego. Y no solo en Alemania hoy día, sino, por desgracia, en todo el mundo (los cismas vienen de los papas, cardenales, obispos y teólogos célebres, no del pueblo de Dios, que solo es víctima de ellos). Pero eso de minusvalorar el rezo del Santo Rosario, como el de la Corona de la Divina Misericordia y otras muchas oraciones, es propio del que habla sin tener ni pajolera idea de lo que dice, por muchos clásicos que haya leído de la literatura personalista y por muy culto literario que sea. Para empezar, este señor, debería reflexionar sobre si verdaderamente es católico, que es seguro que no, en absoluto, por lo que afirma (que decepción para los que le teníamos por valiente católico verdadero). Por lo pronto, debería leer el mensaje que la Santísima Virgen María transmitió a tres pastorcitos analfabetos de Portugal en Fátima. En ese mensaje se nos advirtió de un peligro enorme que caía sobre la humanidad, situándolo en Rusia precisamente, del que solo Ella, por atribución de su Santísimo Hijo, podía librarnos, para lo que necesitaba la colaboración de papas y obispos del mundo, aunque su petición no se atendió para desgracia de innumerables almas. Un horror de desobediencia a los que tienen el voto de obediencia. Este señor, J. M. Prada, debería meditar bien sobre el valor del rezo del Santo Rosario y su insondable poder, incluso sobre naciones enteras (que lea al Beato Bernardo de Hoyos, que lea a San Antonio María Claret y que lea a Santa Maravillas de Jesús, por ejemplo, entre nuestros compatriotas, Santa Margarita María de Alacoque o santa Faustina Kowalska para Francia y Polonia, respectivamente). Es evidente su ateísmo y su desconocimiento de Dios y del poder de la oración, y el engaño (por supuesto que interesado. Me niego a creer que este señor, Prada, sea ignorante. Se le ve que es muy culto e inteligente, pero su inteligencia es vana, pues no conoce a Dios e incita a los católicos a la acción política) en el que está sumido o trata de sumir a sus oyentes por a saber qué intereses mundanos (conservadores, por lo que se ve). Si a Jesucristo le crucificaron condenándole frente a Barrabás, ¿qué otro político puede batir en bondad al Señor mismo?¿Qué se puede esperar de cualquier mayoría, incluso dentro de la Iglesia por dos tercios de mayoría?¿Quién como Dios?. Ningún político va a hacer política «católica» jamás, pues no hay alternativa católica en política. La política siempre es mentirosa y, por tanto, satánica, algo propio de los que no temen a Dios, porque no creen en la existencia del infierno, ni de Dios mismo. Por eso ponen su confianza en la política, porque no creen en Dios, solo tienen interés en engañar a los demás. SOLO DIOS TODO LO PUEDE, solo Dios es Todopoderoso. Y quien reza el Santo Rosario y otras oraciones con humildad y devoción puede detener, por la Misericordia insondable de Dios, el poder de todo el infierno y de todos los enemigos de Dios, porque así nos lo han transmitido no pocos santos a lo largo de la historia. Despreciar o minusvalorar el rezo del Santo Rosario es propio de ateos políticos, no de católicos verdaderos.
En fin, José Manuel de Prada, otra decepción más que confirma que si aquellos días no se abreviasen…