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Es una ley a capricho del rojerío nacional, por encima de la  Ley Orgánica del Régimen Electoral General establecido, que expresa muy clara en sus exigencias, que pone en duda la legalidad de doña Macarena Olona para presentarse a las elecciones en Andalucía. Caprichosa ley con fuerte olor y apariencia de cabronada. Cabronada que es la salsa que suele acompañar las opiniones e imposiciones con las que se nos viene «premiando» últimamente (en estos cuatro años frankesnteinianos) a los españoles. Y no es que todos los demás gobiernos habidos durante «este larguísimo periodo de derechos y libertades», nos hayan dado caramelitos y palmadas en la espalda -nefasto Suárez; nefasto González; nefasto, pero algo menos, Aznar; ¡lo que fue Zapatero…!; nefasto Rajoy.

Es una ley sacada por el «ministro perejil» de donde los demás a los hombres nos cuelgan los testículos, que afecta solo a doña Macarena Olona. ¿No se han dado durante este dantesco trayecto democrático casos similares…? Pocas cosas quedan ya por inventar. Desde el primer minuto en el que alborozado se anuncio la celebración de Elecciones Generales  se han venido dando casos de este naturaleza, pero entonces y hasta hace poco tiempo, no existía VOX. Ese espejo que les devuelve su fea imagen cuando en él se miran.

Esto es como si en el Paraíso Celestial estuviera repleto de parejas fornicando a todo fornicar (UP, Unos Pensaran que habría hasta quienes lo hicieran con perros, monos, cerdos y con otros animales, además que con sus compañera), y Dios, solamente castigara a Adán y a Eva por echar un polvete, como así dicen que fue.

No me voy a entretener en demostrar con nombres de personas lo que todos sabemos y  se puede leer en la prensa, menos el ministro perejil y los encornupetados rojos que simplemente mugen sin sentido, por el simple gozo de hacerlo.

La señora doña Macarena (¡qué bien entra en la oreja ese nombre!) Olona no puede defender con vehemencia a Andalucía y a los andaluces y andaluzas de la podredumbre acumulada por los rojos del PSOE en cuarenta años, y no extirpado por PP y Cs en los últimos cuatro años, porque la legión de meapoquito que votan al PP, y los presuntos de Cs -cada vez menos, unos y otros- desacostumbrados de algo así en su partido político (golpe de Estado contra España, intentado en Cataluña sin la debida «atención» por parte del timorato y poco resolutivo don Mariano Rajoy, que eligió quedarse sentado, y sin hacer ruido, en el sillón presidencial) al que bovinamente votan.

A la señora doña Macarena Olona, el señor Espadas, con toda la desvergüenza acumulada en sus años en el gobierno socialista en Andalucía a sus espaldas, le pide respeto, cuando le habla del «empleíto»  («La mujer del líder del PSOE andaluz entró en la Junta con un contrato exprés». El Mundo) de su señora en Empleo». Una especie de «sablazo» del compañero Espadas.

La única posibilidad que existe para que todos los andaluces y andaluzas alcancen el respeto que merecen, es que una persona de bien como Doña Macarena Olona, con su experto equipo, alcance la Presidencia del Gobierno de Andalucía.

 

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.