22/11/2024 10:59
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Vengo del supermercado, de comprar los típicos olvidos, y me ha conmovido una señora que estaba delante de mí en la caja. Era una persona de unos ochenta años, vestida normalmente, sin lujos. Ha comprado diversos productos, por valor de veintitantos euros, y nada más pagarlos les ha dicho a unas voluntarias del Banco de Alimentos que estaban recogiendo comida que podían quedarse con todo, a excepción de unos trozos de pescado que llevaba, de esos que se usan para hacer sopa…

Que sociedad más solidaria tenemos en España, y cuantos ladrones, fundamentalmente políticos, que impiden que vayamos mejor, pues se han dedicado –y se siguen afanando- en robar el escaso dinero público existente, a manos llenas. Una clase política que es más una rémora que la solución a nuestros problemas.

Ayer decían por televisión que el Banco de Alimentos va a repartir comida en España a más de un millón y medio de personas necesitadas. Es posible, e incluso seguro, que la mitad sean extranjeros, por obra y gracia del reagrupamiento familiar y otras chorradas socialistas, que solo han servido para llenar el país de extranjeros, a los que ahora tenemos que mantener, pagar educación, dar asistencia sanitaria “gratuita” –para ellos, pues nosotros cotizamos-, etc., pero lo cierto es que también hay muchos españoles pasándolo mal, muy mal.

Muchos días por la tarde, cuando bajo a la calle después de comer, a estirar un poco las piernas y tomar el inevitable café, solo o con algún amigo, se me revuelven las tripas al ver a personas vestidas normalmente, es decir, no el clásico mendigo, buscando en los cubos de la basura que hay en las puertas de los mercadillos y supermercados, pues a esa hora suelen sacar los productos que van a caducar, pero que aún pueden consumirse durante algunos días… Posiblemente todos o la mayoría de ellos son víctimas del paro, pues no creo que a nadie le haga ilusión alimentarse de la comida depositada en los cubos de la basura.

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Incluso he visto en algún sitio como las empleadas cuando sacan los productos caducados se los dan directamente a las personas que están esperando en la puerta, sin que tengan que pasar por el desagradable trámite de recogerlo de la basura. Se nota que estas empleadas son solidarias y buenas personas.

No he podido entregar nada, pues iba cargado de olvidos necesarios para mi familia, pero ahora mismo voy a salir otra vez a la calle para comprar unos cuantos productos no perecederos y entregarlos a las buenas señoras voluntarias del Banco de Alimentos.

¡Gracias Banco de Alimentos por ayudar a tantas personas necesitadas! Tú sí que eres un banco bueno. Aún recuerdo como hace años en una asociación de ayuda a mujeres embarazadas que no querían abortar, y luchaban para sacar adelante a sus hijos, la práctica totalidad de la comida, leche, etc., nos la donaba el Banco de Alimentos.

 Si ese banco tuviera socios, compraría acciones, pues estoy seguro de que rendirían al mil por uno.

Autor

Ramiro Grau Morancho