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Entrevisto a Juan Antonio Flores, titulado por la Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto «Yad Vashem», en Jerusalén, Israel. También estudió en el Centro Sefarad Israel, sito en la Calle Mayor de Madrid y fue el coorganizador de las I Jornadas sobre Cultura Judía en la UCLM, campus de Ciudad Real, en 2014. 

Como marco del objeto de la entrevista, indico que el nacionalsocialismo tuvo sólo 6 años de poder (1933-39) y 25 de existencia (1920-45). Y sólo en Alemania, salvo excursiones imperialistas. Mientras que “su enemigo”, el pueblo judío, tenía milenios de existencia y poder sociopolítico en todo el Planeta y en el bando de los “aliados” durante la II Guerra Mundial. ¿Quién era David y quién Goliat , en este contexto? ¿Qué marco señalas tú para esta entrevista?

 

No creo en esa dicotomía que me planteas. El pueblo judío fue objeto de persecución desde periodos muy anteriores a Cristo. Ya en la época romana eran acusados de no estar en consonancia con la sociedad o con lo políticamente correcto. La persecución, por tanto, no se fundamenta en esa manida salmodia del deicidio de Cristo. Tras superar mil avatares en la Edad Media y esquivar las expulsiones que marcaron los inicios de la Edad Moderna , los judíos se plantaron a las puertas del siglo XX con una reciente expulsión de la Rusia zarista y la salida en masa hacia los Estados Unidos. Lamentablemente, el siglo XX fue una carrera de obstáculos. Ya antes de Alemania fueron perseguidos en países como Rumanía y el III Reich vino a confirmar toda una política de antisemitismo dirigido no hacia una élite económica y sus tentáculos, sino contra todo un pueblo. El marco, sin duda, es la Historia misma, ya que el Holocausto no es sino la industria de la muerte concebida como colofón a siglos de trágica cacería.

 

Acuño el término “Holocuento”, pues el aforismo: “hay tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas” puede aplicarse perfectamente a toda la información que, a día de hoy, tenemos sobre el llamado Holocausto. ¿Me equivoco?

 

Una muerte es una tragedia, pero mil son una estadística. Es inconcebible no entender la muerte a escala industrial de miles y miles de personas que fueron sacadas de sus hogares por su condición étnica. Igual ocurrió con los armenios al inicio del siglo XX o con la población ruandesa hace poco más de 25 años. Hay que insistir en el estudio del Holocausto, una empresa de la muerte a escala industrial que hizo borrar del mapa a 50.000 judíos de Salónica trasladados a los campos de exterminio o la purga de más de 400.000 judíos húngaros cuando apenas quedaba un año para vislumbrar la derrota definitiva de Alemania. Hay mucha información fiable acerca del Holocausto, información seria y contrastada y, sobre todo, decenas de comunidades en Europa que jamás volvieron a sus casas ni se supo nada de sus miembros. Un ejemplo es la comunidad sefardita de Ferrara. El silencio recorre hoy sus calles.

 

¿No es groseramente frívolo manejar cifras tan dispares , y disparatadas por lo tanto, que van desde los 12 a los 6 millones de personas exterminadas en el Holocuento?

 

Ha habido una guerra de cifras desde el inicio de este estudio. En aquella serie de Lanzmann de los años 70, llamada Shoah, se fue popularizando esta cuestión que, en los primeros años tras la guerra, fue tema tabú entre los propios judíos. Todo el mundo quería olvidar, y una nueva corriente apostó por el recuerdo y la memoria como medio para que aquella barbaridad no se volviera a repetir. En Europa manejamos una cifra de unos 11 millones de judíos en los inicios del III Reich. Los muertos en la guerra, bien por fusilamiento, cámara de gas, ahorcamiento, etc, se sitúa en torno a los 6 millones. Ha habido estudios muy serios que han contabilizado los efectivos de los cientos de comunidades judías a lo largo y ancho de Europa. ¿Algunos murieron por efecto directo de los bombardeos? Es muy posible. ¿Otros por represalias políticas? No lo dudo. Pero un buen puñado solo cometieron el delito de pertenecer a una etnia perseguida.

 

¿Víctimas mortales del Holocuento fue todo el orbe que no era nacionalsocialista, entre 1941-45? Porque vistas las cifras, donde tienen cabida 1.001 etnias –hasta alemanes y militares enemigos presos – eso es lo que parece. ¿Había tantos judíos en territorio “nazi”?

 

En primer lugar, claro que hubo víctimas de todas las etnias, pero la persecución del pueblo judío fue sistemática y concebida a escala industrial. Una verdadera empresa de la muerte, que no escatimó en gastos para transportar a miles y miles de individuos por toda Europa. ¿Por qué Anna Frank terminó con su familia en Bergen Belsen? ¿No pudieron asesinarlos en Holanda? El Reich teatralizó aquella tragedia hasta extremos inimaginables. Fue todo un ritual de muerte. Los territorios anexionados al Reich aportaron grandes cantidades de judíos. En Polonia, especialmente había judíos llegados de los pogromos rusos, o en Austria aquellos perseguidos por el pueblo rumano a inicios de siglo. El desplazamiento físico del pueblo judío desde 1883, en Rusia, fue imparable hasta las puertas del III Reich.

 

¿Hitler fue el peor estratega de la historia, al obcecarse en una guerra de exterminio contra el pueblo judío, para la que necesitó muchísimos hombres e infraestructuras, descuidando inexplicablemente todos sus frentes bélicos? ¿O los llamados “campos de exterminio” no fueron sino campos de concentración, como los que existen y existirán en todas las guerras?

 

Hitler invirtió muchos esfuerzos en una empresa que ya venía anunciando desde su época de político imberbe. El antisemitismo fue una filosofía que le funcionó. En parte, fue la causa de que llegara al poder. El pueblo germano estaba inmerso en esa ola de odio hacia aquellos que no representaban, en sentido estricto, el espíritu alemán si bien miles de judíos vivían asimilados entre la población germana ignorando incluso su condición racial, especialmente entre las capas más aburguesadas de la sociedad. No fueron pocos los convertidos al cristianismo desde finales del XIX y que no se libraron de la política racial nazi. La política de exterminio tuvo que contar con una ingente inversión de medios y de dinero: era una prioridad para el Reich. Era necesario crear un clima visible de que los judíos iban a ser extirpados de una vez por todas de la población aria y que jamás volverían a pisar suelo europeo. Muchos llegaban directamente a Auschwitz Birkenau sin pasar por los campos de trabajo. La teoría del requerimiento de la mano de obra se cae por su propio peso. Miles de ancianos y niños recorrieron cientos de kilómetros -siguiendo el ritual de la muerte, cuan Abrahán llevando a Isaac al monte Moria- para acabar en Treblinka, Sobibor o Birkenau sin que los nazis tuvieran la más mínima intención de ponerles a trabajar. Hubiera sido más fácil exterminarlos en sus puntos de origen, pero todo formaba parte de una tragedia que había que representar a los ojos de Europa. Todo el sistema ferroviario puesto a las órdenes de Eichmann está más que documentado. Hasta él mismo admitió en su juicio que «solo obedecía órdenes».

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Los medios de comunicación y entretenimiento, actuales, están abrumadoramente –de manera casi omnímoda – dominados por los judíos. ¿Esto influye, de alguna manera, en la concepción del Holocausto? (risas).

 

Es un hecho que la industria cinematográfica judía ha avivado el interés por el Holocausto. Para ciertos productores y directores de cine es una suculenta industria ya que siempre ha sido un tema con cierto atractivo para el gran público. 

 

Hay un documental que, literalmente, aplasta al Holocausto (lo enlazo al final de la entrevista) con datos irrefutables, donde demuestra que el complejo Auschwitz no incluyó esos campo de exterminio tan cacareados por la verdad oficial. Se centra en el crematorio II (y cámara de gas), el mayor de todos, dentro del complejo Auschwitz Birkenau. ¿Cómo sales de este jaque?

 

Los datos irrefutables en este y otros tantos temas no existen. Lo que sí hay son versiones basadas en medias verdades, lo que a vista de algunos críticos, puede suponer una mentira. Hay testimonios sobrados en los que se puede comprobar cómo una ingente cantidad de personas llegaban a aquel campo de Birkenau para ser conducidos directos a la muerte. El tifus fue el otro gran enemigo de los presos. Por eso sabemos que Anna Frank no fue gaseada sino que, junto a su hermana, murió de tifus. Con la fama que alcanzó podría haber sido más cinematográfico decir que falleció en la cámara de gas, pero hay historiadores serios que apuestan por la verdad. Sin duda, hay muchas aristas en una cuestión que se mueve entre muchos claroscuros y un aluvión de cifras. Estas quizá no son lo más importante sino toda aquella maquinaria concebida para el exterminio. Y no solo hay que centrarse en el famoso crematorio II de Birkenau. Tenemos también los fusilamientos en masa entre el 29 y 30 de septiembre de 1941 en Babi Yar, Ucrania, en la que murieron más de 30.000 judíos por parte de las tropas alemanas que iban limpiando de judíos las ciudades y aldeas de los territorios conquistados. Eso está documentado. La industria propagandística alemana llegó a filmar ejecuciones en directo.

 

A día de hoy el Holocuento tiene una propaganda abrumadora y una infraestructura económica impresionante. ¿El interés económico puede con todo y lo explica todo? ¿Da igual la verdad o mentira de algo, siempre que resulta rentable?

 

Admito que el Holocausto ha sido amamantado por la industria del cine. Tal vez la imagen que se transmite es que se está haciendo un gran negocio de una gran tragedia o de lo que algunos consideran una mentira. Realmente, hay productores de cine que ven un filón en este tema y un éxito de taquilla seguro. Son miles y miles los libros que se han publicado con beneficios más que generosos. La cuestión de la rentabilidad hay que aplicárselo a aquellos que han obtenido réditos económicos con esta historia; eso no significa que lo que se narre sea mentira, sino que algunos han visto en la tragedia una oportunidad para enriquecerse. Algunos sacan tajada de cualquier cosa.

 

La película del multimillonario judío, Steven Spielberg, “La lista de Schindler” está basada en la NOVELA DE FICCIÓN “El arca de Schindler”, por lo cual lo que cuenta no fue real y, además, utiliza una narrativa visual basada en la ultraviolencia y el sexo explícito. ¿Por qué se hacen estos engendros propagandísticos, a estas alturas del cuento, del Holocuento en este caso? ¿No es tirar piedras contra el propio tejado, de tan evidente que resulta la manipulación de la historia?

 

Órkar Schindler fue realmente un industrial alemán, de origen checo, que se benefició de la mano de obra judía y que apostó por salvar vidas al final de la guerra. ¿Humanidad? ¿Interés? ¿Miedo a ser represaliado tras la guerra? Dejemos los interrogantes sin respuestas. La historia retrata cómo pudo haber sido el inicio de la persecución, el desalojo de los guettos, el sistema de transportes y la vida en los campos de concentración. No cuestiona al pueblo alemán, sino que se sirve de determinados personajes para retratar una situación concreta, sin criminalizar a los «germanos» sino poniendo en el punto de mira a aquellos que colaboraron para que el exterminio se llevara a cabo, comenzando por los propios judíos que colaboraron con los nazis en la represión contra sus hermanos. La Lista de Schindler es una buena propaganda contra el Holocausto si se mira así; visto de otra forma es una manera de hacer explícito un hecho para la gran masa que tan solo tiene nociones muy superficiales de aquella realidad. La imagen siempre conquista mejor las conciencias.

 

El Franquismo salvó a más judíos que Schinder. ¿Por qué nadie ha hecho una película ni tan siquiera mención sobre el asunto? Y los que han dicho es para criticar el “filosefardismo” franquista. ¿Acaso los sefardíes sí merecían morir gaseados, según se deduce del discurso antifranquista?

 

El discurso franquista fue antisionista, aunque realmente se hacía referencia a una supuesta «conspiración judeomasónica» como si ambos fuesen la misma cosa. Es fruto de la falta de conocimientos en este tema o del temor a lo desconocido. Respecto a este asunto, he de decir que la Dictadura de Primo de Rivera otorgó la nacionalidad a los sefardíes dispersos por Europa desde 1924. Se puede decir que entre los ministros de D. Miguel había verdaderos filosefardíes, comenzando por Pulido. La II República, en cambio, no mostró ninguna simpatía por el asunto, y en época franquista se salvó a miles de judíos perseguidos a través de las fronteras con Francia y Portugal. Muchos de ellos terminaron en España y otros muchos más pasaron a América por intercesión del gobierno de Franco. Fue un verdadero acto de humanidad. En la memoria han quedado los más de 5.000 judíos húngaros que Ángel Sanz Briz, funcionario franquista, salvó de las garras del Reich, en 1944, emitiendo salvoconductos colectivos e identidades falsas, en pleno avance de las tropas rusas hacia Budapest,.. ¡Cinco veces más que los salvados por Schindler! Tal vez merezca una superproducción hollywoodiense.

 

Hay un chiste, tan bueno como famoso, inventado por el pastor luterano Martin Niemöller que dice:

«Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,

porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío.

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Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.»

Según este chiste, los protestantes, socialistas (y por ende, comunistas), sindicalistas y judíos son seres de luz. Y, pese a todo, desde 1945, ya sin “nazis” salvo en fotos, el mundo va peor que nunca. ¿Esta realidad le quita gracia a este gran chiste?

 

La realidad de la guerra supera los límites del III Reich. El mundo no está para chistes. Los conflictos continúan, las persecuciones, las razzias, los exterminios,… Forma parte de la historia de la Humanidad, un camino jalonado de intereses estratégicos y económicos en el que no solamente se ve la mano del judío sino la encarnación de las ambiciones humanas desmedidas.

 

Para quién no pille el chiste del luterano este, se hizo la oscarizada película “La vida es bella”. ¿Van a seguir haciendo chistes sin parar hasta que ya pierda la gracia el asunto?

 

Esta película trató de dulcificar la tragedia del Holocausto. Es una fábula de lo que puede ser la entrega de un padre por su hijo. El escenario es el Holocausto y, sin duda, levantó muchas simpatías a favor del pueblo judío. Pero, de cualquier modo, qué poco han dejado ver los judíos italianos su propia tragedia, cuando fueron decenas las comunidades judías exterminadas y borradas de la faz de la tierra. Los judíos italianos son muy latinos. Estuvieron muy bien integrados en la sociedad de la época y el régimen fascista se resistió a llevar, en principio, una política de persecución sistemática hacia ellos. Hasta que los nazis tomaron cartas en el asunto…

 

¿El Holocuento es la sal en la herida de los palestinos?

 

Sin duda ha colaborado en la justificación del estado de Israel, un proyecto iniciado por pioneros en el siglo XIX y avivado por el sentimiento nacionalista hebreo, lo que se ha dado en llamar sionismo, y que no es otra cosa que una proyección de los nacionalismos decimonónicos. Los palestinos sufrieron la Naqba, o destrucción, en 1949. Muchos tuvieron que dejar sus hogares, sus ciudades, que fueron reconvertidas en entidades sionistas. El Holocausto es la tarjeta de presentación de algunos que quieren justificar todas las acciones del estado hebreo, y eso es una inmoralidad. La Holocausto no puede justificar acciones que no tienen nada que ver con aquella tragedia, ni mucho menos la política expansionista de los últimos gobiernos israelíes. Sin duda, es una sal que escuece.

 

¿La Guerra Fría es la mayor verificadora del Holocuento? (aclaro para los legos en historia: la URSS fue aliada de Alemania hasta 1941, y rompieron por la infidelidad alemana de la “operación Barbarroja”. USA no intervino hasta que le interesó, económicamente, en 1942. Pero al poco del fin de la II Guerra Mundial, el mundo se dividió entre yanquis y rusos, enemigos acojonantes que antes fueron tan amigos…).

 

En la Guerra Fría se forjó el estudio del Holocausto. El mundo que vino después no fue mucho mejor en algunas latitudes. La Guerra de Corea, Vietnam, conflictos en el continente africano, Afganistán, Irak,… y un largo etcétera. Los conflictos han jalonado la historia de la Humanidad y han sido especialmente letales en el pasado siglo. Es una pena que la humanidad no se haya replanteado que tanta muerte no sirve sino para enriquecer a un puñado de desalmados y para borrar del mapa a otros muchos puñados de desarmados. En la Guerra Fría se gestó el relato del Holocausto. Hay que aclarar que la tragedia judía se fue tejiendo con miles de testimonios de los supervivientes, de los testigos,… por las investigaciones de cientos de historiadores. Pero al final surgió un relato, una historia oficial, sacrosanta, intocable. Creo que los historiadores con mayúsculas deben seguir investigando para conseguir algo más que una historia cortada y pegada con demasiados tópicos y que ha sido trasladada al interesado con un rigor histórico relativo por parte de un sector de la parroquia.

 

En 1948 se creó el Estado de Israel. ¿Te imaginas a Hitler, desde el más allá, diciendo: “¡coño!, sí había más”?

 

Hitler fue consciente de que había más. Adolf Eichmann fue un tipo muy interesado en la cultura judía. Incluso aprendió algo de hebreo que poco le sirvió para esquivar la soga hace ya sesenta años en Jerusalén. De hecho, el propósito de algunos mandatarios nazis, en principio, fue el de reasentar a la población judía fuera de los márgenes de Europa, fundamentalmente en el continente africano. Eichmann viajó en alguna ocasión a Palestina. Él era consciente de la comunidad (Yishuv) que se estaba gestando desde el siglo XIX y que había aspiraciones nacionalistas. La declaración Balfour ya en 1917 daba el visto bueno a la creación de un futuro estado judío. Claro que este político británico jugó a dos bandas, contentando a palestinos árabes y judíos.

 

¿Qué negar el Holocausto sea delito, en medio mundo, es la prueba de que es un Holocuento? ¿Castigar la libertad de expresión no era cosa de “nazis»?

 

En muchos países está penalizado cualquier acto negacionista; desde luego que social y mediáticamente estas manifestaciones de negacionismo están muy perseguidas. Los judíos dan mucha importancia a la memoria y cualquier acto contra ella es considerado un ultraje. La libertad de expresión ha de ejercerse, en todo caso, con respeto a la verdad, al rigor histórico,… Existen muchas publicaciones sensacionalistas que tienen poco de estas dos características ya que lanzan soflamas o realizan críticas con poco fundamento científico. Quien quiera negar que se inicie primero en la investigación histórica. Hay mucho material, de hecho no todo está analizado (cartas, testimonios, grabaciones cinematográficas, fotografías, archivos, expedientes nazis, aportaciones de los soldados que liberaron los campos,…). Ya en 1942 se sospechaba que Himmler había ingeniado toda una organización dedicada a sembrar de muerte a cualquier disidencia en Europa y especialmente se cebó con aquellos a los que más detestaba el régimen nazi: los judíos. No fue un pueblo perseguido más. Las leyes de Nuremberg de 1935 fueron muy explícitas: iban orientadas a desnudar de cualquier atisbo de humanidad a la raza hebrea en su totalidad.

 

Gracias por concederme esta entrevista. En futuros encuentros abordaremos otros temas sobre el pueblo judío. Un placer.

 

Documental que desmonta el mito de los campos de exterminio en Auschwitz Birkenau:

https://ia803103.us.archive.org/23/items/industriadelentretenimientoeingenieriasocial_201910/Auschwitz%20-%20La%20gran%20Mentira.mp4

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REDACCIÓN