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Fue uno de esos sueños, o pesadillas, que parecen reales. Seguramente algo tuvo que ver el descarado acoso de la Prensa subvencionada a la Monarquía en las últimas semanas y el escándalo que representa que el debate sobre el Emérito se centre en un programa tan prestigioso y con personajes tan cualificados como los de Sálvame, de Telecinco.
Al día siguiente, en un paseo matutino por la llanada de Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja, conté lo del sueño a un pariente que desempeña un alto cargo en la Administración. Mientras docenas de coches y algún que otro helicóptero rompían el silencio en la habitual tranquilidad calceatense, porque una hora más tarde se reunían todos los presidentes de las Comunidades Autónomas, menos el catalán, para hablar del reparto de las ayudas europeas a España. Ya sabemos el enorme poder de convocatoria que tienen los dineros y las voluntades que pueden quebrar.
-¿Pero tú crees en las premoniciones de los sueños? -reprochaba mi pariente, mientras dibujaba en sus labios una sarcástica media sonrisa.
-No, claro…, sólo que el sueño me pareció tan real que me hizo pensar en esa hipótesis.
Mi acompañante guardó un prolongado silencio y al romperlo de nuevo lo hizo, como acostumbran a hacerlo los gallegos, con una pregunta. Aunque su intervención sirvió para descubrir que mi sueño le obligaba a medir sus palabras.
-No creo que fuera posible, antes que él estaría Felipe González -exclamó con firmeza.
-Dependería del momento en que se produjera… -cuestioné.
-Desde luego. El personaje, es cierto, tiene una ambición desmedida como para…
-Ambición y temeridad, tanto como insuficiente formación y pocas ideas -interrumpí con indisimulada intención provocadora.
-Ha demostrado que Iván Redondo le ha enseñado a manejar los tiempos políticos, alguna virtud ha de tener…
Un nuevo silencio puso de manifiesto que, en la mente de mi pariente, bullía cierta inquietud. Planteando una nueva cuestión -supuse- lograría desentrañar los pensamientos que torturaban ya a mi madrugador acompañante.
-Toda esa campaña contra la Monarquía -le dije-, el silencio cómplice de muchos medios de comunicación, subvencionados, por supuesto, una derecha despistada y carente de ideas, parece insinuar algo, ¿no crees?
-El rey está solo …… murmuró. Lo que no me casa son los tiempos… -afirmó sin añadir más comentarios. Y la derecha necesita ser cómplice -reflexionaba, hablando para él mismo.
-¿Casaría más si la derecha fuera reconvertida al republicanismo? -aventuré a insinuar.
-¿Y cómo?
-Con dinero, con poder, tiempo, como siempre…
El familiar iba a responder algo, pero no se atrevió a aventurar ninguna hipótesis. Y se limitó a callar.
-Estarás de acuerdo conmigo -le dije entonces- que hay fuerzas muy poderosas que intentan desestabilizar a la Unión Europea y dividirla de nuevo entre países del norte y del sur, en esa hipotética configuración de intereses entre occidente y oriente.
-Cierto, lo hemos leído estos días. La división existe, los países contribuyentes, simplemente, se han cansado, la gran Merkel se retira y en Alemania esta renaciendo una derecha nacionalista. Y hay personajes muy turbios y con muchos recursos para afrontar tamaña desestabilización -añadió.
-Como Soros… -aventuré.
-Eso parece, pero…, ¿quién lo sabe?
-Los servicios de inteligencia -dije sin rodeos.
-Esos valen más por lo que callan que por lo que dicen. Es su oficio -confirmó.
-Tampoco es casualidad que, desde que es vicepresidente el de la coleta, están aflorando demasiadas informaciones sensibles, que huelen a caldo de cultivo para que se produzcan cambios profundos en la forma de Estado.
-La concordia del 78 los deja fuera, para llevar a cabo su pequeña revolución, y, el primer obstáculo, es la Monarquía -puntualizó, para añadir. Para no dedicarte a la política, tu mundo onírico parece demasiado activo.
-Están pasando demasiadas cosas en la vida de los españoles, como para pensar que todo esto sea fruto de la casualidad, o ¿no?
-Visto desde fuera, puede que tengas razón, pero de puertas adentro la cosa es muy diferente y compleja -aclaró el político.
-Lo que más me mosquea es la impunidad con la que actúan algunos y, sobre todo, la falta de reacción de los conservadores -terminé diciendo, para dar fin al inoportuno comentario sobre un intempestivo sueño veraniego.
Mi pariente no se salió ni medio centímetro de la línea que aconseja la prudencia. Dijo menos de lo que sabía, eso era evidente, lo que me permitió suponer que algo de lo soñado aquella noche podría tener visos de realidad. Y por eso se lo cuento hoy a ustedes.
Recordé entonces lo que sucedió en el vecino monasterio de San Millán de la Cogolla, cuando el rey de Nájera-Pamplona, deseando acaparar en su Corte toda su importancia cultural y política de los monjes, intentó trasladar muchas de aquellas riquezas emilianenses a Nájera. El enfrentamiento entre el poder real y del poder eclesiástico fue de los de época. Imaginen cómo sería, que el abad, al hallarse impotente ante las amenazas recibidas le recriminó al rey su actitud con estas palabras: Señor, como hombre sois como nosotros, y como rey, por nosotros y para nosotros.
-Inteligente sentencia que podríamos aplicar hoy a los que nos gobiernan. Como aquello de: amo a España porque no me gusta.
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