F.C. Barcelona o la corrupción del sistema. Por Filípides

No es ningún secreto que en España los separatistas gozan de impunidad desde hace décadas; como tampoco lo es que dicha situación de privilegio no sería posible sin la complicidad de los poderes del Estado, y más concretamente, del bipartidismo. Ahí están, para ilustrarlo, los casos de Jordi Pujol y su clan, de los hermanos Pasquall y Ernest Maragall… o la amnistía a los golpistas liderados por Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.

Igualmente, es de sobra conocido el papel del Fútbol Club Barcelona como estandarte del separatismo catalán. Y es que, desde su misma divisa –“más que un club”– a la reciente prohibición de las preguntas en español durante una rueda de prensa de su entrenador¹, el Barcelona ha sido altavoz de la causa secesionista en multitud de ocasiones, permitiendo la exhibición de pancartas y banderas separatistas en el Camp Nou, pero también elaborando motu proprio enormes mosaicos o “tifos” con mensajes independentistas.

Dicho lo cual, cabe preguntarse: ¿por qué el Barcelona, a pesar de servir como plataforma política para atacar a España, nunca ha sido sancionado por la Federación Española de Fútbol, ni por La Liga, ni por el Consejo Superior Deportes²? ¿Por qué se tolera que los aficionados “culés” piten el himno de España o al Rey? ¿Por qué este club ha podido comprar, incluso, el favor de los árbitros durante años y sin consecuencias? ¿Por qué el mecherazo a Roberto Carlos, tirar botellas o una cabeza de cerdo al campo de juego quedaron sin sanción? ¿Por qué Guardiola pudo retirar a su equipo de la Copa del Rey y el club no cumplió el castigo que estipulaba la ley³? ¿Y por qué se quita hierro a que el Fútbol Club Barcelona expulse del campo a aficionados que portan la camiseta del Real Madrid o la bandera de España?

La respuesta es obvia: porque el Fútbol Club Barcelona, como entidad al servicio del independentismo catalán, ha disfrutado y disfruta de la misma cobertura e impunidad que los políticos separatistas.

Ahora bien, ¿q uién concretamente avala, concede, permite, facilita o respalda esta impunidad? Y para responder esta última pregunta deberíamos entender, por ejemplo, la relación de dependencia del PSOE respecto al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Pues como el Partido Socialista de Cataluña decide en última instancia quién es el líder del PSOE a nivel nacional, y el PSC es un partido que atrae el voto charnego para la causa independentista, así el PSOE siempre ha sido rehén del separatismo catalán. Conviene recordarlo: en las elecciones de 1982, cuando se habla de los más de 200 escaños del PSOE, se suele olvidar que el PSC obtuvo más de un millón y medio de votos, aportando 25 diputados⁴… y desde entonces el PSC ha condicionado siempre los gobiernos socialistas de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. Recuérdese, por ejemplo, que la transferencia de TVE2 y los deportes a Cataluña data de la primera etapa de González y José María Calviño Iglesias, director de RTVE entre 1982 y 1986. Coincidiendo, “casualmente”, con el éxodo forzoso de Cataluña de los profesores no nacionalistas: ¡más de veinte mil! Que se dice pronto.

Pero no hace falta irse “tan” lejos. Es bien conocido que el F.C. Barcelona pagó más de 7,5 millones de euros al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, entre 2001 y 2018 –durante las presidencias de Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep María Bartomeu– para obtener un saldo de penaltis y expulsiones a favor absolutamente escandaloso. Y, sin embargo, como se apresuró a decir el presidente de La Liga –Javier Tebas– nada más saltar el caso en 2023, resulta que dicho delito no podía ser castigado por haber prescrito. ¿Y por qué prescribió? Pues por una “oportuna” modificación de la Ley del Deporte en 2022 para que quedase impune⁵. ¿Y quién fue el responsable de la modificación de la ley? Pues Albert Soler, ex directivo del F.C. Barcelona y miembro del Partido Socialista de Cataluña, situado al frente del Consejo Superior de Deportes⁶ durante el Gobierno de Zapatero. Sí, aquel presidente que impulsó un “Estatut” separatista y por ende inconstitucional⁷ y que defendía así la nueva y sectaria ley de Educación catalana en 2009: “desde luego, quien piense que defender el catalán significa arrinconar el castellano se equivoca”⁸.

Por supuesto, tanto los pagos a Negreira como su encubrimiento, evidencian de forma más que elocuente no sólo la adulteración de la competición, sino la corrupción y complicidad de las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las leyes. Porque si los propios árbitros eran ascendidos o descendidos en virtud de lo favorables que fueran al F. C. Barcelona, ¿cómo se entiende que todo siga igual?; ¿cómo es posible que el Comité Técnico de Árbitros siga controlado por Medina Cantalejo y el responsable del VAR siga siendo el barcelonista Clos Gómez? ¿Por qué siguen en su puesto los ascendidos y promovidos por Sánchez Arminio y Enríquez Negreira? ¿Por qué siguen arbitrando los prevaricadores profesionales Hernández Hernández, Munuera Montero, Soto Grado, De Burgos Bengoechea, Alberola Rojas, Cuadra Fernández, Figueroa Vázquez, Muñiz Ruiz, etcétera?

Por otro lado, nada de esto sería posible sin la cobertura mediática encargada de ocultar, minimizar y blanquear el separatismo; que, casualmente, son los mismos que esconden el Barçagate, manipulan las retransmisiones y construyen ese “relato” que, “misteriosamente”, siempre resulta favorable al Barcelona. Porque resulta que no sólo “se” hurtan imágenes a los espectadores y al vídeo-arbitraje durante los partidos, sino que, más tarde, los resúmenes “informativos” y tertulias deportivas se dedican a apuntalar el “relato” soslayando imágenes “incómodas”, generando polémicas artificiales, “interpretando” la normativa de forma sesgada, exhibiendo una doble vara de medir escandalosa y manifestando una clara voluntad de engañar.

Así, es importante poner nombre y cara a los responsables de dar gato por liebre a los telespectadores y radioyentes falsificando lo que sucede en el terreno de juego y fuera de él, empezando por quienes ofrecen los partidos por televisión, y continuando por toda esa inmensa constelación de medios del sistema que jamás denunciarán lo que sin duda es un escándalo colosal y continuado.

Por ejemplo, ¿ quién es el realizador detrás de las retransmisiones de Movistar+? Pues el realizador jefe de Mediapro Óscar Lago, ex empleado de TV3, barcelonista y separatista⁹. Recordemos que Mediapro fue fundada por Jaume Roures y Tatxo Benet, separatistas y socios del F.C. Barcelona, y el primero, incluso, avalista de las palancas “fake” que permitieron al Barça fichar e inscribir a Lewandowsky y Koundé… y ganar la Liga 2022-2023 con Xavi Hernández en el banquillo.

Y qué decir del famoso Carlos Martínez, manipulador consumado, veterano de Prisa (cadena SER y Canal+) y director de las retransmisiones de Movistar+. “Estamos en inferioridad numérica” decía hace dos días durante la narración del encuentro del Barcelona contra el Mónaco el 19-09-2024. ¿Se acuerdan del plural delator “balón para los nuestros” del inefable Pedro Barthe retransmitiendo aquel final de baloncesto entre Real Madrid y Barcelona? O aquel otro lapsus del propio Carlos Martínez cuando el Madrid sentenciaba la Liga en el Nou Camp en mayo de 2012: “Gana el Madrid 1-2 y la Liga se nos… se le escapa la Liga al Barça”¹⁰.

Y luego toda la tropa en fila india: véase el director de “El partidazo” de la cadena COPE, Juanma Castaño, quien, por ejemplo, se refugiaba en el siempre socorrido “no lo entiendo” para no explicar por qué el Barcelona prohibía el español en la rueda de prensa antes mencionada. Ahí está también el director de “Carrusel Deportivo” de la cadena SER, Dani Garrido, experto en corrección política y tergiversación; el director de MARCA desde 2016, Juan Ignacio Gallardo, reputado antimadridista y enemigo acérrimo de su presidente; el director del diario AS desde 2019, el barcelonés y culé Vicente Jiménez¹¹; el responsable de fútbol de Dazn España, Gorka García, aficionado culé y ex redactor jefe del diario barcelonista Mundo Deportivo; el director de Teledeporte de RTVE, Carles Gonzales, también forofo culé; el responsable del deporte y contenido de Movistar, Enric Rojas, ex socio del jugador del Barcelona Piqué en la empresa Kosmos y“culé hasta la médula” según sus propias palabras en un tweet suyo de 2012.

Por no hablar de los grandes propietarios de medios de comunicación; no sólo los citados Jaume Roures y Tatxo Benet, Mediapro y la cadena barcelonista GolTV. También José Creuheras Margenat, presidente del Grupo Planeta y Atresmedia y fundador de la editorial Barça Books en 2022. ¿Y qué decir de Telefónica, salvadora de Prisa siguiendo órdenes políticas? ¿O ya se nos ha olvidado por qué compró Canal+? Presidida actualmente por José María Álvarez-Pallete y cuyo Consejero Delegado y Ejecutivo es el catalán Ángel Vilá Boix. ¿Y quién es el mayor accionista de Telefónica? El Estado bajo el Gobierno de Pedro Sánchez¹². ¿Y el segundo? Criteria Caixa, una sociedad holding de inversiones no cotizada que gestiona el patrimonio de la Fundación «la Caixa», filial de “La Caixa” o “CaixaBank”, presidida por Isidro Fainé Casas desde 2009.

Por cierto, ¿se podría imaginar alguien por un momento que el director del Sport, Mundo Deportivo o La Vanguardia fueran patriotas, aficionados del Real Madrid o monárquicos? Y sin embargo, eso es lo que sucede, sensu contrario, con los medios de Madrid.

Y para terminar, otro dato, durante la presidencia de Bartomeu, el Barça pagó 7,2 millones de euros a los medios de comunicación.

Filípides 26-09-2024

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Redacción

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