Aunque somos conscientes de que la escultura no ocupa un lugar destacado en el imaginario colectivo, e incluso aquéllos que se dicen amantes de las artes lo ignoran casi todo sobre ésta, no está de más recordar que el gran Miguel Ángel Buonarroti defendía su primacía entre ellas.
En cualquier caso, tampoco sería justo atribuir el actual “olvido” selectivo de esta disciplina a una negligencia de origen difuso, fruto de “los tiempos” que nos ha tocado vivir. Porque a nadie que reflexione un poco sobre este “extraño fenómeno” pueden escapársele las causas de tan generalizado y aparente “desinterés”. Sin embargo, no queremos volver a denunciar un Sistema Educativo destinado desde hace décadas al adoctrinamiento y a la metódica disolución de la Cultura Occidental en un magma de relativismo y multiculturalidad; ni hace falta señalar que la grandeza de la Historia y del Arte europeos son singularmente visibles en la escultura monumental decimonónica que embellece nuestras plazas, avenidas y jardines históricos. Por lo tanto, no es necesario insistir en que la expulsión intencionada y sistemática de la escultura y sus artífices de los libros escolares y de los programas de estudio se rige por dicho móvil: destruir cualquier motivo de orgullo y cohesión social. No sólo de aquellos hitos que conforman nuestra Historia común, sino también de los referentes artísticos que evidencian el retroceso experimentado por las Artes en el último siglo.
A tenor de lo expuesto, sin duda merece subrayarse el encomiable esfuerzo de los italianos por conservar y divulgar su notabilísimo patrimonio escultórico, y específicamente el del siglo XIX: desde la famosa casa-museo de Antonio Canova (en Possagno1), a las admirables gipsotecas dedicadas a Leonardo Bistolfi (en Casale Monferrato2), Enrico Butti (en Viggiù3), Vincenzo Vela (en Ligornetto4), Davide Calandra (en Cúneo5), Giulio Monteverde (en Bistagno6), Costantino Barbella (en Chieti7), Innocenzo Fraccarolli (en Verona8), Paolo Troubetzkoy (en Verbania9), Andrea Malfatti (en Trento10), Gaetano Orsolini (en Montegiorgio11), Michelle Guerrisi (en Palmi12), Francesco Jerace (en Catanzaro13) o Michele Tripisciano (en Caltanissetta14)… O ese refugio de la escultura decimonónica llamado “Il Cassero per la scultura italiana dell’Ottocento e del Novecento”15 al que dedicamos el presente artículo.
Il Cassero dell’Ottocento es un espacio singular por cuanto reúne numerosas piezas de diferentes autores, ofreciéndonos una visión amplia del período; mayor incluso que la que nos proporcionan muchos grandes museos o galerías que sólo exhiben artistas locales: véase, por ejemplo, el Museo Nacional de Capodimonte en Nápoles, que alberga unas pocas esculturas de Vincenzo Gemito y Luigi de Luca; o la Galería de arte moderno “Empedocle Restivo”16, con obras de Domenico Costantino, Benedetto Civiletti, Ettore Ximenes, Mario Rutelli o Antonio Ugo17. Y no se entienda este comentario como una crítica en menoscabo de las instituciones y autores citados. Nada más lejos de nuestra intención que reprochar nada a ningún museo por “no tener algo”. Simplemente, se trata de una observación sobre algo infrecuente y digno de alabanza que distingue al “Cassero per la scultura italiana dell’Ottocento” y , en cualquier caso, quede constancia de nuestro agradecimiento a todos los que reúnen, cuidan, conservan y enseñan sus piezas permitiendo a los demás admirarlas.
Sito en el pequeño pueblo de Montevarchi18, en la provincia toscana de Arezzo –en el centro de Italia– este reducto-santuario de la escultura tiene una historia interesante, pues tanto el edificio como la torre de piedra que lo conforman pertenecen a una antigua muralla levantada en el siglo XIV. De hecho, no fue hasta fechas relativamente recientes –en 1996– que la Administración Provincial de Arezzo concedió en préstamo esta ruina histórica al Municipio de Montevarchi para su restauración, recuperándose la Torre del Homenaje para utilizarla como museo y centro de documentación19.
El museo alberga piezas, entre otros, de Michelangelo Monti (1875-1946), Odo Franceschi (1879-1958), Raffaello Romanelli (1856-1928), Pietro Guerri (1865-1936), Arturo Stagliano (1867-1936), Timo Bortolotti (1884-1954), Francesco Falcone (1892-1978), Mentore Maltoni (1894-1956) o Mario Bini (1909-1987), destacando la impresionante colección de más de 150 piezas del milanés Michelangelo Monti (1875-1946), donadas por su nieta, Maria Celeste Monti. en 2010.
Excelente fisonomista, admiramos los retratos de su mujer Eligia Govean, del general Gaetano Gobbo (1916), de la cantante Lina Cavalieri o su propio autorretrato, pero también las magníficas efigies de sus perros: un enorme braco italiano y un diminuto carlino.
De estilo marcadamente naturalista en sus inicios, en Montevarchi se conserva su magnífico y descarnado “El comienzo de la vida; zarzas y espinas” (1902), representando a un mozalbete llevando a caballito a su agotado hermano pequeño. Aunque Monti fue famoso, sobre todo, por sus sensuales desnudos femeninos, como bien ilustran las obras: “Visión” (1919), “Juventud” (1921) o “Despertar de primavera” (1935). Más adelante, “ablandado” y “pervertido” por los encargos y gusto refinado de la alta sociedad turinesa para la que trabajó, tuvo veleidades simbolistas, mas su buen hacer se manifiesta igualmente en motivos aparentemente ñoños o decadentes, como esa encantadora niña sentada con su vestido de volantes y zapatitos de charol, mirando hacia arriba mientras sus manos se entretienen con una pequeña corona de flores.
En definitiva, como corresponde a todo buen artista, Monti fue un profesional polifacético, capaz de hallar la inspiración en asuntos deportivos –véase “Esquiador”, “Piragüista” o “Lanzador”–, y, a su vez, abordar con solvencia motivos solemnes como los monumentos a los caídos en la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, en Castellamonte (1923) o Pomponesco (1925).
Por otra parte, resaltando entre los blancos yesos, emerge el busto en bronce del piloto de carreras Gastone Brilli-Peri20, realizado por Pietro Guerri en 1930, confiado, seguro y desafiante en busca de la gloria. Nos detenemos también en los rasgos de los retratados por Odo Franceschi (1879-1958), intentando adivinar quién fue un tipo con turbante. De Arturo Stagliano llaman la atención cuatro bronces modernistas: dos relieves de carácter alegórico (1915-20) y dos pequeñas obras de bulto redondo: “Fauno” y “Centauro”. Apenas una pequeña muestra del autor de los monumentos a los Caídos de Treviso en Alba (1924), Treviso (1926) y Novara (1926). De Timo Bortolotti nos admiran las cabezas de Cristo y la Virgen, el retrato del “poeta Canossi” y “Águila”, pero, sobre todo, “La oración de la madre” (1926), una pieza emocionante por su intensidad y extraordinaria factura, inspirada en la madre del propio autor.
Ahora bien, más allá de lo que podamos decir, por sugerentes que resulten las palabras elegidas, ninguna descripción podrá suplir la observación directa del objeto. Así que, más allá de las imágenes que ilustran estas líneas, nos permitimos recomendarles, si tienen ocasión, la visita a Montevarchi y a su museo de escultura21.
Santiago Prieto Pérez
Michelangelo Monti. El comienzo de la vida; zarzas y espinas (1902)
Michelangelo Monti. Eligia Govean, mujer del escultor (1913-14)
1Provincia de Treviso, en la región del Véneto.
2Provincia de Alessandria, en la región del Piamonte.
3Provincia de Varese, en la región de Lombardía.
4Estrictamente en Suiza, en el cantón históricamente italiano del Tesino.
5En la provincia homónima, en la región del Piamonte.
6Provincia de Alessandria, en la región del Piamonte.
7En la provincia homónima, en la región de Abruzzo.
8En la Galleria d’Arte Moderna de Verona, en la región del Véneto.
9 En el Museo del Paesaggio Verbania, en la región del Piamonte.
10En la región del Trentino-Alto Adigio.
11En la provincia de Fermo, en la región de las Marcas.
12En la Casa della Cultura “Leonida Repaci”, en la provincia de Reggio-Calabria, región de Calabria. El museo también alberga obras de los escultores Nicola Gullì, Alessandro Monteleone, Vincenzo y Francesco Jerace.
13En la provincia homónima, en la región de Calabria.
14Sicilia.
15La traducción sería: “El alcázar de la escultura italiana de los siglos XIX y XX”.
16 También conocida como Galería de Arte Santa Ana o Galería de Arte Moderno de Palermo, en el Palazzo Ziino.
17Domenico Constantino (1840-1915) nació y murió en Palermo; Benedetto Civiletti (1845-1899) nació y murió en Palermo; Ettore Ximenes (1855-1926) nació en Palermo; Mario Rutelli (1859-1941) nació y murió en Palermo; y Antonio Ugo (1870-1950) nació y murió en Palermo.
18 En la provincia de Arezzo, en la región de Toscana.
19Entre las publicaciones promovidas por la institución, por ejemplo: Alfonso Panzetta, Michelangelo Monti 1875-1946. La Gipsoteca e il Fondo Documentario dell’artista. Ed. Torelli, Montevarchi, 2011.
20Tristemente fallecido a los 37 años durante un entrenamiento para el Gran Premio de Trípoli (Libia), perteneciente, por aquel entonces, a la Italia de Mussolini.
21 Enlace al portal web del museo: https://ilcasseroperlascultura.it/
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