No hubo sorpresa; la Justicia chavista avaló la supuesta ‘victoria’ de Maduro en las elecciones del 28J. Dice que su ‘victoria’ es «inobjetable» y acusa a María Corina Machado y a Edmundo González de «desacato». Un movimiento tan esperable como el aval de la autoridad electoral pero que apunta a un enrocamiento y a una aceleración de la represión.
Por supuesto, nadie cree al Tribunal Superior de Justicia de Venezuela. Fue el primer objetivo del chavismo para asegurarse el poder. Su independencia brilla por su ausencia. Y su fidelidad al régimen es absolutamente perruna… La ONU lo ha llegado a calificar de «máquina represora del Estado».
Pero es obvio que la situación se complica. Porque ahora el régimen puede presumir de una supuesta legalidad. La ‘victoria’ de Maduro sería «cosa juzgada» cuando es claro que lo que se ha producido es un robo descarado y burdo de un proceso electoral. Sin parangón. Sin antecedentes. Sin formas siquiera.
El debate interno en el chavismo parece haberse inclinado por el enrocamiento frente a una salida negociada que plantean algunos líderes. Confían en que el cansancio y la desesperanza conviertan la tensión en la calma, aunque sea la paz de los cementerios… La ONU, la OEA y ahora parece que también la UE no lo aceptarán. Sólo queda que Estados Unidos diga ‘basta ya’. Y quizás que el Tribunal Penal Internacional avale una injerencia humanitaria ante la ola represiva.
Porque si la comunidad internacional permite que un sátrapa se robe descaradamente unas elecciones, el mensaje que envía es muy peligroso. Para la región el asunto es clave. Si Maduro cae como esperamos, Cuba, Nicaragua y también Bolivia y Colombia se tambalean.
Por lo demás, Venezuela permite anticipar lo que puede ocurrir en España. El control judicial que pretende Sánchez permite avalar un fraude y calificarlo de «victoria inobjetable». Por eso los ataques a jueces y las acusaciones de ‘lawfare’…
Súmale el cierre de medios, el llamado «control democrático» también a través de las redes sociales y ya tienen la censura servida. Y sin libertad de prensa no hay democracia. Dos tarjetas amarillas en clave caribeña pero que algunos pretenden importar.
El anzuelo del pescador
ERC amenaza. Exige que se cumpla el 100% de lo pactado con el PSC para la investidura de Illa: el ‘cupo solidario catalán’. Ante la avalancha de crítica interna, el gobierno ya recula y dice que no será cupo sino «financiación singular». Y ERC amenaza con romper la baraja. Y es que soplar y sorber no puede ser.
Prórroga presupuestaria. Y ante la amenaza de ERC y de Junts de que no aprobarán los presupuestos, Sánchez se prepara para su prórroga. Un año más. Ni siquiera pretende presentar las cuentas como es preceptivo aunque sean rechazadas. Otro incumplimiento. Otra vergüenza nacional.
Mossos se disculpan. Reconocen en su informe que hubo fallos, que los drones no siguieron a Puigdemont. En definitiva que la cúpula decidió abortar la operación por razones políticas. Lo que todos sabemos pero en lenguaje administrativo.
Autor
- Luis Losada es economista de formación y periodista de vocación. Fue director del Telediario de Intereconomía y subdirector de la Gaceta. Actualmente dirige su agencia de comunicación y es editor de campañas de CitizenGO en América Latina. Se define como hijo de Dios, amante de la libertad y escéptico del poder.
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