21/11/2024 15:26

Por el agujero que causó la carga C4 en los trenes del 11-M-según militares expertos en explosivos- caben las siglas del PSOE que, a modo de onda expansiva, siguen dañando a España. Quedan unos meses para que prescriba el 11-M, punto de inflexión para que los beneficiados de la matanza tuviesen la oportunidad de llegar al día de hoy con un criminal en el poder dispuesto a pagar las facturas emitidas desde aquel día sangriento de connivencia y oscurantismo. El tiempo ha dado la razón a las sospechas de que nada fue como las manipulaciones hicieron creer. Desde entonces, la ingeniería social se ha adueñado del destino de España hasta llevarla al borde del cisma, gracias, entre otros, al partido socialista siempre al acecho oportunista y, si tercia, sanguinario. A muchos no nos cabe duda de que zETAp está metido hasta la cejas demoníacas en los oscuros secretos del 11 de marzo. Sánchez es sólo un relevo del comando terrorista-tómenlo como una metáforaque obró torticeramente hace veinte años junto a otros cómplices en las sombras.

En estos planes de tomar España como un corral para explotación propia, cabe la criminalización de la España democrática y la destrucción de las bases del Estado de Derecho anatematizando a los ciudadanos que no comulgan con la intención criminal de Sánchez. No es casualidad el ataque al Estado de Derecho usando la falacia de que está basado en el franquismo. Ni es casual la confrontación contra la Corona. El golpe de estado de Sánchez en realidad se inició un 11 M de 2004.  Y ahora VOX es objetivo primordial. Después de fallar la chapuza de las balas CETME y demás miserables basuras de manipulación, son una piñata o un comentario metafórico buenos pretextos para atacar a la verdadera oposición frente al golpe de estado sanchista. Ya sabemos que cuantos no comulgan con la iniquidad de la siniestra y no se alimentan de las migas del amo-como puercos no como perros-son la ultraderecha de España, cuando los únicos radicales son estos forajidos capaces de todo para vivir del cuento político y de los recursos del estado.

Vox no conlleva ninguna radicalidad que no sea la reivindicación del sentido común frente a la canallesca manipulación de las problemáticas sociales. Ocupa el espacio necesario para que muchos puedan reconocerse en la legitimidad democrática que un sistema injusto les ha arrebatado. Sus sensatas manifestaciones no concitan la atención de radicales sino de ciudadanos con hogar patrio, como en cualquier lugar del mundo, en el que incluso siempre tuvieron derecho a convivencia cuantos pretenden quebrarla para conseguir ambiciones espurias y miserables, diversificadas según la ralea moral de los depredadores que las pretenden.

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Antes de marchar a mejor vida, Fernando Sánchez Dragó hizo un llamamiento, cuando aún no había eclosionado el partido de Ortega Lara y Santiago Abascal que se postulaba como futurible gobierno antes del desgaste perpetrado contra la formación por fraude electoral repetido, para que resistiesen las embestidas de la extrema demagogia impuesta en los medios afines a la manipulación estalinista y bolivariana. No le faltaba razón cuando el traidor Pedro Sánchez busca justificaciones miserables para silenciarlo con la ilegalidad y cuyas intenciones ahora repuntan con la Fiscalía como perro fiel de su corrupto amo. Vox es un partido de tenaz resistencia, llamado a influir sobre la sociedad con la lógica de la defensa de una España triturada por la casta política socialcomunista que arrasa España. Vindica sociedad y busca garantizar los derechos constitucionales claramente vulnerados por la injerencia del sectarismo. No es casualidad que sus muchos enemigos, los insaciables buitres y serpientes del panorama político y sus adláteres, lo etiqueten de extremista no existiendo mayores extremos inmundos que muchos de sus enemigos declarados.

En España ser partidario de hacer país con Historia, defender los valores éticos y morales, respetar la libertad religiosa y la libertad de pensamiento ya sea de izquierda o derecha; mirar por lo nuestro antes de dispersarnos absurdamente con la atención por el resto; cuidar de los niños, de las  generaciones e incentivar la tradición cultural; la solidaridad, el afán constructivo y unificador, defender a las víctimas frente a los verdugos, anteponer la vida al capricho destructivo de la muerte; respetar y demandar que respeten lo de todos, la igualdad real, la paz, es propio de fascistas, de ultras y totalitarios… No intentemos comprender que Satanás llame Satanás a los enviados de Dios, como decía Jesús, sobre todo en este tiempo en que una horda de seres sucios, tan multiplicados por el mundo, financiados por diablos como Soros, planta tanta inmundicia con apariencia de justicia y reivindicación. Afortunados hemos de considerarnos si con la preclara conciencia de la equidad, observamos dónde están los oportunistas y la escoria de la Tierra, la raza de víboras del siglo XXI, los cínicos esbirros de una malignidad normalizada que intenta devorar-a contra natura- todo lo contrario a su dogma de manipulación destructiva. En España no iba a ser distinto con los antecedentes de monstruosidad con que los mismos de siempre pretenden reescribir una Historia tergiversada. La ley de memoria democrática, impulsada por ETA, debería repugnar hasta el vómito a cualquier ser al que le quede una miga de dignidad a pesar de seguir apostando, a estas alturas de tanta bajeza histórica, por el sanchismo.
Vox no es ultraderecha, sus partidarios son personas corrientes con el común denominador de que saben distinguir la nobleza de las causas justas frente al artificio repulsivo de los que excusan el ideal para robar impunemente lo que pertenece a todos. En otro país los enemigos que amenazan al colectivo estarían prohibidos y condenados, salvo en esta España sobrepasada de parásitos con la aquiescencia del sectarismo y la hipocresía generalizados con semillero pútrido de discordia en la La Moncloa ocupada por un malhechor sin escrúpulos.

El cometido de reivindicar los valores inherentes al común beneficio de la totalidad no es un ejercicio de ideología ultra, sino un derecho que otros pretenden hacer pasar por pensamiento dictatorial. Y nada más lejos de la verdad porque Vox siendo el partido representativo de la defensa de España, marcha a contracorriente de la maldad justificada, del relativismo moral, la codicia y la ambición desmedida; rechaza la insensatez, el latrocinio consentido-es mucho más lo saqueado ocultamente  que lo enjuiciado- de la casta política y la invasión de una corriente de destrucción que nos obliga a no quedarnos impasibles, empezando por reivindicar, exigir con la mayor consciencia del Derecho Constitucional que nos asiste. El traidor Pedro Sánchez no podía tener mejor oposición frente a sus maniobras marrulleras y criminales de histórica alta traición. Por eso una piñata o un comentario metafórico son susceptibles de constituir delito porque sabe el fullero sin conciencia que lo único que le estorba es una resistencia noble y firme, ya que Núñez Feijóo es cómplice de todas las barrabasadas desde la tibieza hipócrita que tanto conviene a sus planes de alta traición… Y en unos días la prescripción del 11-M. El suspiro de alivio por no ser descubiertos sobre la tierra, lo expirarán en el infierno.

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Editor ÑTV ESPAÑA
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Hakenkreuz

¿Qué quién ha sido el que perpetró el 11 M 2004?

Pues está claro, los Principales Sospechosos del Once Eme. ¿O todavía se duda?

Surreal

Vox es tan criminalizable como los restantes partidos. TODOS han aceptado que no se sumen los votos de las actas de las mesas electorales y que Pucherazos Indra/Soros elijan nuestros gobernantes. Todos sus líderes han vendido su alma al dios de los sionistas masones

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