26/11/2024 03:15
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Estoy revisando la biografía de este hombre que contra todo pronóstico se hizo camino ante adversarios más fuertes y poderosos que el y llegó a ser emperador.  Siempre llama la atención su adaptación a las circunstancias, muchas de ellas totalmente en contra suya, y su capacidad para cumplir sus objetivos con la astucia de una serpiente. No es una figura que enamore por su frialdad y no está en la liga de los Ciro, César o Alejandro, pero si es interesante como a pesar de su apariencia frágil se sobrepuso a enemigos mucho más fuertes y avezados que él.
 
Tenía 18 años cuando sucedió el asesinato de César. Este le había hecho su heredero y se disponía a adoptarlo. Su madre le rogó que rechazase esa herencia y que se retirase a la vida privada. En cambio este muchacho no solo aceptó la herencia sino el nombre de su tío también y se hacía llamar así mismo César. Ayudado por sus amigos, que talento tuvo siempre Octavio para escoger sus colaboradores, se dispuso a vengar la muerte del divino Julio y a consolidar la obra política de este.
 
Pero ay, el poder efectivo en esos momentos, es decir el mando de las legiones, lo tenía Marco Antonio. Y no estaba dispuesto a dejárselo arrebatar. También tenían legiones bajo su mando el tal Lépido y los asesinos de Cesar, Décimo, Bruto y Casio. Y se había hecho fuerte en Sicilia Sexto Pompeyo con varias legiones bajo su mando y una flota pirata que amenazaba con cortar el suministro de cereal a Roma.
 
Así, sin un duro, pues Antonio se negaba a ejecutar el testamento de César, sin un solo soldado a su disposición y con solo con el nombre de César como legado y bagaje, fue reptando en las procelosas aguas de la política romana y aliándose primero con unos y luego con otros, fue dejando atrás adversarios y enemigos entre los que se encontraban además Cicerón y los senadores más conservadores. 
 
Aliado con los conservadores evitó que Antonio se hiciese el amo absoluto de Roma. Luego, aliado con Antonio y Lépido se deshizo de los asesinos de César. Más tarde logró vencer a Sexto Pompeyo y consiguió que las legiones de este y las de Lépido se pasasen a su bando. Y finalmente se deshizo de esa fuerza de la naturaleza que era Antonio en la batalla naval de Actium. Hombres rudos y peligrosos habían quedado atrás para que por fin se cumpliera su destino de reorganizar el Imperio Romano. 
 
Ahí queda su obra para que la juzguen los especialistas. Convirtió una Roma de ladrillo en una Roma de mármol y su Imperio sobrevivió cuatro siglos y pico a las invasiones de los bárbaros en su parte Occidental y catorce en su parte Oriental. 
 
Su talento para sobrevivir, sus dotes de organización y su capacidad para escoger ayudantes son las grandes cualidades de este genio, frío como un témpano, astuto como un zorro,  pero que no pudo o no supo ampliar las fronteras del Imperio, limitándose a conservarlo. Por ello no tiene ese atractivo que tienen los grandes conquistadores a los que todos los generales quisieran imitar.
 
Pero hay que reconocer su fé en si mismo y la fuerza de su voluntad cuando todas las apuestas estaban en su contra.
 
Gobernó como un emperador sin suprimir el senado. No quiso cargarse esa tradición y Senado y Emperador convivieron durante toda la era imperial. Pero el mando de las legiones fue suyo y por ende el verdadero poder. Quiso ampliar el imperio en Germania trasladando la frontera del Rhin al Elba pero allí sufrió una gran derrota y tres legiones fueron exterminadas en la Selva Negra por los germanos. 
 
Ya vueltos a nuestros días, hemos observado como dos hombres, Napoleón y Hitler, han intentado adueñarse de Europa por la fuerza. Y fracasaron. ¿Surgirá algún día un Octavio práctico y calculador que consiga hacerse con el poder en la Unión Europea? ¿Un Octavio que esquive las acechanzas de los poderosos y reorganice Europa con el fin de protegernos de los bárbaros y promover la justicia social?
 
Pues seguramente. La actual decadencia tendrá que será detenida de algún modo y la actual invasión mahometana. 
 
Mientras estos hechos llegan tendremos que irnos preparando los europeos para la batalla contra las hordas invasoras y evitar el exterminio de la raza blanca.
 
Pero ahora mismo nos encontramos sin líderes que provoquen entusiasmo por una Europa más grande y más justa. Supongo que Dios proveerá y a alguien enviará que sea capaz de reorganizar todo este tinglado y de acabar con la actual decadencia. Y así sentarse en pie de igualdad ante los Biden, los Putin y los Xi Pin. Y reorganizar el mundo de otra manera.
 
Pero esto es ya ciencia ficción. Volvamos a la realidad de nuestra España que cae en barrena y vamos a ir acabando el artículo. A ver si a la par que crecen los trigos puedo ir organizando con algo más de rapidez FE-JONS Zamora y tenemos un acto en la capital de la provincia lleno de camisas azules dispuestos a todo por el resurgir de España. Y a ver si los líderes de los partidos  patriotas escuchan mis llamadas por la creación de un Frente Nacional y nos podemos ir poniendo manos a la obra. Son tareas arduas pero necesarias pues los nubarrones que se otean en el horizonte son bastante negros y oscuros. 

Autor

REDACCIÓN