Los orquestadores de la siembra de cizaña son quemados en las propias hogueras. Dejemos que se tuesten vuelta y vuelta entre ellos y miremos hacia adelante para ver cómo recomponernos después del paso de estos parásitos que acabarán devorándose entre ellos, ellas, y «elles». Patulea de Satanás.
Las guarradas de cada cuál en la intimidad no competen a nadie para airearlas públicamente; hablo de la gente «normal», siendo el cofundador de Podemos una anomalía social. La guarrada de Errejón es ideológica, particularmente sucia, asquerosamente política y detestablemente falaz porque ha sido uno de los que han colado el feminismo más estulto y manipulador contra la mujer digna y ha edulcorado la naturaleza noble de lo femenino hasta sumergirla en la fosa séptica de una estafa marxista que ha dado pábulo a la peor carroña morada. El maltratador sale de entre las bambalinas al escenario, víctima de las rencillas e intrigas de vividores sin decencia. Los unos, las otras y las «todes». Arribistas de mierda.
Vivimos momentos cruciales en los que el corrupto que fue pagado desde Venezuela para colarnos la radicalidad podemita en el gobierno, está trasparentando públicamente el carácter criminal que unos y otros han encubierto tras una corrupción moral detestable. Llega la caída de estos ídolos de barro…del fango; encumbrados por la falta de escrúpulos para practicar la más inmunda hipocresía. No es casualidad que cuando se desmorona el entramado de corruptelas monclovitas los socios se saquen los ojos. Intuyen que se les acaba el chollo y sacan la vena caníbal para devorarse entre ellos. Disimulan que están acabados, pero aún les restan fuerzas para lanzar los últimos zarpazos a diestra y siniestra. Y una de esas zarpas lanzadas a siniestra ha alcanzado a uno de los tantos beneficiados que ejercieron de chulo putas con las camaradas del partido. Ellos, tan defensores del feminismo radicalizado para gilipollas de todo cariz, eran los machotes de la manada, objeto de lisonjas sexuales por complacidas fulanas con ganas de trepar a los más alto del prostíbulo de la política. No todas salieron tan bien paradas como para convertir las aventuras de alcoba en opíparos marquesados de la desvergüenza compensada. Ahora, esos residuales de lo pringado, sacan los trapos sucios tanto tiempo escondidos. Hipócritas los unos y las otras… y las otres.
La conveniencia por repartirse el botín les ha hecho callar las miserias de gentualla como Íñigo Errejón-ahora con posibles denuncias penales por violencia machista fuera de la pocilga política-pero cuando la pandilla basura se pelea porque escasea la manduca política para hincar el diente, llega el momento del revanchismo y de saldar las cuentas personales. Que se deje en evidencia la hipocresía miserable del intelectualoide podemita Errejón no es una casualidad circunstancial, sino una consecuencia de ese arbitrario silenciamiento que tarde o temprano iba romperse al alimón de la escasez del botín. Las entrañas en el Sumar de la arribista Yolanda Díaz deben de estar muy revueltas con la vendetta de Podemos y un agazapado Pablo Iglesias esperando la oportunidad de saltar a la yugular de cuantos le traicionaron. Una estrategia para retornar como la nueva izquierda, la verdadera capaz de engañar a los imbéciles de antaño que brindan sus votos descerebrados a los mismos estafadores con distinta sigla política.
Los perjuicios causados por esta generación de mediocres, vagos y maleantes son de un calibre mayor, tanto como para no ahondarnos en las heridas causadas y perdonar a los deudores pues de otro modo las cuentas a saldar no serían suficientemente civilizadas si nos dejamos llevar por el irracional rencor que ciega a la humanidad en la venganza. Afortunadamente, los cizañeros siempre son los únicos que provocan y el resto de una España digna los que soportan, si no estoicamente, sí llevados por la herencia cristiana del perdón. Perdón ante muchos hijos de Satanás que ha sembrado en las últimas generaciones esta España complaciente con sus depredadores que se han aglutinado estos últimos años en el PSOE podemita. El detritus del socialismo aliado con las minorías residuales de los no menos parásitos y depredadores comunistoides de Sumar, dieron rienda suelta al maltratador y abusador Errejón, hoy fuera de la política y con el currículum real de sus méritos personales descarnadamente desvelados. Todos son de la misma condición miserable pero lo que debería preocuparnos es que esta ralea de impresentables, criminales en su más amplia catadura personal antes que la política, pretende seguir al frente de un país que los aborrece y que los ha visto sin las máscaras, inútiles, malintencionados, falsos y delictivos, como aparenta ser ahora sin ambages el amo de sus esclavas feministas, sus fulanas en privado, Errejón.
Lo cierto es que si a todo cerdo le llega su San Martín, no tardaremos en ver colgado cabeza abajo, metafóricamente, al muy feminista Pablo Iglesias, perdón, Íñigo Errejón… En qué estaríamos pensando.
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