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Obispo Williamson es uno de los cuatro obispos consagrados por Mons. Lefebvre con el fin, en sus palabras, de mantener viva la Tradición católica. Llamó la atención  de la sociedad secular por una entrevista de 2008 (para la televisión sueca, en el suelo alemán) en la que “negó parcialmente el holocausto” – según la acusación -, por lo que fue multado con 10.000€. Se puede decir que pasó bastante bien, porque historiadora alemana (de título “revisionista” para algunos medios) Ursula Haverbeck está actualmente en la cárcel por segunda vez en años recientes. A la edad de 92 años podría convertirse en la mujer encarcelada más longeva del mundo (el triste record lo ostentaba estadounidense Lucille Keppen, encarcelada por disparar a su vecino, por lo que fue hecha presa y finalmente liberada a los 93 años de edad). Semanas después de salir de la cárcel por ser “negacionista del holocausto”, fue enviada otra vez al mismo lugar a un año de condena por haber dado una entrevista en 2018 en la que afirmó que los judíos no fueron sistemáticamente asesinados en la segunda guerra mundial y que las cámaras de gas en Auschwitz representan una mentira políticamente motivada.

Analicemos un momento esta condena. Técnicamente lo fue por pronunciar unas palabras. Si se prohíben decir ciertas palabras, en el fondo lo que se quiere prohibir es pensar que las genera. Desde luego, „pensar en voz alta“. Y de paso, tampoco de voz baja. ¿Pero esto de qué sistema de pensamiento o convicción es propio? Eso es propio de una religión, matizando que hay una gran diferencia. La religión prohíbe a sus súbditos ejecutar ciertas acciones o pronunciar determinadas palabras en virtud de una verdad superior al hombre, de una verdad revelada. Pero esta verdad, que en la verdadera religión – puede haber una sola, porque no hay dos verdades ni veinte – se hace comunicar „desde arriba“ y en el nombre de Dios, es por un lado superior a la razón, y por el otro coherente con la misma porque la verdad no se puede contradecir. Si bien la fe es superior a la razón, no la va a contradecir.

En cambio, un sistema no religioso, como es un estado secular, no puede prohibir realizar acciones o proferir afirmaciones en contra de supuestos „dogmas civiles“. Porque no los puede tener. Debe ser permitido razonar y argumentar con respeto sobre cuestiones sociales, en concreto de los hechos que pertenecen a la historia como ciencia. Pero tantos estados actuales no lo permiten. Se comporta respecto a algunos planteamientos como si formasen parte de un sistema religioso. Precisamente sobre eso apunta obispo Williamson con estas palabras:

https://lbry.tv/onthereligionoftoday:0

«La nueva religión es muy seductora, es muy suave y dulce y pegajosa, y es fácil ir con ella y entonces pierdo la fe católica. Tienes una fe nueva y diferente, una fe alegre y feliz; donde todo el mundo es amable, donde todo el mundo es dulce, nadie tiene el pecado original, el único pecado que queda es el narcisismo. Esa es la nueva religión. Y X (no se entiende bien a quién se refiere) es el diablo, los seis millones son el Redentor, lo que significa que el pueblo judío es Dios. Esa es la religión de hoy, y eso es mortal, absolutamente mortal. No tiene nada que ver con la fe católica, salvo que es una hábil imitación de la fe católica. […] Eso es mortal. Pero pregúntense: ¿cuál es la verdadera religión de la gente de hoy? ¿Cuál es la verdadera religión que apesta hoy en día? ¿Puedo blasfemar mucho sobre Jesucristo? ¿Alguien se preocupa? No hay problema, blasfema todo lo que quieras. ¿Puedo blasfemar contra el Holocausto diciendo que no hubo cámaras de gas? ¡¡Horror, horror, horror!! ¡Culpen a los apestados! ¡Aquí hay un hereje! Ahí se ve cuál es la verdadera religión del gobierno de hoy, de la política de hoy y de las muchedumbres de hoy. Y eso no es la religión católica».

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Simplemente, no se puede imponer una determinada religión. Ni la que parece como tal.

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REDACCIÓN