09/05/2024 15:28
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Álvaro Ortega se inició en la causa provida con tan sólo 14 años en Jaén, su tierra natal. A los 15 años se convirtió en el presidente provincial más joven de una asociación provida en Jaén. También fue jefe de prensa de la Asociación Voces Contra el Terrorismo que compaginó con la causa provida. A los 18 años se trasladó a Madrid a estudiar Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y ese mismo año co-fundó la Fundación +Vida de la que es Presidente. También es Director General de la Clínica FERTILITAS, miembro de la Junta Directiva del Foro de la Familia, del Comité Organizador de la Marcha por la Vida, de NEOS Jóvenes, del Comité Español de One of Us y Secretario-Patrono de la Fundación 100×1.

¿Cómo nace la Fundación +Vida y con qué finalidad?

La Fundación +Vida nace en 2013 coincidiendo con el anteproyecto de Ley de “Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada” que anunció el entonces Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y que, desgraciadamente, nunca llegó a ver la luz. Un grupo de jóvenes decidimos que era el momento de sumar la voz de los jóvenes a la causa de la defensa de la vida como herederos de nuestra sociedad; para luchar por un mundo mejor donde se respete y se defienda el principal derecho de todo ser humano: el derecho a la vida.

Los inicios fueron difíciles porque carecíamos de recursos económicos y pocos creían que unos chavales de 18 años iban a perseverar en esta causa. Pero hoy podemos estar orgullosos de cumplir 11 años al pie del cañón.

¿Cuáles son las principales campañas que habéis hecho en todos estos años?

Las iniciativas de mayor impacto de la fundación han sido, entre otras: las campañas “Ser Madre es la Leche” (recogida de leche maternizada para madres sin recursos), “Ser papás es un regalo” (recogida de juguetes para niños salvados del aborto en Navidad), el I Congreso Internacional “Pedimos la Palabra” donde conseguimos congregar a más de 500 jóvenes en Madrid, las conferencias que hemos organizado en la Universidad Complutense, donde en 3 años consecutivos hemos llenado el Aula Magna de jóvenes; y la iniciativa “La Voz del Corazón”, que consistió en colocar un detector fetal en la tripa de mujeres embarazadas para escuchar el latido de sus bebés en la puerta del Congreso de los Diputados cuando se estaba debatiendo si prohibir escuchar el latido fetal antes de abortar.

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¿Qué actividades habituales hacéis durante el año?

Las líneas de actuación de Fundación +Vida se centran fundamentalmente en la formación de los jóvenes, a través de charlas en colegios, universidades, jornadas formativas…; concienciación de la sociedad, mediante campañas solidarias a beneficio de mujeres embarazadas con escasos recursos como “Ser Madre es la Leche” (recogida de leche maternizada) o “Ser papás es un regalo” (recogida de juguetes en Navidad y productos de maternidad); y el activismo de los jóvenes en las Marchas por la Vida como la que tenemos el próximo 10 de marzo a las 12h en Madrid.

¿Por qué es importante aunar la labor de todas las asociaciones que defienden la vida?

Nosotros hemos tenido claro desde los inicios de +Vida que, como jóvenes, veníamos al movimiento provida a sumar y aunar esfuerzos para revertir el aborto en España y conseguir una protección efectiva del derecho a la vida humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Es por ello que nuestras campañas solidarias siempre son a beneficio de las mujeres atendidas por las principales asociaciones provida asistenciales. Tenemos una magnífica relación con todas las demás organizaciones y juntos nos ayudamos y complementamos.

¿Cómo se puede pertenecer a la asociación y colaborar con vosotros?

Cualquier persona, con independencia de su edad, puede colaborar con Fundación +Vida. Los jóvenes pueden unirse como voluntarios y ayudar en el desarrollo de las actividades que llevamos a cabo durante el año. Los adultos pueden aportarnos su conocimiento que tan valiosa nos resulta a los jóvenes y recursos económicos para llevar a cabo nuestra labor. Y nuestros mayores su experiencia y recursos. Invito a todos los lectores a ayudarnos en nuestra página web www.masvida.eu

¿Cuáles es vuestra función este año en la Marcha por la Vida que se celebra el próximo 10 de marzo?

Más de 500 asociaciones provida convocamos a todos los españoles el próximo 10 de marzo, alas 12:00 horas, desde C/ Serrano esquina Goya hasta Plaza de Cibeles para asistir a la gran Marcha por la Vida. Unidos bajo el lema “Sí a la Vida” y con el color verde llenaremos las calles de Madrid para celebrar el Día Internacional de la Vida.

La función de Fundación +Vida en estas marchas es la de coordinación de los voluntarios de organización y la movilización de los jóvenes. Hoy más que nunca los jóvenes deben defender la vida.

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¿Cómo es la previsión de participación?

Este año esperamos que la asistencia sea aún más numerosa que el año pasado por el gran hartazgo social que hay actualmente en la sociedad. Se han sucedido varias iniciativas legislativas en contra de la vida, como la Ley de Eutanasia, la reforma de la Ley del Aborto o la petición de penas de cárcel para aquellos que ofrezcan ayuda a las mujeres en las puertas de los centros de aborto; que han indignado a muchos españoles.

¿Por qué es importante que se siga consolidando esta marcha año tras año?

Es importante celebrar el Día Internacional de la Vida (25 de marzo) y ser la voz de los que no tienen voz. Del ser humano más inocente e indefenso de nuestra sociedad: el concebido. Y apoyar a la mujer en una de las situaciones más vulnerables: un embarazo imprevisto. La sociedad tenemos que apoyar a ambos y recordarles que no están solos: España está con ellos.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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La Vida es Jesucristo Nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida. Es el Espíritu Santo Paráclito, Señor y Dador de Vida, y es Dios Padre Creador de toda criatura y viviente. Y la defensa de la Vida es la defensa de Dios y de sus criaturas, la defensa del Verbo Encarnado. La defensa de la vida del no nacido es totalmente conforme a Cristo y es un deber, no solo a las puertas del abortorio, sino en todo lugar (incluidos centros educativos), disuadiendo a las personas que perpetren o pretendan perpetrar tal abominable crimen contra el más inocente.

Pero el problema del aborto no es ni la ayuda material a las madres (nuestras abuelas, siendo mucho más modestas y con muchísimos menos medios, dieron a luz muchos más hijos. Y los hijos traían felicidad a los hogares, porque eso es lo sano, lo natural, lo normal, lo que Dios quiere para todos), ni tratar de atajar el problema a las puertas del matadero abortista (con propaganda política por medio), pues al demonio y sus vástagos, los políticos, sean del signo que sean, no se les puede pedir hacer el bien y ninguna otra cosa que la mentira y la hipocresía (fíjense en Macrón, cómo ese anticristo y sus millones de votantes han introducido recientemente el aborto en la constitución francesa como primicia a lo que intentarán hacer en todo el mundo mientras Dios no nos libre de ellos).
La solución no es política, ni de acudir a rogar a los parlamentos o a los políticos que es como rogarle al demonio que no haga el mal. La solución pasa por hacer ver, especialmente a los jóvenes, el valor inconmensurable que tiene la santa castidad, para sus vidas, para su futura felicidad, para su futura familia (para su futura esposa o marido, hijos, etc., que es lo que más vale para todo hombre o mujer mínimamente sano mental, física y espiritualmente, por encima de toda otra consideración) y para la vida de todas las naciones por generalización de una conducta sana física, mental y, sobre todo, moral o espiritual, invitándoles a esos jóvenes a ser verdaderamente nobles y valientes y a no dejarse arrastrar por el juicio del mundo, que es el del demonio y sus vástagos, para que no atiendan a complejos de ningún tipo, ni a engaños que solo quieren su desgracia en vida, su propia autodestrucción.
La castidad generalizada reducirá a la nada al aborto, porque de las leyes de parlamentos y políticos no cabe esperar nada bueno, sino justo lo contrario. No se puede combatir el mal con mentiras y engaños e hipocresía. Si las madres futuras (y los padres), por muy jóvenes que fueran, tuviesen tan siquiera conciencia clara y sana del regalo inmenso que es tener un hijo o una hija, de la inmensa alegría de poder tenerlos en brazos, independientemente de los inconvenientes que haya que afrontar, la bendición de Dios que ello supone, ni por asomo pensarían en exterminarlo, aunque hubiesen cometido pecado teniéndolo fuera del matrimonio. Los niños y niñas nacidos son un regalo de Dios que vale más que todo el oro y diamantes del mundo. Nada hay más gozoso para un hombre o una mujer que la paternidad y la maternidad, por las que no deben dejar de dar gracias a Dios. El comer y los problemas materiales ya se solucionarán de uno u otro modo, que no faltará ayuda de Dios por medio de muchas personas, viviendo siempre el abandono en la divina providencia, que Dios no nos deja solos por un instante y que no dejará que nos abata la adversidad si ponemos nuestra confianza en Él y enseñamos a los hijos a amarle sobre todos y todo. Dios siempre ayuda, por un medio o por otro. Lo importante es que se den cuenta de la Gracia que Dios da a los que esperan un hijo o hija, que eso es lo más grande que hay y nada justifica el no tenerlos por propia voluntad, pues en tal caso solo primaría el egoísmo y el materialismo ateo de los que todo lo miden con dinero (algo que nuestros antepasados ni siquiera tenían en cuenta frente al gozo de ser padres y madres). Tener hijos no puede sino hacer verdaderamente feliz al padre y a la madre si son sanos y cuerdos. Nada en esta vida es comparable a ello, ni siquiera todas las riquezas, títulos, fama y prerrogativas de este mundo. Nada es comparable a tener hijos. Y si los jóvenes se convencen de esta verdad, dudosísimamente querrían abortar, incluso en el caso de que cometan el pecado de atentar contra la castidad antes del matrimonio. Hoy no hay excusas materiales para tener hijos, porque nuestras abuelas jamás alegaron tal cosa no disponiendo de las comodidades actuales ni por asomo. Y donde hay niños y niñas hay felicidad, alegría, vida, alboroto (siempre soportable).., a pesar de todos los cuidados que tengan que poner los padres (bendita ocupación la de ser padre y/o madre. Mejor que ser rey o presidente de cualquier gobierno o multinacional).

Lo que estos movimientos «pro Vida» no parecen tener en cuenta es que, al margen de la cuestión del aborto, la eutanasia, la manipulación de embriones y demás satánicas maldades actuales, desgraciadamente, la vida muchas veces no puede ser salvada porque las guerras, el crimen, el terrorismo y el mal de muchas personas hace imposible tan siquiera la simple convivencia. Ya Dios mismo estableció la división entre estirpe de la serpiente y estirpe de la mujer, entre la cizaña o hijos del Maligno y el trigo o hijos de la Luz, con lo que la paz, la ausencia de guerras, es totalmente imposible mientras Dios no se haga presente en su Segunda Venida separando corderos de cabritos. Además, si matar, incluso en defensa propia, es pecado (atenuado si no hay plena libertad para hacerlo, como en las guerras) mortal, no menos pecado mortal es la cobardía.

Si por «defender la vida» se condenan desde posiciones católicas las Cruzadas del pasado, las guerras de defensa de la Cristiandad frene a herejes y seguidores de falsos profetas, la costosísima y sangrienta lucha contra el marxismo y la democracia en el pasado reciente (Hitler, Franco, etc.), la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y muchas otras luchas armadas por el legítimo derecho de defenderse de los cristianos verdaderos, se estará cometiendo una injusticia brutal que Dios no dejará pasar por alto. Al fin y al cabo, la Santa Iglesia Católica Apostólica desapareció de Egipto (de Alejandría), de la tierra de San Agustín y de todo el norte de África, tras la embestida de la bestia mahometana, pudiendo haber desaparecido si hubiese invadido Europa. También podía haber desaparecido totalmente de España como lo hizo de Rusia y de buena parte de Europa del Este en pleno siglo XX, de no haberse tomado la terrorífica decisión de tomar las armas, como los cruzados medievales, para defenderla del odio destructor y exterminador marxista, la peste roja que se ha extendido por todo el mundo con colaboración de los que solo honran a Dios con los labios. Y muchísimos cruzados contra el islam, contra el turco, contra las herejías, contra la masonería, contra la revolución francesa y la democracia, contra el marxismo, eran, al menos, tan católicos y fieles a Cristo verdaderos como los que rezan a la puerta de un abortorio, luego condenarles, sería miserable y traidor como el acto del Iscariote, aparte de atentar contra hermanos conforme al nuevo mandamiento que el Señor nos dio de amarnos unos a otros como Él nos amó, atraer la condena sobre los que los juzgan con muchísima ligereza política para quedar bien ante el mundo siendo antifas y modernos no sabiendo que la Iglesia les debe mucho su supervivencia fuera de las catabumbas, claro está, pues con la Iglesia nadie puede acabar, ni el infierno entero (pero piénsese qué hubiese pasado si el Islam invade Europa o si, en pleno siglo XX, Lenin o Stalin extienden la URSS por toda Europa hasta Finisterre). Claro, en eso es muy incómodo meditar para el católico que aún no se ha dado cuenta del engaño diabólico de la política (pero a Eva no le valió de nada acusar a la serpiente. Ojo con la mentira).

Por todo ello, esa denominación de «pro-life» o «pro-vida» es engañosa. Mejor sería «por la vida del no nacido», pues los enemigos pueden calificar, y no sin falta de argumentos, de hipócrita tal posición. Se trataría de defender la vida del inocente entre los inocentes, evidentemente no poniendo en el mismo nivel las guerras y Cruzadas con el aborto, ni siquiera la pena de muerte, porque un no nacido no es equiparable, en modo alguno, a un criminal o violador condenado a la inyección letal o silla eléctrica (se puede estar totalmente en contra de la pena de muerte, de hecho es lo propiamente cristiano, además de innecesario, pero no se puede equiparar al no nacido con el criminal, con un bolchevique, con un demócrata, con un mercader de vidas y almas, con un masón, con un mahometano, con un hereje, etc. No sería una comparación objetiva y fiel a la Verdad a la que todo cristiano está obligado a defender). Por todo ello, ese término de «pro-vida» es engañoso si no se quiere incurrir en judía hipocresía farisea. Mejor «pro-vida del no nacido».

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