21/02/2025 22:14
 Los ciudadanos del continente europeo hace escasos días hemos sido testigos de un triste acontecimiento en territorio germano. Múnich, corazón de Baviera, una de las regiones más conservadoras del país teutón, se ha convertido en el más reciente objetivo de una de las principales amenazas que Occidente debe hacer frente en la actualidad, que no es otra que el islamismo. Un nuevo «caso aislado» como suelen decir quienes lo blanquean, donde un sanguinario afgano atropelló masivamente a pacíficos viandantes que realizaban sus quehaceres con normalidad, con el objetivo de seguir las directrices belicistas de la yihad o guerra santa.
 A día de hoy, en múltiples países europeos, pero muy tristemente sobre todo en España, nos encontramos abducidos por la ideología woke. Dicha ideología se encuentra representada por prácticamente la totalidad de los partidos, y entre sus pilares se encuentra el afán de destrucción de la fe católica, así como de los valores más tradicionales. Y sus defensores han encontrado en el islamismo un poderoso aliado con el que perpetuar sus fechorías. No es ningún misterio que al islamismo le provoca mal cuerpo ver progresar a la mujer, también que dos personas del mismo sexo puedan sentirse atraídas, o que los seguidores de Cristo constituyamos la religión más numerosa del planeta.
 Pues bien, como discípulo hipocrático que soy, me veo en la obligación de utilizar el presente artículo para realizar una serie de advertencias en materia sanitaria. El régimen dictatorial posmoderno que lidera Pedro Sánchez está ofuscado en convertirse en un fiel secuaz de la implantación del wokeismo islamista en nuestro país. No obstante, estas actitudes no tienen nada de nuevas, ya que, en el propio año 2018, recién incorporado al sillón de la Moncloa, este autócrata decidió destinar 40 millones de euros para facilitar la integración de los problemáticos MENAS que llegaban ilegalmente a las distintas autonomías de nuestra patria, con el consecuente aumento en la inseguridad y delincuencia.
 Sin embargo, siete años más tarde seguimos encontrando ejemplos muy similares que delatan la traición golpista de esta dictadura sanchista. La ministra de sanidad, Mónica García, alias «MeMa», parece estar dispuesta a buscar a toda costa el aplauso del grupo terrorista Hamás. García argumenta que es un supuesto «deber humanitario y moral» que España brinde hogar a los gazatíes que huyen de la guerra. Lo que la ministra parecer haber completamente pasado por alto, es que su argumento queda desmontado por el principio de subsidiariedad. Dicho principio establece que los refugiados deben ser acogidos por las autoridades más cercanas y competentes, ello incluiría a Egipto, Catar, o incluso los ayatolás iraníes, pues son naciones cuyas culturas son mucho más próximas a la de la franja de Gaza.
 ¿Pero todo esto tiene cabida objetivamente en nuestro sistema sanitario? La realidad es que los datos demuestran que las políticas migratorias de la dictadura sanchista, solo dificultan más y más que se produzca una adecuada relación médico-paciente, colapsando por supuesto el sistema. Por si fuera poco, los españoles nos encontramos ahogados ante la estafa de los impuestos, como pueden ser las elevadas cotizaciones para financiar la Seguridad Social, o vernos obligados a hacer frente a tramos nada bajos de IRPF.
 Existen números que indican el sobregasto que suponen los MENAS en algunas de las autonomías españolas. Por ejemplo, en septiembre del pasado año, la antigua portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, demostró que las manutenciones de cada uno de estos menores le suponen 5.500€ a cada madrileño al mes. Algo similar revelan ciertos informes del periódico digital conocido como «La Gaceta de la Iberosfera», donde se expone que en Canarias (una de las principales víctimas de estas masivas invasiones islámicas), el coste por MENA roza los 52.000 anuales. Ya, por último, el periódico OkDiario manifiesta que en Andalucía se producen gastos similares, con aproximadamente 4.500€ mensuales de cada ciudadano yendo destinado a fomentar el top manta y el efecto llamada.
 A todas estas estadísticas, debemos sumarles las pruebas que demuestran que nuestro sistema de salud se encuentra al límite de su capacidad, de forma que es una absoluta irresponsabilidad fomentar una actitud de excesivo buenismo hacia los ilegales, así como el priorizar su atención frente al resto de españoles. En la región madrileña, un artículo reciente de la revista Redacción Médica, reveló que las especialidades más castigadas en cuanto a listas de espera son, entre otras, Oncología, Urología y por supuesto, algunas quirúrgicas como Cirugía Pediátrica. Pero sin duda alguna, el régimen socialista queda retratado por las estadísticas provenientes de Qatarlunya. El diario 20minutos ha expuesto que aproximadamente allí unas 200.000 personas se encuentran a día de hoy en lista de espera quirúrgica, en una autonomía donde precisamente, se localizan los más altos niveles de criminalidad y violencia asociada a la presencia de auténticos estercoleros multiculturales, como sucede por ejemplo en el barrio barcelonés de El Raval.
 Para finalizar este análisis, me gustaría hacer mención a una de las polémicas más recientes en nuestro país, y que guarda mucha relación con las denuncias ya expuestas en el artículo. Bien sabido es que el sanchismo se encuentra en plena guerra civil con MUFACE, concretamente con las aseguradoras de asistencia sanitaria. Estos desencuentros se han producido a causa de que dichas aseguradoras consideran estar ninguneadas por el régimen, y exigen primas más dignas para continuar ofreciendo sus servicios. En el afán de esta dictadura progre de que en España caigamos todos en el camino de la servidumbre, vemos como nuestro dinero se despilfarra en la protección ilógica de MENAS, mientras los trabajadores honrados sufrirían las consecuencias de un fatal desenlace del acuerdo con MUFACE. Según la web Libre Mercado, esto se traduciría en más de 2 millones de personas nuevas colapsando la sanidad, un incremento del 260% en listas de espera, y un aumento del gasto del Estado en materia sanitaria.
 En conclusión, los españoles y en general el mundo occidental nos encontramos ante un peligro que no debemos menospreciar. El wokeismo se encuentra empeñado en desplazar nuestros intereses, para poner por delante, en todos los ámbitos de la vida, los deseos de los representantes del islamismo más rancio y pecaminoso. Parece que aplaudir las barbaries cometidas por estados genocidas como Palestina o los ayatolás iraníes, frente a Israel (único país de Oriente Próximo donde se respetan las libertades individuales), es lo considerado como políticamente correcto. Pues ante esta situación, pienso que es nuestra obligación el luchar por preservar nuestra identidad, y exigir la puesta en marcha de medidas que defiendan la seguridad, la propiedad privada, y los controles fronterizos en nuestra patria.

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