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                  “No llevo corbata, eso significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético y he pedido a todos los ministros y a todos los responsables públicos. Y al sector privado, en la medida de lo posible, que cuando no sea necesario no utilicen la corbata y así todos ahorraremos.”

                                   Pedro Sánchez Pérez-Castejón (29 de julio de 2022)

 

            Y el mismo día que pilla las vacaciones, en la rueda de prensa de despedida de los medios, el ejecutivo agresivo —el ejecutor del Ejecutivo— se quita la corbata en un gesto de desahogo, de liberación desenfadada del dogal del jefe de personal de la Almoneda del Estado, se suelta la rienda de gerente del Negocio de España en remate total por quiebra, pretendiendo atribuirle para colmo trascendencia pública a ese gesto.

            Para ahorrar energía, dice, impúdico, el jefe de calderas de Pedro Botero, en esta parrillada a la brasa que es Spamña a los pies del globo aerostático del globalismo, ante un personal que los tiene de corbata por tal liquidación de existencias—de bienes y haciendas—. Y pide bajar el aire acondicionado y dejarlo en “modo condicional” —¿para aumentar el bochorno que produce la calentologia?— y enciende el ventilador, ERE que ERE, para dispersar el hedor de la corrupción: la cadaverina del Estado de derecho de cuerpo presente.

            Porque el Ególatra no se conforma con coger, como un nuevo rico, el haiga tras el desfalco—que rima con Falcon—, y desembarazarse del lazo de los hombres de negro, antes de lanzarse, ebrio de endorfinas, a la gran bacanal de sus bodas con el Poder, más toda una corte de amigotes —y su cohorte de sirvientes— por la red de paradores del Patri/matrimonio Nacional, sino que aspira a hacer de un ademán anodino, una norma de conducta: de un acto insignificante, un buen consejo de utilidad social; de lo obvio, una tendencia que inmortalice, con el narcisismo de los tiranos, el símbolo más elemental en cientos, miles de replicantes —“Volveré y seré (tendré más) millones”— multiplicados en el laberinto español de los espejos, millones de imágenes especulativas de otros tantos añicos del deformado espejo cuarteado, sin fondo, roto, de España.

            Y es que si hace una cuarentena, sus eméritos blanqueaban a los sans-culottes como “descamisaos”, el Tiranosaurus Rex da con el gesto del Maniquí descorbatado, en un país agostado no por el calor del estío de agosto, sino por los incendios subvencionados de los pirómanos del calentamiento global —la recalificación destinada a que el prioritario sector primario malvenda sus terrenos carbonizados a las fotovoltaicas y mejorar la circulación de las ondas gravitacionales de tecnología 5G—, en un mes de agosto en que ni Dios lleva corbata, sin sofoco ni mortadela bajo el sobaco, su pellizquito de moralina socialistoide y globalitarista.

            Y ahí lo deja. Haciendo escuela (de verano). Fiado en el poder del meme y por la memocracia al Poder. El “sin mérito”, campeón de la mediocrecracia y alérgico a la Excelencia, que llegó a Presidente por carambola.

             Pero, ¡ojo!, que el truco del escapista, el número del prestidigita(liza)dor no está completo sin el Trilero que, paternalista, suasorio, comprensivo, se cura en salud anteponiendo la excepción a la norma —“cuando no sea necesario…”—, la trampa a la ley —“no utilicen la corbata”—, la coartada para el incumplimiento, zurrapa al primer tapón, mediante el hipérbaton del monigote del ventrílocuo que da prioridad en el discursete pseudo-espontáneo, ocurrente y buenrollista, a lo subordinado de una eventual salvedad ante una proposición principal de recomendación bienintencionada del títere del retablo del manipulador Maese Pedro.

             Y, mientras se achicharra el paisaje y el paisanaje con el “pan(demia) y circo” estival, El Desahogado —“El ahogado más hermoso del mundo”, que diría su compadre G. Márquez— planea con toda desfachatez (des-fachatez) la manera de darse el piro. Ese Pirómano Sánchez, un psicópata pirado, al que aprieta ya el nudo de la corbata —ese complemento del uniforme de los dragones de la caballería ‘croata’— que blande como un zurriago, a la hora del refrigerio, desde su catafalco privado sobre el crematorio de las desEspañas.

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             Pues se halla bajo el signo del XII arcano mayor del Tarot de Marsella, El Colgado, que otros llaman el Ahorcado, lo que se compadece mejor con el destino fatal de malhechores, traidores y más de un dictador: un truhan como el presidiario condenado a galeras que se oculta tras el cervantino titiritero Maese Pedro; un felón como el Don Julay que entregara el reino al moro (escara)Muza y un tirano colgado boca abajo del nudo de la corbata tras su dictadura a base de decretos-ley. “Queremos pan, queremos vino, queremos a Sandez colgado de un Pino” (¿Luis?), farfulla el borracho. Don de la ebriedad, que diría Claudio Rodríguez

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REDACCIÓN