21/11/2024 12:37

POR MI AMIGO SABINO

EL REY JUAN CARLOS

MIENTE

Y no destituyó a Sabino Fernández Campo por su «lio» con Marta Gayá sino por los 50 millones que le dieron a Bárbara Rey a través de don Manuel Prado y Colón de Carvajal.

Tal día como hoy del año 2009, murió Sabino Fernández Campo (hace, por tanto, 15 años justos) y en su memoria pensaba reproducir lo que publiqué en el décimo aniversario (que reproduzco hoy más abajo), pero al ver lo que ha publicado «OK Diario», con gran éxito, por cierto, (¿cuántos millones le habrá costado a «Don Inda» conseguir la exclusiva de lo de Bárbara Rey?), no tengo más remedio que blanquear, como se dice ahora, la verdad de los millones que salieron de la Zarzuela para la actriz de la discordia.

Verán, un sábado de los muchos que quedaba con mi amigo Sabino a desayunar lo encontré tan serio y tan cabreado que, naturalmente, le pregunté:

  • ¿Qué te pasa, Sabino? Te veo como muy cabreado
  • Es que lo estoy, Merino, es que lo estoy… ¿Sabes qué me pasó ayer en la «Casa»? (así le llamaba él a la Zarzuela)… Pues que se presentó en mi despacho Manuel Prado (el «Manco», como le llamaba todo el mundo) con un maletín algo grande y me dijo:
  • Hola, Sabino, ¿a qué no sabes qué llevo aquí?
  • Pues no, si tú no me lo dices 
  • Pues, mira -y mientras hablaba abrió el maletín, que estaba lleno de fajos de billetes, como pude comprobar.
  • ¿Y eso? -le pregunté por pura curiosidad.
  • ¿Esto? Es lo que hay que darle a la señora Rey, el nuevo amorío del «Señorito».
  • Quita de en medio eso, no quiero ni oír hablar de tus líos.
  • ¿Mis líos? Querrás decir los líos del Jefe. Bueno, ahí te quedas. Gajes del oficio.

Y sin más salió de mi despacho.

Inmediatamente que salió el «Manco» -esto ya me lo contaba a mí- subí a ver a Su Majestad y nada más entrar en su despacho le dije:

  • Majestad, acaba de estar en mi despacho Don Manuel y me ha enseñado el maletín y lo que lleva dentro.
  • Sabino, por favor, no le hagas ni caso, este Manolo es un charlatán. Olvídate de ello y tú a lo tuyo. Los asuntos económicos me los lleva Manolo.
  • Señor, pues no estoy de acuerdo, ¿sabe usted lo que pasaría si esto llega a la Prensa?
  • No, mí querido Sabino, no, porque para que no salga en la Prensa estáis vosotros.
  • Majestad, lo siento, pero creo que ha llegado la hora de dejar la Zarzuela.
  • ¿Pero qué dices, Sabino? No digas tonterías. Ahora más que nunca te necesito.
  • Señor, me preocupan estas cosas, por menos han caído otras Monarquías.

Memoria Histórica 1994: ASÍ FUERON LAS 4 DIMISIONES, EL CESE Y LA RUPTURA DE SABINO FERNÁNDEZ CAMPO CON EL REY JUAN CARLOS

Vamos a dejar las cosas claras desde el principio. Yo no voy a hablar del Sabino Fernández Campo del que casi todo este país ha hablado o escrito, por tanto no voy a rebatir a nadie, ni a contrastar sus palabras, ni a comprobar si las versiones que me dio de algunos hechos o personajes fueron correctos o no… yo me voy a limitar a contar lo que viví a su lado y lo que él me contó a mí… Y hago esta aclaración porque sé que los temas de los que voy a hablar han sido, y siguen siendo, polémicos: el caso Bárbara Rey, el caso Marta Gayá, los millones del Oriente Medio, las «amistades peligrosas» y la devolución del título de Conde de Latores. Pero, no de lo que fueron o fueran realmente, sino de lo que Don Sabino me habló sobre ellos. Mi Reino no es de este mundo… y hace más de 5 años que no veo Televisión (ninguna). También tengo que puntualizar algo importante sobre las fechas, ya que estoy escribiendo hoy (octubre del 2024) de lo que me contó Don Sabino ayer (1994-95-96) y de hechos que sucedieron entre 1988 y 1993… y eso quiere decir que los estoy sacando de su contexto, con el peligro que eso conlleva.

Sabino Fernández Campos y Juan Carlos I

Pero, creo que la memoria del gran hombre que fue Don Sabino, mi amigo Sabino, se lo merece.

Y ahora vayamos a los hechos y hablemos de las dimisiones no aceptadas, del cese inesperado e injusto, (una evidente patada Real) de la salida de la Zarzuela y de la ruptura final con el Rey de Don Sabino Fernández Campo, a sabiendas de que de casi todo se ha escrito mucho y hasta se han publicado libros… pero, poco o nada se ha publicado sobre sus Dimisiones y algunos, pocos, sabemos que fueron cuatro veces y en cuatro ocasiones muy concretas cuando el fiel y leal Sabino subió al despacho de Su Majestad para decirle ¡basta! y que lo dejaba (que dejaba el puesto de Jefe de la Casa Real). Pues, de esas dimisiones les quiero hablar hoy (gracias a lo que me contó a lo largo de muchas charlas e incluso de lo que me leyó de sus «Recuerdos» escritos puedo hacerlo).

De la Primera Dimisión ya les he hablado. La gente cree –querido Merino– que mi paso por la Zarzuela fue un camino de rosas, pero te aseguro que hubo, tal vez, más espinas que rosas…Un día me pediste que te diera mi opinión sobre cada uno de los miembros de la Familia Real y te la di, desde la sinceridad, el agradecimiento y el afecto que les tengo…y no te lo voy a recordar ahora que ya estoy fuera y lejos. Pues ¿sabes una cosa?… que mi opinión sobre alguno de ellos (y ellas) cambió, o evolucionó, pero no la de Su Majestad… que siguió, y sigue, siendo la misma. Don Juan Carlos era y es por encima de todo un Borbón… y los Borbones, ya lo sabes, se pierden por las mujeres y el dinero.

Barbara Rey

Bárbara Rey y su primer posado en Interviú

SEGUNDA DIMISIÓN. El caso de Marta Gayá. (Que descubrió mi amigo Juan Luis Galiacho). Pero, llegado aquí me ha parecido importante reproducir antes lo que Manuel Cerdán, el periodista que más sabe de las relaciones del Rey padre con la tal Corinna, publica estos días en «OK diario» sobre Marta Gayá y aquella escapada a Suiza. Escribe Cerdán:

Gabriela de Saboya

«Marta Gayá ha sido el amor de más larga trayectoria de Don Juan Carlos y, quizás, la mujer que más amó», declaró a OKDIARIO Jaime Peñafiel. La relación se prolongó durante cerca de 15 años -desde 1990 hasta la aparición de Corinna- con numerosos viajes, travesías por las aguas de Baleares y encuentros furtivos en casa de amigos como José Luis de Vilallonga. Un permanente quebradero de cabeza para el entonces jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo.

También con algunos sobresaltos en 1992, el propio presidente Felipe González desveló ante los periodistas que el Rey estaba «ausente», por lo que no había podido firmar el nombramiento del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, tras la salida de Francisco Fernández Ordoñez.

Las palabras de Felipe González provocaron el lógico revuelo entre los periodistas ante lo que, para algunos, era un secreto a voces: el Rey había realizado una de sus escapadas habituales a Suiza junto a su amante mallorquina. La versión oficial que ofreció Fernández Campo fue mucho más bondadosa: el Rey había acudido a Suiza a someterse a «un chequeo médico rutinario».  Por otra parte en «El País» pudo leerse el 23 de junio de 1992 esta información:

LEER MÁS:  Blas de Lezo, el almirante español cojo, manco y tuerto que venció a Inglaterra. Por Antonio de Lorenzo

«El Rey volverá hoy, procedente de Suiza, adonde regresó el sábado para concluir las vacaciones que inició el lunes 15 de junio y que interrumpió el viernes para despachar en Madrid, al día siguiente, con el presidente del Gobierno, Felipe González. Previsiblemente, Felipe le informará sobre los cambios decididos, y los nuevos ministros jurarán sus cargos en la Zarzuela mañana. Por la noche, si se mantiene el programa previsto, ofrecerá una cena al presidente de Suráfrica, Frederick de Klerk.

El jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, aseguró ayer a la emisora Onda Cero que el motivo del viaje no fue realizar un chequeo médico. «La salud del Rey es excelente», afirmó. «El Rey no realiza viajes tan frecuentes como en algún sitio he leído. Y siempre (viaja) con conocimiento del presidente del Gobierno, con conocimiento por tanto del Gobierno y en constante relación con él, añadió Fernández Campo. Negó también que estas «mínimas vacaciones» hubieran tenido algo que ver con un retraso en el nombramiento del nuevo ministro de Asuntos Exteriores.

Por otra parte, fuentes de Zarzuela confirmaron ayer que el Rey se encontraba en una localidad suiza, que no quisieron concretar, «descansando y haciendo un poco de ejercicio, aunque con moderación», debido a su reciente lesión de rodilla».

Pero, como he dicho al principio, yo no voy a analizar las relaciones del Rey con Marta Gayá, yo me limito a reproducir lo que aquel día de 1994 me contó Don Sabino.

  • Sí, amigo mío, lo de la Señora Gayá fue mucho más grave, porque el Rey se marchó de España sin avisar a nadie, ni siquiera al Presidente del Gobierno, como era su obligación, y a mí casi me cuesta un infarto, ya que el rumor de que SM se había ido a Suiza con la amante mallorquina se corrió como la pólvora por los mentideros políticos y lo que es más grave, por la Prensa, que, como es natural, acudían a Zarzuela en busca de información buena…y, claro está, tuve que torear el toro como pude y mover todos los hilos posibles para que no se publicara nada, porque, además, la Reina, no dejaba de llorar en silencio…¡Fueron 8 días de vértigo y de insomnios!… que se agravaron por la salida del Gobierno del Ministro Fernández Ordóñez y el nombramiento del nuevo (sería Javier Solana) … si el Rey no estaba el BOE se paraba… Así que tomé una decisión supersecreta. Mandé a Suiza al fiel, leal y gran Jefe de Prensa de la Zarzuela, Fernando Gutiérrez, con un recado drástico y lacónico para SM: «Señor, estáis poniendo en peligro la Monarquía, si no regresáis ¡¡ya!! tendré que organizar vuestro viaje a Cartagena»

Y el mensaje surtió efecto, porque a las 12 de la mañana del día siguiente ya estaba el Rey en su despacho reunido con Felipe González. Pero, sobre las 7 de la tarde me dijo que se marchaba de nuevo porque «tendré que recoger las maletas ¿no?».

Yo sabía, sin embargo, (le conocía muy bien y sabía que mencionarle Cartagena le molestaba) que mi «recadito» no le habría gustado… Por ello en cuanto volvió, era el día de su santo (San Juan), le planteé, otra vez, mis deseos de jubilarme.

  • Por favor, Sabino, ¿no sabes tú que los Reyes no abdican y que los Grandes de España no dimiten? (me recordaba, claro está, que unos meses antes me había otorgado el condado de Latores con grandeza de España)…

Y otra vez seguí…pero ya nuestras relaciones no serían las mismas. El Rey ya empezaba a tener otros confidentes y yo tampoco era el mismo.

 TERCERA DIMISIÓN. Los millones del Grupo Torras. «Un día — y aquí reproduzco sus palabras casi al pie de letra, porque las copié delante de él– cuando entré en el despacho de SM me lo encontré con Manolo (bueno, ya sabes, Manuel Prado) y brindando con champán… y eso me sorprendió, ya que yo no sabía por qué… lo que no tardó en cantar el tesorero mayor del Reino (y digo tesorero por no decir otra cosa)… Había recaudado del grupo Torras, sí, sí, el de los petrodólares y el señor De la Rosa, 2.000 millones de pesetas el día anterior como un regalo… (fueron estos 2000 millones los que más tarde le llevarían a la cárcel, por la «Operación Wardbase») y dio más detalles, que yo ya ni escuché… y me retiré.

  • Señor, volveré después, si le parece –y salí del despacho sin más.

Y, naturalmente, volví. Pero, ya, dispuesto a todo… y digo todo, porque a esas alturas yo ya conocía, y lo sabía por la mejor fuente, la escena que en su día le había montado el «Manolo» al Ministro de Hacienda, a la sazón Fernández Ordóñez, por la cuestión del petróleo de los árabes… Según me contó en un viaje que coincidimos cuando ya era Ministro de Exteriores un día se presentó en su despacho Manolo Prado y le dijo:» Señor Ministro, como eres nuevo en el cargo, quiero que sepas que el petróleo de Arabia Saudí y los Emiratos es exclusivamente asunto mío y que nadie, nadie, más que yo puede negociar ni un barril sin mi intervención”… o sea, dándole a entender que los petrodólares eran cosa del Rey… Y así se lo expuse a SM.

  • Señor, perdonadme por lo que voy a decirle. Pero, no tengo más remedio. Hay que cortar en seco los «tejemanejes» que se trae entre manos Manolo Prado con los del petróleo…Si eso llega a la Prensa va a ser un escándalo… Señor, le recuerdo que las comisiones pueden ser delito… ( y como intentara convencerme de que eso eran habladurías no tuve más remedio que contarle lo de «Don Manuel» con el Ministro, porque, además, yo sabía que la cosa seguía igual).

  • Está bien Sabino, lo arreglaré…pero no te vayas, por favor, tú eres indispensable en esta Casa.

Y una vez más, me quedé. Sin pensar lo que en una ocasión me dijo el teniente general Castañón de Mena, siendo Ministro del Ejército y el caballero que me había introducido en la Zarzuela: «Sabino, no olvides nunca que los Borbones ni olvidan ni perdonan».

CUARTA DIMISIÓN. Se produjo la noche del 23-F, cuando Sabino se enteró por primera vez de que había habido una “Moción de Censura” para cargarse a Suárez, de la que él no sabía absolutamente nada.

Como lo reduzco todo esta cuarta dimisión porque la tengo escrita más ampliamente en otro capítulo de aquella noche.

En un momento dado, al quedarse una vez más solos el Rey y don Sabino, el fiel y leal Jefe de la Casa Real, le dijo:

  • Majestad, no me habíais dicho nada de la “Moción de Censura” que con vuestro visto bueno iba a plantear el General Armada.

  • Es verdad, Sabino, y debí decírtelo, pero en aquellos momentos pensé que no era bueno que lo que supiera tu mano derecha lo supiera también tu mano izquierda y creí que era mejor mantenerte al margen, pues ya sabes lo que pasa en un “Golpe de Estado”: si ganas y alcanzas el Poder todos están contigo, pero si pierdes nadie está contigo y solo te espera la cárcel o el paredón.

LEER MÁS:  100 años de honradez y 5 de corrupción, corruptelas y traiciones. Por Julio Merino

Pero, a don Sabino, mi amigo, a veces de bueno e inocente, el que el Rey no tuviese plena confianza en él le molestó de tal manera que pasados unos días y serenados los ánimos tras el fracaso de Armada y Millán, subió y le planteó una vez más su dimisión. Y una vez más obtuvo la misma respuesta: “Por favor Sabino, ahora sí que no puedes marcharte. Me da la impresión que tenemos que volver a empezar”.

Selina Scott, la mujer que encandiló al Rey Juan Carlos

 EL CESE (SIN DIMISIÓN). El libro de Vilallonga, la entrevista con la inglesa Selina y las «amistades peligrosas».

Villalonga con el Rey emérito

Se ha dicho y escrito que Sabino era todo prudencia y diplomacia y que nunca decía una palabra más de las que debiera decir. Y eso es verdad, pero no toda la verdad. Porque don Sabino cuando estaba a solas con alguien que le inspirara confianza abría su corazón y su mente a tumba abierta ( y digo conscientemente a solas, pues es verdad que en cuanto había más de una persona SÍ que medía sus palabras). ¿Los «testigos incómodos» de Maquiavelo? al menos así era conmigo y hasta le he visto llorar en más de una ocasión (¡y no sólo por lo de su nieta y sus hijos!).

Sobre Sabino se creó una leyenda labrada en torno al silencio, el silencio del hombre que por saber tanto callaba. Pero, Sabino nunca ha callado del todo. Siempre fue dejando caer, como «pequeños peces» para que picaran otros peces más grandes. Un día dijo: «Yo no me llevaré ningún secreto a la tumba. El silencio no está necesariamente reñido con la crítica. Yo no quiero presumir de silencio, de callarme porque no puedo decir las cosas gravísimas que sé.

Sí, aquellos tres o cuatro años fueron «los años de la rebeldía». Sabino no había entrado todavía en «los años del perdón», en los que caería después de su boda con María Teresa Álvarez en 1997. Rebelde y hasta furioso se mostraba cuando hablaba de la conspiración urdida contra él por Mario Conde y que le costó la salida de la Zarzuela. Sobre esa conspiración me hablaría largo y tendido, pero tras casi una hora hablando del tema, me pidió que resumiera sus palabras con estas que me dictó él mismo aquella mañana: «Hablando francamente, personas que me empujaron fuera de La Zarzuela, porque les estorbaba, están en peor situación que yo, que ni estoy en el banquillo de los acusados, ni en la cárcel ni pendiente de condena. Pero no quiero que les pase nada a quienes me agredieron y calumniaron. ¡Ahora estoy en la etapa del perdón!»

Así que unidos lo de las comisiones del petróleo, los «amoríos» con la mallorquina, el polémico libro de Vilallonga (por los disgustos que le dio ese libro), la «cariñosa» entrevista que le hizo la inglesa Selina Scott y la «conspiración» de Mario Conde… no pudo sorprenderle el «cese» de aquella noche en «Horcher», pero sí le dolió en el alma el Cómo lo hizo SM. Eso no se lo perdonó… Bueno, al final, y gracias a su joven María Teresa, también. Ella fue la que consiguió que poco antes de morir se reconciliaran ambos.

Aquí debía terminar, pero me queda contarles lo que sucedió con su título de Conde de Latores, con Grandeza de España.

A pesar de las sonrisas…y entre lágrimas

Uno de aquellos días que quedábamos en «Rio Frío» cuando llegué lo encontré muy alterado, cosa rara, rarísima, en él, y sin darme tiempo a preguntarle por su cabreo me soltó de sopetón:

  • Merino, acabo de mandar al Rey a la China (bueno, dijo otra cosa, más castiza y más española).

  • ¿Y eso? ¿Qué ha pasado?

Y me contó lo que había pasado. Al parecer un amigo suyo había sido recibido en audiencia por el Rey esa mañana y en el transcurso de la misma y en tono de broma y hablando de Sabino (SM sabía de la amistad de ambos) le dijo que le había dado el título de Conde de Latores cuando debió ser «Conde Delator» (por algo que le habían dicho que había dicho Don Sabino, que no era verdad, y que le había disgustado) … y el tal amigo nada más salir de la Zarzuela se fue y se lo contó… y Don Sabino, sin pensarlo, se plantó en la Zarzuela y cuando estuvo delante del Rey le dijo:

  • Señor, hace unos años me hizo Conde de Latores y como usted cree que soy un Conde Delator le devuelvo el título. Un delator no se merece ser Conde

Y según él ni esperó respuesta del Rey y se marchó… Fue la ruptura.

Poco después publicó su mejor libro: «Escritos morales y políticos» y me regaló un ejemplar con esta dedicatoria: «A mi amigo Julio Merino, gran periodista y gran escritor, a quien siempre agradeceré su respeto a mis silencios. Algo de lo que él me pedía va en este libro. Un abrazo muy fuerte, Sabino»

Y ese algo del que me hablaba eran estos dos silogismos desdoblados a su modo:

«Dime con quien andas y te diré quién eres…¡NO!… Dime quién eres y te diré con quién andas».

«No más servir a señores que en gusanos se convierten… ¡NO!… No más servir a gusanos que en señores se convierten».

Pero…la procesión va por dentro

Pero, ya saben, yo no quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor… y mi señor serán siempre ¡la verdad y la Historia! (o la intraHistoria). 

 Julio MERINO

 Periodista y Miembro de la Real Academia de Córdoba.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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observador

Sabino no me dio ninguna pena, ni me da. sirvió y defendió a un perjuro, a un traidor, a un felón, a un desleal, a un impío, a un infiel incluso a su esposa, a un vividor, a un parásito. Y fue Sabino uno de los principales que se encargó de maquillarlo y presentarlo a los españoles como la gran esperanza, un nuevo andar (hacia la oscuridad que hoy tenemos).
«¿Qué te pasa, Sabino? Te veo como muy cabreado». Pues el consejo de un buen amigo que siempre dice la verdad aunque duela: 1) no te quejes y apechuga tu fechoría por defender y maquillar a ese tipejo «Juanito», y 2) haz algo para limpiar tu pecado y pagar tus culpas, ese tipejo no puede seguir dos minutos mas siendo rey de España, nos lleva al desastre día a día, de «victoria» en «victoria» hasta la destrucción total. Sabino, piénsalo, medítalo por el bien tuyo, de los españoles y de España. algo tienes que hacer se lo debes a ti, a los españoles y a España. Ah y dile a ese tipejo: ¡se fiel a tu esposa!
He vuelto a editar mi comentario, porque continuaba leyendo tanta y tanta fechoría, que comenzaron en el minuto 1, en el Aiun. Y después en las cortes jurando falsamente, y no he podido acabar el artículo. Mientras leía tanta y tanta fechoría venían a mi mente tantos españoles que se creyeron todo eso de la democracia y la libertad y fueron asesinados y muchos quedaron tullidos para siempre, huérfanos, otros sin padres. Mientras, estos tipejos viviendo a cuerpo de rey, con sus cochazos, sus casonas, sus trajes refinados y tratando a España como su cortijo, su feudo, y a los españoles tratándonos como carne de cañón para lo que hiciere falta. Y juanito y los suyos, la punta de la pirámide y su sucesor tres cuartos de libra. la pirámide… y todos ellos envueltos en escuadra y compás.

Última edición: 23 días hace por observador
Miguel Sánchez Asenjo

Mi querido amigo, mi compañero articulista, mi admirado Don Julio Merino:

Es difícil pasar por alto algún artículo tuyo, no es mi caso, porque yo soy tu primer seguidor.

Cada día en tus artículos, lleno mi cántaro de agua fresca o no, pero limpia, porque esa agua que sale de tu caño permanentemente, es agua de sabiduría y no se puede desperdiciar.

Como bien sabes tú, mejor que nadie, vivimos en un País, en el que no se lee y como prueba lo tenemos en los Perfiles de Facebook, aunque estos adalides del pensamiento y de la dichosa Agenda 2030, me han bloqueado mis 6 u 8 perfiles, con fecha del día 15 pasado y me es muy difícil, que me los restauren, porque no te dejan ni hablar, ni defenderte contra tamaña acción dictatorial. Quizás algún día o algún año lo consiga sin pagar a nadie, que se dedica a eso para llenarse sus bolsillos.

Al hablarte de Facebook, de mis perfiles y de lo que durante muchísimos años, con los miles de seguidores que tuve, en mis diferentes muros, siendo el más exitoso: “Miguel Sánchez, el Patriota Español” y “Miguel Asenjo”, como perfil principal, pude comprobar y ratificar, que si pones solo una fotografía impactante o no y el solo texto de: “Buenos días amigos” (No más de 4 palabras), es suficiente para que te den el “Ok”, cientos de personas. Si añades un texto medio, van bajando ese número y si se te ocurre poner un texto, bien documentado de un folio, les parece bien a cuatro, de los cuales, seguro solo uno lo ha leído, lo que a ti te ha costado 2 horas escribir y documentarte.

Pero sin mas vericuetos y yendo al meollo de tu gran escrito, uno más en la excelencia, te diré que no solo me ha gustado, sino que he aprendido mucho más de lo que ya sabía.

Las gentes, las gentecillas y el populacho de este País, antes llamado España, además de mediocre, no piensa, ni razona y solo se mueve por los impulsos, cortos y lentos, del corazón que no le abastece de suficiente sangre al cerebro.

Yo no voy hablar del  Jefe de la Casa Real, descendiente del almirante español, nacido en la costa mediterránea, demostrado como judío, después de cientos de ADN y 20 años de investigación. ¡Menudo varapalo para los puñeteros Gringos”, tan proclives a decir, que como era italiano, la obra era italiana

Pero algo diré del “Emérito” y en pocas y elementales palabras digo que ese monarca, que hace honor a esa indeseable Dinastía francesa y afrancesada, ha sido el personajillo más letal para nuestra amada Patria, que jamás se haya cruzado en los destinos de España. Pienso que el rey Fernando VII “El Felón”, tan denostado, con razón, es al lado de este perjuro un novato.

Ahora, sale solo un 1% de su lamentable existencia de todo tipo, por las fotos, videos y audios, junto a murciana Bárbara Rey, que por cierto decía una novia, de tantas que tuve y que trabajaba como sastra en la Peletería Halifax de Madrid, sin duda una de las mejores del mundo, que la tal Bárbara Rey, tenía un cuerpo de diosa y era preciosa por donde la miraras, su cuerpo era perfecto. Y claro, a este cazador a tiempo total, esto no lo pasó por alto.

Pienso y soy franquista hasta la médula, que Franco cuando firmó la sucesión a la Jefatura de Estado, a su muerte, nombrando a este endiablado monarca, había que haber cortado la mano. No debemos olvidar, que tanto el Caudillo como su padre Juan, nunca “Don Juan”, al asesinato de su hermano “Alfonsito” y que tanto uno, como otro sabían que no fue un accidente, ambos encubrieron su triste y despreciable figura, evitando que las autoridades portuguesas, le hicieran un estudio forense al cuerpo del más querido de los hijos, por su bondad e inocencia, incluso inteligencia, todo con el fin de no descubrir “el pastel”.

Hablar de este hombre, me pone de los nervios.

Y respecto al dinero, negro, blanco o coloraooo, nadie sabe los millones de pesetas que a los españoles nos ha costado, no ya solo los de su “amiga” Bárbara. “Rey contra Rey”. Sino la de cientos de “amigas” en sus continuos devaneos, no amorosos sino pecaminosos.

Ya lo hacía, cuando estaba en la Academia de Zaragoza, cuyas notas eran de calificaciones muy bajas, debido a esa cabeza de mediocre que posee y que eran subidas por los académicos, por aquello de ser un príncipe con sucesión a una corona.

Lo que más me duele, son los aduladores, esos gusanos fieles, que todo lo perdonan y no le recriminan nada de sus miserias, todas dentro de un Código Penal, que no se cumple, por estar encubierto y protegido por ese indeseable Panfleto del 78, que él creó.

Y para qué más voy hablar de este rey fallido, con esto basta.

Gracias mi querido maestro Don Julio

¡Dios te dé mucho años de vida!

Un abrazo,
Miguel Sánchez  

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