Un triunfo de VOX para todos los madrileños. La Justicia se erige como defensora de los derechos atropellados contra los más desfavorecidos por las medidas intransigentes del Ayuntamiento de Madrid que no sopesó los perjuicios causados por las zonas de bajas emisiones. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha anulado la ordenanza de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, que estableció restricciones de circulación para los coches más contaminantes en el distrito Centro y Plaza Elíptica. Este fallo, que responde a una denuncia de Vox, subraya que aunque el Ayuntamiento tiene la potestad de tomar estas medidas, existe una manifiesta insuficiencia en el informe de impacto económico que respaldaba la normativa.
Los magistrados alertan sobre la falta de consideración de las consecuencias económicas para miles de vehículos profesionales, especialmente para colectivos vulnerables como autónomos y pymes, lo que podría distorsionar el mercado y las condiciones de competencia. La sentencia resalta que las medidas no cumplieron con los criterios de proporcionalidad establecidos por el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea y el Supremo, ya que no se realizó una adecuada valoración de los beneficios y costes.
El equipo de Gobierno del PP a menudo destaca que las medidas implementadas en el distrito Centro y Plaza Elíptica han mejorado considerablemente la calidad del aire en Madrid, logrando cumplir por primera vez con las directrices de la UE sobre emisiones de dióxido de nitrógeno durante dos años seguidos. Sin embargo, las zonas de bajas emisiones han generado una significativa tensión entre el PP y Vox en Cibeles.
De hecho, la formación verde llegó a derribar los presupuestos de Almeida en la pasada legislatura debido a las restricciones de circulación, argumentando que despreciaban a los ciudadanos con menos recursos que no podían permitirse un coche eléctrico. Esta justificación fue la que llevaron ante los tribunales, resultando ahora en la suspensión de las restricciones a la espera de la decisión del Supremo.
«El TSJM da la razón a Vox y anula las ZBE impuestas por Almeida. Ganan los autónomos, los pequeños comerciantes y los españoles de a pie. Se impone la libertad frente a la coacción y la multa. Vox sí acabará con Madrid Central», celebró el partido de Santiago Abascal tras conocerse la decisión. Por otro lado, fuentes municipales prefieren no hacer comentarios sobre el fallo y señalan que los Servicios Jurídicos del Consistorio lo están analizando.
Aunque la decisión del TSJM es recurrible ante el Supremo y no se ejecutará hasta una posible revisión, las prohibiciones seguirán en vigor hasta que la sentencia adquiera firmeza. Este contexto pone en evidencia la importancia de adoptar restricciones de manera equitativa y fundamentada en el impacto social y económico de las decisiones ambientales, pero sin perjudicar al ciudadano con imposiciones totalitarias. Y aunque sólo fuera un fallo por deficiencias en el aspecto formal, Almeida debería reflexionar sobre los daños que pretendía obviar, si bien es esperable un nuevo contrataque para intentar salvar el veredicto de sentido común que el TSJM ha impuesto frente a los modos tiránicos del pequeño emperador de Madrid.
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Es un «triunfo» transitorio, pues volverán en el futuro inmediato a la carga, a imponer restricciones al tráfico para la mayoría por imposición dictatorial, no del títere alcalde que solo es un mandado a servicio de quien le paga en Bruselas (como los demás concejales, VOX incluido), sino de la Unión Soviética Europea que es la que paga la factura de España: pensiones, subvenciones multimillonarias sin las que apenas una empresa sobrevive (ni las del IBEX 35), sueldos de funcionarios, becas, paguitas, pagotas, pers, pars, contratos públicos de obras y mangoneo sin freno, fondos, asignaciones, puestos, cátedras de esposas de presidentes con bachillerato, orquestas de hermanos de presidentes patriotas que creen que pagar impuestos en España es «patriota», subvenciones para saunas y prostíbulos de esclavitud sexual de cuñados de presidentes, etc. de la macro corrupción democrática de la España ya quebrada (sin recurso al Banco Europeo que compre deuda española, no se pagan pensiones, funcionarios, empresas en quiebra con subvenciones (la mayoría), becas, pagas, etc., por mucho que Escrivá y la Núñez digan lo contrario con engaño. España ya no es soberana, ni mucho menos solvente).
Los tribunales no pueden resolver la tiranía de terror rojo ecologista que se está imponiendo, es ingenuo totalmente tan siquiera creérselo. Lo que se tiene que hacer es circular cada uno con su vehículo por Madrid o cualquier ciudad, e, incluso aparcar en zona roja, verde, amarilla, azul y de colorines, sin hacer caso alguno de una ley totalmente injusta que reserva la ciudad solo para los ricos y opulentos con sus electrocoches carísimos de usar, tirar y contaminar por montañas con litio y sabe Dios qué otras sustancias contaminantes que se irán acumulando por montañas sin posibilidad de reciclaje, pues el coche eléctrico contamina muchísimo más que el de gasolina (aunque los ecologistas aún no han empezado a quemar los que hay aparcados por las calles como medida de protesta ecológica en lugar de manchar cuadros de museos).
No está nadie obligado a cumplir las leyes tiránicas dictatoriales. Ni se pagan multas, ni se acude a los juzgados, ni se obedece ninguna disposición restrictiva del derecho a desplazarse en el propio medio (incluso si la ITV se pone muy tonta, NO se pasa más que en el taller). Contra la dictadura, insumisión. ¿No han liberado a los guerra civilistas catalanes golpistas con absoluta arbitrariedad judicial corrupta y prevaricadora? Pues la ley igual para todos. Absolución a conveniencia para todos. Las multas ecologistas NO se pagan. Cuando millones de conductores no obedezcan a la dictadura, entonces es cuando el ecologilipo-terrorismo quedará sin efecto impotente totalmente.
¿No dicen que todo es para defender el medio ambiente?
Pues empiecen por prohibir en todo ámbito el tabaco, el hachís y todo tipo de drogas, que matan muchísimo más que los humos de los coches, guardias civiles incluidos a la captura de narcotraficantes y contrabandistas. Que se lo pregunten a ellos. Y para qué decir de los drogados al volante…
El tabaco mata muchísimo más que la circulación de vehículos de gasolina y gasoil. Y mata al fumador y a sus parientes que no fuman pero que se tragan el humo venenoso. Y mata a los viandantes cerca de los cigarros chimeneas. Y mata a tantos fumadores pasivos involuntarios que tienen que tragarse el humo venenoso porque el fumador tiene más derechos como ciudadano que el no fumador, porque el tabaco «genera mucho empleo y riqueza» y demás monsergas de mercaderes de la muerte propia y ajena. Y fomenta el contrabando, la costosísima lucha antidroga, y la corrupción de las autoridades y muchos males y corrupción.
Así que si de verdad interesa el medio ambiente, empiécese por el hombre mismo, por la prioridad: destrucción total de todo tipo de drogas, empezando por el tabaco. Si los débiles y esclavos del tabaco, los tabacoinómanos, que no tienen autodominio, ni son dueños de sí mismos sea la droga que los domine que sea, y sí mucha ansiedad (y violencia contra los no fumadores si éstos no quieren tragar humo) siguen fumando en público (y en privado en pisos de comunidad de vecinos y zonas comunes), en las paradas de autobús o taxi, en el metro, en el propio autobús desoyendo con violencia a los que le piden que apague el cigarro, en las terrazas de los locales de hedonismo y vagancia ociosa (bares, pubs, discotecas y demás pocilgas de depravación y decadencia por el estilo), en las calles con transeúntes cercanos, en el campo (peligro de incendio, pues muchas veces la colilla se arroja al suelo sin apagar), conduciendo, en reuniones al aire libre junto a otros, sobre todo niños, los más vulnerables al humo venenoso, etc. Si todo esto continúa, no hay deber moral alguno para obedecer cualquier disposición contraria a la libre circulación de vehículos de gasolina ni ninguna otra disposición medio ambiental tiránica y sin sentido alguno, salvo el de hacer daño y tiranizar. Fuera judía hipocresía farisea política «verde» (roja).
¿O acaso no mata destrozando sus pulmones al fumador pasivo tener que esperar el autobús en la parada junto a fumadores de al lado que tienen «derecho» a obligar a fumar a todos los no fumadores, humo de porros de marihuana incluidos, y que se jodan si tragan humo porque los derechos de los fumadores, su caprichosa droga, está muy por encima de la vida y la salud de los no fumadores, ciudadanos estos de segunda categoría frente a los tabacoinómanos?
Si el tabaco destruye los pulmones de los no fumadores, NO hay ecología a la que haya que atender referente a emisiones de coches o vehículos, ni de volcanes en plena erupción que valgan. Hipocresía judía farisea verde para China y los países rojos, los verdaderos contaminantes. Reciclado del ecoloterrorismo a fondo.