Conferencia de Rocío De Meer: El caballo de Troya del multiculturalismo. Por Ana Isabel Garnelo

Este es el título de la conferencia impartida recientemente por Rocío De Meer, diputada de VOX por Almería, durante el congreso “Inmigración e Identidad” organizado en Madrid por la asociación Luz de Trento.

Rocío basó su charla en lo que llamó mensajes envenenados, con los que, a semejanza de lo ocurrido con el caballo de Troya, pretenden destruirnos desde dentro con la invasión migratoria, justificándola con falacias envueltas en celofán: “el multiculturalismo es un valor en nuestra sociedad”; “los españoles también fuimos emigrantes”; “vienen a pagarnos las pensiones y a hacer los trabajos que los españoles no quieren hacer”; “es una obligación humanitaria ayudar a los refugiados”; “el Mediterráneo es un cementerio”; “la delincuencia ya existía en España”; y “los españoles son machistas”.

De Meer analiza estos mensajes y los destruye a golpe de realidad, con inapelables datos y vivas imágenes que impactan al oyente. Rocío logra así que visualicemos cómo serán nuestras vidas y nuestro país si no logramos revertir la invasión islámica que estamos padeciendo.

Vamos con la primera falacia. El multiculturalismo como valor es mentira. Es más, el multiculturalismo es desestabilizador porque no compartimos la misma vida pública con determinadas culturas y religiones, en concreto con la islámica. Un musulmán no viene a compartir con nosotros una cerveza y un plato de jamón en una terraza, ni nuestra Semana Santa, ni nuestra fiesta del Carmen. Viene a comer cordero previamente sacrificado ritualmente, y a celebrar su Ramadán. Y no solo desestabilizan sino que su objetivo es nuestra dominación y nuestra desaparición. De Meer pone como ejemplo de ello el llamado separatismo islámico en Francia, donde en amplias zonas se opera ya al margen de la ley vigente en el país y donde se rigen por la suya propia. Recuerda De Meer que los países islámicos jamás han suscrito la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que el Corán es a la vez un catecismo y un código civil, donde está establecido el sometimiento de los infieles. Conclusión: No hay paz posible entre culturas antagónicas.

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Segunda falacia. Los españoles fuimos también emigrantes. Efectivamente. La emigración ha existido siempre, ¡y las invasiones también! Solo hay que ver las cifras masivas y la intención del que llega: nula integración, y afán de imposición y dominio. Además, se nos fuga el talento patrio. Solo el año pasado perdimos 155 000 millones de euros en talento que abandonó el país. Si no paramos esto no tenemos futuro, y no es una frase hecha. Tenemos la obligación de defender a España o desaparecerá.

Continúa De Meer desmontando los mensajes envenenados: La inmigración masiva e ilegal no es buena para nuestra economía, puesto que esta depende de los trabajos

esenciales y esa inmigración implica la implantación de un neoesclavismo insoportable para los trabajadores nacionales. No es que los españoles no quieran hacer determinados trabajos, ¡lo que no quieren es aceptar las condiciones indignas y de cuasiesclavitud de esos empleos!

La falacia de los supuestos refugiados que debemos atender por humanidad la tumba De Meer de un plumazo: No pueden ser refugiados los hombres que salen de su país dejando a sus madres, mujeres e hijos atrás; en tal caso, ¡lo que son es desertores! Y si hablamos de caridad, ¿estamos siendo caritativos si nuestros recursos los destinamos a decenas de miles de jóvenes varones de Gambia, por ejemplo, y se los quitamos a nuestros hijos? Eso no es ser caritativo, es ser un desgraciado, señala De Meer.

Respecto a los “rescates” de embarcaciones que se ponen deliberadamente en precario en un punto acordado, constituyen un delito de tráfico de personas, delito del que el Ministerio del Interior es culpable a través de Salvamento Marítimo. Recordemos que las leyes internacionales establecen que un rescate, para ser considerado como tal, debe producirse en una situación fortuita, en la que la embarcación afectada debe remolcarse al puerto seguro más cercano, no al puerto europeo más interesante y conveniente.

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En lo concerniente a la delincuencia relacionada con la inmigración, recuerda De Meer que el delito está vinculado, entre otras cosas, a la costumbre, y por eso ahora hemos “importado” delitos que antes no existían entre nosotros: mutilación genital femenina, matrimonios forzosos, yihadismo (camuflado bajo la etiqueta del “lobo solitario”), etc. Y respecto a quienes argumentan que los robos, violaciones y agresiones ya existían en España, simplemente hay que mostrarles las cifras de esos mismos delitos en los países de origen frente a las que teníamos antes aquí. La diferencia es abrumadora.

Finaliza la conferencia Rocío De Meer Méndez recordando que España es tierra de María, que su imagen aún está presente en nuestros pueblos y ciudades casi en cada rincón, y que no hay nada más alejado del machismo que nuestra España. Debemos reivindicar siempre esta luz. Solo así España prevalecerá.