Dana: Una historia de bondad solidaria en Valencia. Por Julio Íñiguez Estremiana (Enraizados)

He tenido el privilegio de escuchar un audio que el Sr. alcalde del municipio valenciano de Almoines, Joan Cardona, ha enviado a un empresario que se dedica a la distribución de frutas, hortalizas y verduras, con base de operaciones en el polígono de Nuestra Señora de Butarque, en Leganés. Son conmovedoras las palabras de elogio y agradecimiento del alcalde hacia el empresario, que son a su vez, altavoz del agradecimiento de muchos de los vecinos de Algemesí, quienes fueron los beneficiarios de la generosa iniciativa del empresario. Ahí van algunas frases:

«Fue un éxito rotundo y una carga de alegría y felicidad para la gente de un pueblo afectado por la catástrofe”. “Gracias de verdad, o sea, la cantidad de gente que ayudó ayer, que no sabes cada frase que nos decían, de ‘cuánto tiempo sin comerme un plato de patatas con cebolla’. Una verdura, ¡ay, por favor! Gente llorando abrazándote, o sea, de verdad, insisto en darte las gracias porque la aportación es un granito más de arena en esta montaña tan grande de los pueblos afectados por esa desgracia. Insisto, de verdad, en las gracias, porque tu aportación ayer fue muy, muy, muy valiosa y estamos muy, muy agradecidos y quería trasladarlo en persona. Un abrazo muy grande.»

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Una historia solidaria que vale la pena reconocer

En el polígono de Nuestra Señora de Butarque, en Leganés, Esteban Gisbert gestiona la empresa “Gisbert” de distribución de frutas y hortalizas. Esteban es de origen valenciano, de Favara, y aunque pronto emigró con su familia a la capital, sigue llevando muy dentro a su tierra y a sus paisanos. Dejamos que sea él mismo quien nos haga un resumen de cómo surgió la idea y cómo se llevó a cabo:

Llamé a familiares y amigos para preguntar cómo estaban. Joan, alcalde de Almoines, me dijo que había pueblos con necesidades urgentes, sobre todo de frutas y verduras frescas, y otros productos frescos; que había muchos problemas para la gente celíaca y para la gente mayor, a quienes hay que llevarles a sus casas la comida, pues ellos no podían salir de casa. Les hablé de esto a mis proveedores y a algunos conocidos, e inmediatamente se pusieron manos a la obra y juntamos más de 4 000 kilos, que mis empleados cargaron en los camiones. Le llamé a Joan y se puso muy contento. Me dijo que, por favor, lo llevara sin demora, que lo pagarían. No te lo voy a vender -le dije-, sino que te lo voy a llevar gratis, porque todos los proveedores han donado sus productos y yo te lo voy a llevar con mis camiones, ¿de acuerdo?

Mis hijos, Esteban y Carla, se ofrecieron a llevar los camiones. Esteban, que tiene mucho arraigo con nuestra tierra valenciana, llamó a su íntimo amigo, Javi, que sin dudarlo se presentó inmediatamente, acompañado de su novia, Virginia, para acompañarlos.

Para entrar en Algemesí, pidieron permiso a las autoridades municipales, porque en ese fin de semana (9 y 10 de noviembre) ya no dejaban entrar a cualquier vehículo, por el tema de los saqueos y demás.

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Ya con los permisos del Ayuntamiento, escoltados por la Policía Local y acompañados por varios concejales, llegaron a un almacén donde los cuatro viajeros, con la ayuda de amigos y voluntarios de la localidad, descargaron la mercancía. Y luego la repartieron a los vecinos que podían desplazarse a ese lugar, les daban lo que necesitaban: patatas, cebollas, frutas, verduras, etc. Y a las personas mayores -y otras- que no podían bajar a la calle a recoger los productos, se los llevaban en carritos de la compra, casa por casa. Recordemos que Algemesí fue uno de los puntos más afectados por la DANA.

Una respuesta similar, generosa y solidaria, la hemos visto en muchísimos españoles de todas las regiones, cada uno según sus posibilidades. La narración de estos hechos tiene como principal finalidad el reconocimiento de todos ellos y tributarles un merecido homenaje.

Julio Íñiguez Estremiana

Colaborador de Enraizados

Autor

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