21/11/2024 15:30

A cada paso creo menos en el valor de las elecciones y, en consecuencia, en el valor de las urnas. ¿De qué sirve lo que los españoles manifestamos con nuestros votos si finalmente se amañan pactos, incluso antinatura, que permiten alcanzar un gobierno no de las mayorías, sino de las minorías?

Lo hemos visto demasiadas veces ya y no hemos sido capaces de modificar esa perversa ley electoral por la que nos regimos, que otorga más valor al voto de determinados españoles en perjuicio del resto.

¿Cómo es posible que partidos localistas, que solo concurren a las elecciones en una parte muy reducida del territorio y cuya única aspiración es la destrucción de España, obtengan, proporcionalmente, más representantes que otros partidos que presentan sus listas en la totalidad de las circunscripciones?

Algo falla de base y ello provoca que tanto el gobierno de España, como el de sus autonomías y ayuntamientos esté, siempre, supeditado a los intereses de una minoría generalmente de izquierdas.

Estamos gobernados por un partido, el socialista, que no ha tenido recato alguno en venderse, a todo el lumpen, por siete miserables votos manchados de indignidad y deshonor, aun a sabiendas de que con ello hipotecaban España, abriendo incluso, de par en par, la puerta para su desaparición.

Venta que no solo realizaron en el contexto nacional, sino que también a nivel local han hecho lo mismo, pactando con quien hiciese falta para poder mantenerse en el machito, aun cuando la voluntad del electorado fuese otra bien distinta.

¿De qué sirve la voluntad popular expresada por medio de las urnas si, finalmente, el resultado no se ajusta a lo manifestado mayoritariamente por el cuerpo electoral?

La ley electoral por la que nos regimos otorga un plus siempre a los mismos. Mientras que para unos -la izquierda y la ultraizquierda- cualquier pacto por muy contrario que sea a sus principios está sobradamente justificado por su inexistente principio de ética y moralidad, para otros, alcanzar el poder resulta, cuando menos, una quimera casi imposible de lograr.

Si a nivel nacional, lo estamos viendo, lo que menos importa es ganar o perder unos comicios ya que, por muchas promesas, por muchos juramentos que se hagan durante la campaña electoral, la ambición por alcanzar el poder supera cualquier principio ético y moral, lo que provoca que se pacte con cualquiera, incluso con aquellos cuya única bandera política es la de destruir la Nación, igual o peor sucede a nivel municipal donde de nada sirve la voluntad expresada por la mayoría ya que, al final, al gobierno municipal accede cualquiera menos quien realmente ha ganado las elecciones.

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Aquí y allá se suceden pactos con grupos o partidos minoritarios, aupando al poder, en cada caso, a quien más convenga a los pactantes, despreciando la opinión manifestada en las urnas por la mayoría. ¿De qué sirven entonces las urnas? Que más da que votemos a unos u otros si al final siempre gobernarán aquellos, que pese a ser despreciados por el electorado, logran sumar los escaños suficientes para hacerse con el gobierno.

Hay demarcaciones que, mientras no se modifique la vigente ley electoral, estarán condenadas para siempre a ser gobernadas por la suma de la izquierda y la ultraizquierda sin que otros partidos del espectro político tengan siquiera la mínima opción. ¿Qué sentido tiene entonces convocar a la ciudadanía, cada cuatro años, a una nueva cita electoral con el gasto que todo ello supone? Ninguno.

Es necesario modificar el sistema si realmente queremos vivir en una democracia real y no en esa ficción creada al gusto de la izquierda y la ultraizquierda que, basándose en una supuesta superioridad moral que jamás han tenido, ni tendrán, no tienen reparo alguno en vender el alma al mismísimo diablo con tal de perpetuarse en el poder, cueste lo que cueste. El mejor ejemplo lo tenemos en ese partido socialista que, carente de los más elementales principios de ética y dignidad, pacta y se alía con cualquiera, incluso con ese lumpen formado por la “podemía”, comunistas, golpistas, filoterroristas, separatistas y demás ralea.

Eugenio Fernández Barallobre

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Observador

«¿De qué sirve lo que los españoles manifestamos con nuestros votos si finalmente se amañan pactos, incluso antinatura, que permiten alcanzar un gobierno no de las mayorías, sino de las minorías?»
«Algo falla de base»
A la primera cuestión: no sirve de nada. Es que nunca ha servido.
A la segunda cuestión: pues claro que algo falla, el maléfico sistema liberal, y el régimen del 78
Sr. Barallobre. Menos mal que usted y muchos como usted se están empezando a dar cuenta. Desde 1978 han tardado un «poquitín» pero por fin se están dando cuenta. Bienvenido sea.

Juan Pedro Castañón

APARTE DE QUE SE AMAÑAN PACTOS Y OTROS ROLLOS, LO MAS IMPORTANTE Y QUE NADIE IMPUGNA ES A INDRA, INFORMATICAMENTE ESTAN MANIPULADAS LA VOLUNTAD DE LA GENTE, ELLOS DISEÑAN A TRAVES DE LAS ENCUESTAS A PIE DE URNA PARA NO PILLARSE LOS DEDOS Y AJUSTAN LA MAQUINITA DE INDRA Y SE ACABO, COMO ESTO NO SE AUDITA, PUES ASI ESTAMOS.

Rafael F.

«Es necesario modificar el sistema si realmente queremos vivir en una democracia real y no en esa ficción creada al gusto de la izquierda y la ultraizquierda».
Que no hombre que no. Que no es al gusto de la izquierda (que está encantada por cierto) sino al gusto de la oligarquía catalano/vasco/madrileña.

Alvar

Cualquier gobierno que acepte el paradigma cultural hegemónico anglotalmúdico surgido de la II guerra mundial, sirve. Los demás, especialmente si tienden a reforzar una cosmovisión cristiana e hispana jamás han podido ni podrán tocar el poder. Por eso se encumbró un partido del inmoral Fraga y se destruyó otro de Blas Piñar.
El sistema debe ser destruido.

Surreal

No solo pactos sino que nuestrtos votos no se suman como dice la Ley Electoral (en el acto público del escrutinio general que comienza 5 dias tras las elecciones en las capitales de provincia a cargo de las Juntas electorales provinciales). Todos los líderes de los hasta ahora partidos parlamentarios están en el ajo de aceptar (ilegalmente) la presunta suma, opaca a inauditada, que dice haber obtenido la globalista empresa Indra. El próximo viernes tendermos la ocasión de asistir a estos escrutinios generales, grabar la no suma de los votos de las actas y denunciarlo en los juzgados de Guardia o darle las pruebas a Grabriel Aráujo, Elecciones Transparentes, Iustitia Europa o Alvise

Hakenkreuz

Pues sirven para hacer poderoso a un grupo bien nutrido de embusteros sin alma, hijos del padre de la mentira, imagen de la bestia, sean del partido político que sean, junto con sus incontables paniaguados y adláteres de todo tipo.
Sirven para hacer, elección tras elección, más fuerte la mentira, el engaño, la manipulación y la hipocresía, para hacer más fuerte a la Gran Ramera de Babilonia o democracia, sistema de prostitución generalizado.
Sirven para vender el alma al demonio por un plato de lentejas (prostituirse para los dos telediarios que le quedan a cada votante).
Sirven para comprometer seriamente la salvación eterna del alma del votante, pues a Dios nadie le engaña y todo el mundo es responsable de lo que ha votado, aunque ya pocos crean en la vida eterna.
Sirven para ultrajar la verdad, que es el Señor y para enemistarse con Él cada vez más y más.
Sirven como acto de apostasía, es decir, como un acto de adoración a ídolos, como cuando en la Roma imperial se quemaba incienso para adorar al emperador como si fuera un «dios», solo que ahora se hace sin terror y violencia, sino voluntariamente y animado incluso por insensatos y engañados prelados funcionarios de la Iglesia de Jesucristo, la católica apostólica, mientras el Señor todavía permita abusar de su Misericordia.
Sirven para enriquecer sin freno a los mentirosos, criminales, ladrones, degenerados y corruptos.
Sirven para hacer de todo tipo de crimen y maldad, un «derecho».
Sirven para apoyar y refrendar todo tipo de mal sobre la tierra.
Sirven como droga para los que no pueden soportar su mala conciencia, desviando ingenuamente con su voto su irresponsabilidad criminal hacia los políticos, como pretendiendo eludir su pecado recurriendo a otros.
Sirven para engañarse bajo la falsa excusa de que el votante no es responsable, pues le han engañado, solo que no se puede engañar siempre, una vez tras otra, luego el voto obedece a interés u odio.
Sirven para oprimir al justo y suprimir al bueno, pues mayoría es siempre la que grita ¡crucifícale! o la que va por la ancha puerta y el despejado camino de la perdición.
Sirven para ofender la justicia verdadera, la de Dios.
Sirven para rendirse cual cobardes al ateísmo imperante que no espera nada de Dios y no confía ni en Él ni en el abandono en la divina providencia, a diferencia de los que murieron mártires por su fe (aquí en los años treinta del siglo pasado) fuera cual fuere su patrimonio, reputación, familia, hijos, esposas, etc., pues a todo renunciaron antes que apostatar, como hoy se hace tanto en las urnas.
Sirven de compromiso medido y meditado con el mal, a modo de mal «calculado» a conveniencia o «mal menor».
Sirven de alimento a la vanidad de que «todos tenemos derecho a decidir» en la democracia «que nos hemos dado» a diferencia de las «dictaduras», como si la democracia no fuese la más sutil de ellas y la más aceptada, por muy tiránica y enloquecida que sea.
Sirven para crear privilegios arbitrarios intolerables y trabas que hacen imposible la vida de cada vez más personas, sobre todo las honradas.
Sirven para apuntalar la dictadura de la mayoría, la más criminal tras la comunista como sus frutos históricos han demostrado.
Sirven para hacer de la mentira y la corrupción, una forma de vida generalizada ante la que no pocos afirman «qué le vamos a hacer».
Sirven para dar testimonio del desprecio a la honradez.
Sirven y sirven mucho, cada vez más, al demonio y al infierno entero.

Menos mal que ya menos del 50% de los mayores de edad han mordido el anzuelo envenenado. La Unión soviética Europea, ya no goza de legitimidad democrática en España, gracias a Dios.

Hakenkreuz

Bravo. Eso, eso.

Gonzalo Solis Losada

Las urnas dirven si los elegidos son personas responsables, preparadas, sinceras y con la intención de servir a la sociedad. Si no es así, de las urnas puede surgir un Hitler, un Lennin, un Sanchez o cualquier otro político perverso

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