Desde que los oportunistas bien pertrechados de oscurantismo a propósito del 11-M dieron su golpe de mano-estado-indetectable con las cloacas del estado en ebullición, la práctica del cordón sanitario se ha convertido en hipócrita pretexto de gentuza de todo pelaje para silenciar a quien no comulga con sus insidias. Pero ya no cuela la corrupción manipuladora del independentismo, la izquierda y los aliados tibios e hipócritas del PP. Los jóvenes no se dejan abducir por la manipulación sociopolítica y la prostitución periodística que vende el mantra de que VOX es la ultraderecha a la que hay que someter a un cordón sanitario. Método miserable y ruin de aislamiento practicado por la izquierda marrullera para justificar la coacción contra la libertad de expresión del candidato Joan Garriga.
En la Universidad Pompeu Fabra los valientes e indignados jóvenes dejaron claro al aquelarre de politicastros que se arrogaban el derecho a comunicar negando la palabra a VOX, que están hartos de los engaños y las canallas maniobras para manipular una realidad social que es VOX en defensa de la ley y el orden que estos parásitos siniestros vulneran con cinismo y demagogia cultivadas para engañar a los ignorantes y sectarios imbéciles a los que se dirigen.
Los payasos del debate se tragaron una buena dosis de protesta que desmontó el circo de la censura que finalmente fue cancelado.
España traga cada vez menos a la caterva de oportunistas que pretende sacar beneficios a río revuelto demonizando media España que nada tiene que ver con ultraderechas. Cuidado que se no se les desborde.
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A Vox y a su base social les hace falta una universidad propia que defienda a capa y espada el derecho, el deber y la función social irremplazable de la libertad de expresión y, como en las culturas clásicas. la retórica y la dialéctica como piedra angular de la comunicación colectiva y social. Los días en los que la ufana siniestra se arrogaba una superioridad intelectual ya pasaron. Los días en los que chillaba a favor de la libertad de expresión también, pues ahora, cual vil cobardes, cuando van perdiendo, quieren cambiar las reglas del juego.
Los jóvenes «no se dejan abducir». Pues le digo que los jovenes y la prácticamente mayoría de la sociedad están abducidos por el democristiano y sus mentiras: enfrentamiento izquierda- derecha, socialismo liberalismo. Cuando son lo mismo. Las dos corrientes materialistas, ateas, disgregadoras y de la persona convertida en individuo «paganini» embutido en la sociedad como buscando la salvación que la individualidad no le da. Todo lo cual acaba en el estatismo. El socialismo procede del liberalismo. No es otra cosa que el liberalismo llevado a sus últimas consecuencias. Es por ello que los clásicos liberales, David Ricardo por ejemplo acabasen de forma lógica en el socialismo. Y resulta que el liberalismo fue el invento de la masonería para destruir el orden cristiano y a lad patrias católicas y cristianas: francia, España, austria-Hungria y La Santa Rusia. Para ello monto la revolución francesa y extendió su veneno de manos del demonio Napoleón y las revoluciones liberales. Seguidamente ideo 2 guerras mundiales. La primera para destruir el único estado católico que quedaba y realizar el golpe de estado socialista en Rusia y destruirla. La segunda GM fue ideada para extender el veneno socialista por todo el mundo y dividirlo en el falso antagonismo liberalusmo-socialismo
Hegel política: choque de una tesis con una antítesis para dar una conclusión, fusión de todo. Lo que hoy vemos: izquierda y derecha son eststalistas bajo el ejemplo social chino de control en todos los ámbitos. Y con la moneda digital ya ni te cuento.
Respecto la Iglesia la masonería se infiltró con el liberalismo para destruir la desde dentro: descomponer su doctrina desde el púlpito. Ahora se llama teología de la pastoral. Es así que pudo organizar el concilio vaticano 2. Éste fue y supuso para la Iglesia lo mismo que la revolución francesa para la destrucción final de la Cristiandad.
Seguin controlados por la estupidez masonica del binomio izquierda-derecha. Y llamamos hombre libres y no abducidos. Y es que no hay más esclavo que el que no quiere mirarse al espejo para no verse esclavo.