El pasado domingo día 14, la selección nacional de fútbol a la que ahora llaman la “roja”, se proclamó brillantemente campeona de Europa por cuarta vez. La primera fue en junio de 1964 imponiéndose a la antigua Unión Soviética precisamente en el estadio Santiago Bernabéu; la segunda en 2008 venciendo a Alemania y la tercera, en 2012 goleando a Italia. Victorias, todas ellas, ante cuatro potencias futbolísticas.
Esas cuatro copas de Europa de selecciones, actualmente denominadas Eurocopa, tienen todas ellas nombres y apellidos. Sí, en plural porque el fútbol es un deporte colectivo y tanto cuando se gana como cuando se pierde el éxito o el fracaso es fruto de los jugadores, todos ellos, también del extenso cuerpo técnico que los dirige y a veces de los directivos.
Así, cuando España venció a la entonces URSS en Madrid la copa de Europa no sólo fue gracias al inolvidable cabezazo del coruñés y miembro de los cinco magníficos zaragocistas Marcelino Martínez Cao, sino también de sus otros diecisiete compañeros que componían entonces la selección nacional. Todos en mayor medida contribuyeron a que España se alzara por primera vez con la copa de Europa de selecciones. Mención especial se merece el entonces seleccionador nacional, el cordobés y oficial del Ejército José Villalonga Llorente que también se proclamó campeón de Europa como entrenador del Real Madrid. En aquella época, en España, ya había magníficos entrenadores nacionales.
Del mismo modo cuando en 2008 el mítico y gran entrenador madrileño Luis Aragonés Suárez nos llevó a la segunda copa de Europa, no sólo el “niño” Fernando Torres fue el artífice del campeonato sino todos sus compañeros y en gran medida el carismático “zapatones” que, indudablemente, dotó a la selección de un gran espíritu de lucha y orgullo nacional.
En 2012 el salmantino Vicente del Bosque González, sin duda gran entrenador – su inigualable palmarés lo avala – nos llevó a levantar la tercera copa de Europa con la continuación de un equipo que forjó su predecesor y que quizá sea el mejor y más completo que haya tenido España.
En nuestros días, el seleccionador es el riojano Luis de la Fuente Castillo que llegó a la absoluta procedente de las categorías inferiores. Un hombre que no ha dado ni creado problemas a pesar de todos los escándalos que han ocurrido en la más que politizada Federación. Una persona prudente en sus declaraciones, correcto y educado con los medios de comunicación, claro y contundente en sus ideas, hábil y eficaz en la dirección de los egos futbolísticos e indudablemente exitoso en lo estrictamente deportivo. En suma, otro magnífico entrenador y sus avales en esta Eurocopa lo dicen todo: los partidos de nuestra selección se cuentan por victorias.
Pero, como decía anteriormente, en nuestros días, julio de 2024, en España todo, absolutamente todo está politizado, el deporte también y más aun el fútbol pues no hay más que ver y recordar quiénes pasan por el Ministerio correspondiente, por el Consejo Superior de Deportes y por la Federación española de fútbol. Si a todo esto sumamos que las emisiones de los partidos de la selección han sido por televisión española, debemos entender que España ha sido campeona de Europa gracias a un chaval de diecisiete años con la ayuda, sólo, de otro de veintidós. El resto de los jugadores, portero, defensas, centrocampistas y demás delanteros han sido meras comparsas. Vamos, salvo Lamine Yamal y Nico Willians todos son prácticamente unos tuercebotas.
Uno de los muchos –políticos aparte- que ha mezclado en estas fechas deporte con inmigración ha sido Vicente del Bosque. El exseleccionador nacional, reconocido republicano y ferviente socialista pero con título nobiliario de Marqués desde el 3 de febrero de 2011 ya “lanzó un capote “ a los suyos – al gobierno me refiero, obviamente – diciendo que la selección de fútbol actual no se entiende sin Lamine Yamal y Williams y que la gente que está en contra de la inmigración ilegal debe reflexionar y de alguna forma admitirla como fenómeno social de nuestros días.
Esta reflexión es inadmisible viniendo de quien viene, un gran jugador de fútbol y mejor entrenador. Ambos jugadores, excelentes sin duda, lo son porque los acompañan en el terreno de juego otros tan buenos o mejores que ellos sean blancos o negros, nacidos en España o nacionalizados. Por cierto, señor Marqués del Bosque, ambos jugadores Lamine y Williams han nacido en Esplugas de Llobregat y Pamplona respectivamente por lo que son tan españoles como el que nace en Salamanca. El color de su piel nunca ha sido un impedimento para que formase en cualquier selección nacional en España. Aunque hubieran nacido fuera de nuestra patria si se hubieran sometido a los procesos legales para su nacionalización y dieran el nivel deportivo exigido serían tan españoles como Di Stefano, Puskas, Kubala, Rubén Cano, Pizzi o Marcos Senna, entre otros muchos.
La televisión española, muchos la denominan con acierto “espantosa”, ha sido la única que ha transmitido las imágenes de los partidos. ¡Qué tiempos aquellos los del maestro cordobés Matías Prats Cañete (el abuelo)! Los sufridos televidentes hemos tenido que soportar a un esperpéntico y sectario – no podíamos esperar otra cosa en tve – Juan Carlos Rivero que siguiendo las consignas oficiales, Nico Williams y en especial Lamine Yamal son los únicos jugadores de calidad con los que cuenta la “roja”. El plus de calidad parece ser que se lo otorgan el color de su piel y ser hijos de inmigrantes africanos.
De estos dos buenos jugadores, aún por formar obviamente, –Lamine sólo tiene diecisiete años, veremos qué es de él cuando tenga diez más– supimos, porque el narrador lo repitió varias veces, de que países son sus padres, las localidades de nacimiento de ambos jugadores, donde residen y en el barrio donde jugaban de pequeños. Es más, a Lamine Yamal llegó a compararle con Pelé por su inicios futbolísticos. Del resto de jugadores españoles no sabemos salvo que lo busquemos nosotros, de donde son sus padres, donde han nacido ellos, en que localidad residen y menos aún en el barrio que dieron sus primeras patadas a un balón.
En resumen, mucha alegría por el magnífico papel de la selección nacional española de fútbol–no es la única selección española laureada en Europa y en el mundo– en esta última copa de Europa pero también profunda tristeza porque oficialmente nos quieren hacer creer, de alguna manera, que la inmigración descontrolada e ilegal que llega fundamentalmente de África nos trae potencialmente grandes deportistas que los medios afines y subvencionados por el actual gobierno, con el tiempo, convierten en héroes nacionales.
Lamine Yamal y Nico Williams han nacido en España y son dos buenos jugadores. El futuro dirá si llegan a ser algo más en el complejo mundo del fútbol. En ningún caso son héroes nacionales que no lo sean los demás compañeros, como nos quieren hacer ver actualmente ciertos medios de comunicación y personas próximas al gobierno actual.
Autor
Últimas entradas
- Actualidad11/12/2024Josué Cárdenas: «El más odiado arribista del periodismo español»
- Actualidad09/12/2024«Riada-na» con premeditación y alevosía. (Un sumario demostrativo). Por Luis Arturo Hernández
- Actualidad09/12/2024Cuadragésimo sexto Aniversario de nuestra Constitución. Por Efrén Díaz Casal
- Actualidad04/12/2024«Armengolada»: Paquita, otra más del Consejo. Por Mauro Velasco
Los rojos se creen que son los únicos con derecho a soltar sus ideas, que son todas deleznables y falsas.
Hay que meterlos en vereda sin tardanza.
En que vereda A que te refieres
A la misma que el tío Paco os aplicó justa y merecidamente. Porque esto es España y los antiespañoles se han equivocado de cortijo.