Buenos días, sr. Sánchez, su carta de este 24 de abril a todos los ciudadanos me invita a responderle de forma breve. Me gustaría ayudarle en estos días que, según dice, se toma para reflexionar.
Según señala el detonante de su escrito ha sido el que “un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios”, lo que implicará que llamen a declarar tanto a los denunciantes como a su esposa.
“No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa”. Imagino que entenderá que su ingenuidad me sorprende porque, con el ingente número de asesores que tiene, no me cabe pensar que ninguno le haya informado de los ataques que se han hecho y se siguen haciendo a la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, por actuaciones, aún pendientes de ser juzgadas, de su compañero sentimental.
Además, en el caso de la Sra. Ayuso no se han aportado indicios de que haya hecho la menor recomendación de que se adjudicaran los contratos a quien ahora, no antes, es su pareja. Por el contrario, parece que existen indicios de que la Sra. Begoña Gómez ha hecho recomendaciones y de que ha recibido por una u otra vía contraprestaciones de sus recomendados, cosa cuyo resultado se verá una vez juzgado.
Señala también que es “consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista”, pero deja en el olvido que Ud. es la cabeza de esa opción política y que hizo promesas en sus sucesivas campañas electorales que incumplió tras llegar al poder (que era claramente delito de rebelión; que no daría amnistía, que no pactaría con el populismo, porque eso es la Venezuela de Chaves, la pobreza y las cartillas de racionamiento; que no podría dormir teniendo a Iglesias en el Gobierno; que quien plagia una tesis debe dimitir; que nunca vamos a pactar con los filoetarras, etc).
Asimismo, afirma que “la derecha y la ultraderecha, no aceptaron el resultado electoral, el veredicto de las urnas”. Pero la realidad es que nadie ha cuestionado que el Congreso le haya investido como Presidente del Gobierno, de acuerdo con el procedimiento que establece nuestra Constitución. No obstante, se le ha recordado, y se le deberá seguir recordando que ha comprado el voto de los independentistas con concesiones que antes negaba que iba a hacer y que por tanto no eran conocidas por la ciudadanía antes de emitir su voto, lo que ciertamente le hace perder a Ud. legitimidad moral.
Por eso, sr. Sánchez, no me diga que no se da cuenta de que la auténtica “maquinaria del fango” es la mentira, su mentira. No puedo creer que Ud. crea que no ha mentido, sino que “ha cambiado de opinión”. ¿Acaso no recuerda las palabras de Rubalcaba: “Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta, un gobierno que les diga siempre la verdad”? ¿No recuerda que esas palabras, en la jornada de reflexión, fueron las que llevaron al PSOE a ganar las elecciones en 2004, tras el terrible atentado terrorista del 11M?
¿Cuántos españoles piensa que se han creído que va a pasar estos tres días reflexionado sobre “si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor”? Yo desde luego no me lo he creído. Después de todo lo que ha concedido para mantenerse en el poder, aunque sea destrozando política y económicamente a España, no se me pasa por la cabeza que vaya dimitir el lunes y convocar nuevas elecciones generales.
No obstante, me gustaría que fuera cierto lo que Sánchez dice y que de verdad tomara estos días de reflexión para preguntarse ¿merece la pena todo esto? ¿Merece la pena la vergüenza que como presidente está haciendo pasar a una gran mayoría de españoles, incluyendo en ella a muchos miembros de su partido? ¿No se da cuenta de que está yendo por un camino contrario a la convivencia democrática que propugna el preámbulo de nuestra Constitución? Un presidente puede ser de izquierdas o derechas, pero representa a la nación y el ejemplo que se está dando ante la ciudadanía y ante Europa entera es cada vez más penoso. ¿Dónde queda la separación de poderes que es esencial para legitimar la democracia? ¿Creen en Europa los datos económicos que aportamos? ¿Se ha fomentado la solidaridad interterritorial y personal en España?
Es necesario un gran pacto de Estado. Hay que volver al espíritu de reconciliación de la Transición, Sr. Sánchez. Si su reflexión de estos días le llevara ello, algo bueno quedaría de su presidencia porque a fin de cuentas reconocer los errores y enmendarlos es la mejor forma de dejar un saldo positivo para la historia.
Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado
Autor
- Administrador Civil del Estado.
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