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LA MOLA, IMPRESIONANTE FORTALEZA.

Hemos descrito, muy someramente, los hechos sucedidos en la Isla de Menorca, pero el lugar de más importante de la represión de los soviet en agosto de 1936 es una península, que en la bocana del puerto y por su «situación Geográfica» es el punto más oriental de España y lo más oriental de ella: Punta Espero; Primer lugar desde el que el sol naciente nos avisa de su presencia.

Aunque el motivo de este artículo no es hacer turismo, si es conveniente describir los lugares donde sucedieron los hechos, pues algún día podremos visitarlos y ver lo que la ignominia hizo y, ahora, oculta tras la incultura del pueblo y un paseo turístico que blanquea aquellos lugares.

En esa ruta turística de la Isla figura la fortaleza de «La Mola«, impresionante castillo ordenado edificar por la reina Isabel II. Desde el comienzo de la visita muchos recuerdos en el camino, nada más cruzar el puentecillo que le da acceso, la presencia de un pequeño monolito con una cruz sobre éste. Una pregunta al guía, ¿qué recuerda aquel pequeño monumento?, su respuesta es una evasiva. Otro visitante, natural de la Isla, me comenta: en ese lugar fueron fusilados once militares y un número desconocido de religiosos.

 

Continuamos nuestra visita, una vez recibidas algunas instrucciones de nuestro guía en la que es la puerta principal de la fortaleza interior, comenzando con la típica sala de interpretación histórica, en la que por supuesto se ignoran los asesinatos allí perpetrados, y después iniciaremos nuestro recorrido. Justo tras franquear la puerta principal una pequeña placa recuerda, sin más, a los asesinados en Agosto de 1936, ninguna explicación, ningún interés de nuestro guía por el tema. Visitamos la impresionante fortaleza, un catálogo al aire libre de la mejor arquitectura militar del siglo XIX.

Una vez terminada la visita del castillo nos dirigimos, dentro de la propia «Mola«, a visitar las piezas de artillería del 38,1 cm, las más grandes con las que nunca ha contado el Ejército para la defensa de costa y que mantuvieron fuera de la Guerra Civil a esta Isla. Estos cañones, con un alcance de más de 40 kilómetros, son capaces de colocar un proyectil de cerca de 1.000 kilogramos de peso en un barco o navío en movimiento, enviándolo al fondo del mar, tan sólo por la violencia del golpe, sin necesidad de la posterior deflagración que sigue al impacto, y que aumenta la potencia del mismo.

UNA «PENITA» DE PENAL

Por el camino bordeamos a nuestra derecha un conjunto de edificios de planta baja rodeados de una pared de su misma altura, me comenta nuestro viejo y lugareño acompañante, que se trata de «la penita» que en su momento hizo de penal y reclusión por escasos días para los detenidos el dieciocho de julio de 1936, y que fue en su patio donde se acribilló a balazos con ametralladoras y fuego de fusilería a los cerca de 148 oficiales de la guarnición allí detenidos. Nuestro guía continúa inmerso en las loas a la conservación ecológica que «la Mola» tiene, por estar preservada del mundanal ruido, a excepción de las visitas guiadas que tiene, así como que no toda la fortaleza se enseña, para preservarla; Lógicamente preservarla de indiscretas miradas y aún más indiscretas preguntas.

 

«La Penita«, nombre diminutivo respecto al principal edificio que teóricamente era el más riguroso penal militar de España, aunque curiosamente ese edificio no éste ni siquiera rodeado de un muro, pues como luego me explicaran algunos conocidos militares e historiadores, el muro del penal era la Isla, su absoluta soledad e incomunicabilidad hasta la llegada del turismo de masas. «La Penita» son tres edificios bajos, similares a almacenes y compartimentados por dentro con habitaciones, aseos y cocinas, que actualmente están en estado ruinoso, igual que los dos patios, que se encuentran cubiertos de maleza y basura. En un rincón, rota y boca a bajo se encuentra una placa que recuerda a los asesinados en Agosto de 1936.

Lugar de la placa arrancada

La ayuda de nuestro compañero de visita es fundamental, pues mientras el guía nos lleva a visitar los famosos cañones de costa y luego a la cafetería del lugar, nosotros nos desplazamos por la zona que, aunque carece de vallas o carteles que prohíban el paso, no es enseñada habitualmente al público. Llegamos frente a «Punta Espero«, el trozo de tierra más oriental de España y allí en lo alto del acantilado una pequeña cruz remata el pequeño mausoleo que recuerda a la esposa del Segundo Jefe de la Base Naval, que primero violada, luego fusilada y rematada lanzada al vacío desde lo alto del farallón, cayendo sobre las rocas que bordean el agua y, permaneciendo mal herida allí, hasta que falleció algún tiempo después, en aquel luctuoso mes de Agosto.

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LA MEMORIA LITERARIA.

La ciudad de Mahón es famosa por su arraigada cultura, la proporción de librerías y del número de habitantes es de las más positivas, culturalmente hablando, de España y en ellas se cuida en especial la propia cultura e historia menorquina. Sin embargo, al visitarlas y pedir en ellas libros de la todavía reciente, desde el punto de vista histórico, Guerra Civil, nos encontramos con un profundo silencio y vacío literario en determinados temas, por ejemplo el de «La Mola» del tres de Agosto de 1936 y curiosamente sólo con referencias exculpatorias y pasando de puntillas sobre ellas. Aunque hace tiempo, sí las hubiese de otro cariz, pero pertenecen a obras que ya no están a la venta.

Dos obras relativamente nuevas, final de los años noventa, y de autores que reconocen haber militado en el frente popular, es lo único que hemos encontrado, y nos vemos forzados a escoger para conocer la historia de esos días de 1936. En primer lugar y hace unos años (1994), Deseado Mercadal cuenta lo sucedido en su «Relato histórico de un testigo«, que es su propia vivencia como máximo dirigente de la UGT de la Isla. La obra se centra en dividir a los fieles a la República (socialistas y de la UGT) entre aquellos que como él mismo trataban de ser «garantes de la ley y el orden» y otros elementos (comunistas y anarquistas) como el brigada de filiación comunista Pedro Marques, responsable de parar en seco la actuación de los oficiales del Ejército y la Marina el 18 de Julio, que ocupó  el cargo de comandante militar de la Isla durante los primeros meses de la Guerra Civil.

 

Mercadal utiliza lo que él describe como: …»la excesiva afición a la bebida y el carácter impetuoso»… del militar comunista como atenuantes de…»su nefasto mando«… en el tiempo que ejerció la máxima autoridad militar de la Isla, y que llevaron a situaciones …»injustificables y denigrantes«… como la de la «violación«, según el Sr. Mercadal nunca probada, y que tan solo fueron …»insinuaciones o propuestas«… de actos sexuales a las monjas de clausura de Ciudadela, o el …»accidental«… incendio que redujo a escombros la obra de la catedral de la misma ciudad, y que indudablemente tenían que ver con la atenuante de embriaguez del principal dirigente militar de la República en Menorca.

 

El mismo autor nos retrata los hechos de «La Mola«, dándonos la exhaustiva relación de …»los fallecidos«… por la acción de algunos cabos y soldados de infantería y artillería., que simplemente quisieron cobrar el injusto trato que con anterioridad los oficiales habían tenido con ellos»…, …»Los horripilantes asesinatos de «La Mola» de los días 2 y el 3 de Agosto«… comenzaron la noche del dos de Agosto cuando once generales, jefes y oficiales fueron llevados a los «Freus«, en la zona de entrada de la península donde se asienta el castillo, allí vimos al principio la pequeña cruz recordatoria, y en aquel lugar fueron fusilados militares y religiosos, para repetir la acción, casi veinticuatro horas después, en el propio establecimiento de reclusión. …»Cuando los detenidos paseaban sobre las 20 horas por el patio, irrumpieron en él mismo varios sargentos, cabos y soldados que con fusiles, ametralladoras y finalmente pistolas, y con intensidad salvaje ametrallaron a mansalva«…

 

Continúa el Sr. Mercadal con el relato, de que los pocos supervivientes se refugiaron en el interior de los pabellones para hasta allí ser perseguidos y rematados. Algunos de los militares ametrallados quedaron protegidos por los cuerpos de los que más cerca estaban de los atacantes y salvaron la vida en primera instancia, para después ser perseguidos, dice el, estupendamente informado, Sr. Mercadal …»hubo tiroteo casi incesante hasta aproximadamente las tres de la madrugada«… Finalmente, y a las seis de la mañana en que capturaron a los catorce que habían logrado escapar de la primera masacre, y cuando iban a ser fusilados, llegaron un grupo de guardias de asalto que se hicieron cargo de los supervivientes, impidiendo su fusilamiento.

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Como se verá por el interesante libro del Sr. Mercadal, los «incontrolados» estuvieron incontrolados y dirigidos por suboficiales, también «incontrolados» durante más de 36 horas en un establecimiento oficial, que dista, tan sólo, cuatro kilómetros del gobierno civil o del militar. Ciertamente, un auténtico caso de imposibilidad para contener a los «incontrolados«. Que además duró algunos meses más, hasta que desde Madrid, hartos de conocer …»hechos de incontrolados«… finiquitaron la actuación de los aficionados al alcohol.

LA MEMORIA MÁS RECIENTE.

En segundo lugar, conseguimos un interesante volumen del último autor sobre estos asuntos de la memoria histórica, Antoni Pons, que escribió un interesante libro, «Victimes del Silenci«, teóricamente en lengua autónoma (¡Menorquín ó Catalán?) una cosa es lo que se dice y otra la imposición del catalán y desaparición del habla propia de la Isla; Y que ha sido financiado por el Consell Insular de Menorca y otras Instituciones afines, que va ya más cerca de la actual recuperación de la memoria histórica. El Sr. Pons realiza un libro en dos partes, una primera donde relata la situación en la Isla, antes, durante y después de la Guerra, siempre desde la …»indudable imparcialidad«… de un militante comunista y dedica la segunda parte a realizar un fichero de biografías de los fieles republicanos represaliados por los fascistas.

 

Uno a uno, 385 nombres y vidas reducidas a quince o veinte líneas y en algunos casos con alguna fotografía. En todas las biografías, muy importante, la filiación familiar, cuántos huérfanos, cuántas viudas y cuántos hogares destruidos por la represalia franquista. Respecto a por qué fueron fusilados, desterrados y encarcelados; nada o escasamente un par de líneas.

Un ejemplo es Pedro Marqués, el brigada «impetuoso y aficionado a la bebida y algo incontrolado«, que nos describe el Sr. Mercadal, y probó Gobernador Militar de la Isla durante …//…»el cobro por parte de los agraviados ciudadanos a los fascistoides militarede sus anteriores injusticias«…//…, y que se resume en 16 líneas por el Sr. Pons; si quitamos lo que no tiene nada que ver con sus andanzas en los otros 37 años de su vida nos quedaría en: Que estaba casado, tenía cuatro hijos, y que dirigió a los suboficiales y soldados que tomaron los cuarteles, la Comandancia de Mahón y rindió a los oficiales presentes. Que luego fue Comandante Militar de la Isla y que durante su mando, textual … «Despré de diversos fets luctuosos, realizats per ell o pels seus ajudants més pròxims»… Fue juzgado por los enviados desde Valencia por el Gobierno de la República y como castigo fue enviado al frente de guerra en la Península. Al finalizar la Guerra fue capturado en Albacete, siendo juzgado en Menorca y fusilado en las canteras existentes frente a «la Penita», el seis de noviembre de 1939 por un piquete de los fascistas, concretamente de guardias civiles voluntarios.

 

¡Caramba con los diversos hechos luctuosos, una catedral quemada, unos cientos de muertos, y alguna menudencia más (violaciones, robos, saqueos, etc….). Realmente es muy interesante el recobrar la memoria histórica. Piénsenlo, porque incluso estos libros dan ciertas pistas que no interesan y serán también quemados en la hoguera pública de la memoria histórica.

 

Autor

REDACCIÓN