23/11/2024 11:14

Menuda cantidad de monserga les espera a quienes siguen los noticiarios de las cadenas de televisión o las emisoras de radio. No pongo la prensa escrita, porque prensa escrita ya nadie lee, a menos que se la vendan por 1 euro vía telemática, y encima sólo para leer titulares.

Y todo para decir, una y mil veces, que el nacionalismo ya tiene Vascongadas en sus fauces, como si fuera una sorpresa. Y de momento Vascongadas, que luego será Cataluña y después puede que Cartagena. Es lo que hay, y lo que nos toca a esta generación de españoles a la que la siguiente tirará sin mayor remordimiento de conciencia a la basura.

Sorprenderse hoy del resultado de lo que se ha venido dejando hacer, es, cuanto menos, de un cinismo total. Saber que al paso que íbamos Vascongadas sería de ETA, era algo que el más tonto del lugar sabía. Darse cuenta que ya no se puede hacer nada, empieza a ser cosa de sabios.

Ahora bien, por más optimista que se sea, nadie puede asegurar que la ira no se levante rauda cuando menos se piense. El cúmulo de agravios y despropósitos contra España, esto es, contra los españoles, es tan grande, que en cualquier momento puede saltar la chispa, basta que mañana salga un abanderando, emita un bando por las redes sociales y comiencen a juntarse, primero uno, luego dos, luego tres y… luego cientos.

¡Cuidado con las plazas!, comenzarán a decir dentro de poco las autoridades del Reino de España. Bien es cierto que el Estado tendrá a su favor al Ejército contra el pueblo, y los que portan las armas dirán que es por patriotismo constitucional.

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Es sabido que pronto se mantendrá una ficción porque se le podrá llamar Conde de Barcelona y Señor de Vizcaya.

Sean ustedes felices. Y disfruten si llega la hora.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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