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Cada año, en el mes de julio, en Calella de Palafrugell, tiene lugar una cantada de habaneras. Esta música se ha convertido en un canto muy típico de Cataluña aunque, ya solo con el nombre, uno sabe que es de origen cubano.
La primera habanera se publicó el 13 de noviembre de 1842. De ahí se extendió a toda Europa. Aunque la podemos considerar una contradanza popular, la llamada música clásica se la ha hecho suya. Sobre todo compositores como Claude Debussy, Maurice Ravel, Jules Massenet, Gabriel Fauré, Camille Saint-Säens, Eduard Lalo o Emmanuel Chabier.
La influencia catalana de la habanera es debido, en gran parte a lo que se conoce como indianos o americanos. Muchos de ellos regresaron a Cataluña, se construyeron casas y terminaron sus años viviendo de las rentas, Indianos destacados son: José Xifré, Miquel Badia, Facundo Bacardí, Agustí Vilavet o José María Huertas.
La habanera más popular es El meu Avi, compuesta por José Luis Ortega Monasterio. Militar, de familia carlista, nació en Santoña. Al quedar huérfano vivió en Quart (Gerona). Fundado de la Cantada de Habaneras de Calella de Palafrugell y del grupo de habaneras Cavall Bernat. También fue uno de los fundadores de la Unión Militar Democrática.
En esta habanera se rinde homenaje a un barco llamado El Catalán, que participó en la guerra hispano-estadounidense en el 1898. Durante el conflicto murió el contramaestre, el timonel y 4 marineros, todos ellos naturales de Calella de Palafrugell.
A pesar del espíritu patriótico de la canción, que muchos la han tomado como bandera del honor y coraje catalán, la realidad es bastante diferente. El barco El Catalán nunca existió. Se llamaba Montserrat y era propiedad de la Compañía Trasatlántica Española, propiedad del marqués de Comillas. Personaje al cual el Ayuntamiento de Barcelona le ha retirado la escultura que tenía por ser esclavista.
El protagonista de la habanera es Manuel Deschamps Martínez, que logró velar en varias ocasiones a la poderosa flota norteamericana durante la guerra de España con los Estados Unidos. El Montserrat nunca fue hundido y no murió ninguno de los tripulantes y menos de Calella de Palafrugell. Deschamps murió en Canet de Mar en el 1923. Había nacido en Sigrás (A Coruña) en 1853. Así pues, tenemos una hermosa letra de habanera, que se ha hecho internacional, sobre unos hechos que nunca sucedieron. La historia es así.
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