22/11/2024 18:00
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El Servicio de Oftalmología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón participa en un estudio que ha detectado alteraciones en la retina de los pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). El registro de estas modificaciones que se producen en el ojo de las personas que padecen esta enfermedad podrían servir como biomarcadores para el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes, así como para comprobar la eficacia de diferentes tratamientos de una forma sencilla, no invasiva y menos costosa.

La investigación “Retinal Neurodegeneration and Neuroinflamation in a SOD1 Mouse Model of ALS” está dirigida por el Profesor José M. Ramírez Sebastián, del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo (IIORC) de la Universidad Complutense de Madrid, y en ella participa como investigadora responsable Pilar Rojas, adjunta del servicio de Oftalmología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón quien, por esta línea de investigación, ha ganado el premio ”Best Young Investigator 2021” otorgado por la European Association for Vision and Eye Research (EVER), principal asociación de investigación oftalmológica de Europa.

“La ELA es una enfermedad que afecta a la médula espinal y al cerebro, pero se ha detectado que existen cambios en las células ganglionares (que son las neuronas del ojo) y en la microglía (que son las células que se encargan de la defensa del tejido nervioso). Estos cambios son exactamente iguales a los que se detectan en la medula espinal de estos pacientes” afirma Pilar Rojas, que, junto a Manuel Cadena, que era residente del Hospital, y al propio jefe del servicio, José Luis Urcelay, han participado en este estudio del IIORC (miembro de la RETICs OFTARED del Instituto de Salud Carlos III y la red RetiBrain del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades), junto al Departamento de Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid,

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Además de describir los cambios en la retina, el trabajo también señala que esas modificaciones tienen una evolución a lo largo de la enfermedad. “Que estos cambios sean detectables a través del ojo, podría implicar que la tomografía de coherencia óptica (OCT), prueba de imagen que tenemos para ver las capas de la retina y el nervio óptico y que es capaz de ver pequeñas alteraciones, imperceptibles, a veces, para el ojo humano, podría emplearse para la detección y seguimiento de estos pacientes de forma menos invasiva y menos costosa” afirma Pilar Rojas.

La investigación, que ha sido publicada en Neural Regeneration Research, se ha realizado en dos fases. Primero in vivo en humanos, tras lo que se procedió en una segunda fase a confirmarlo en modelo animal, parte esta última premiada en el EVER. Esta investigación supone un gran avance al confirmar el potencial de la retina como biomarcador en enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple o el alzheimer.

Autor

REDACCIÓN