24/11/2024 05:18

Creo que es buena idea esa la de la piñata de políticos apaleada en público. La piñata, no el político. Son muñecos de una tradición secular. Debería generalizarse: que de lo malo salgan los dulces para alegrar el día de los niños y no tan niños. Más piñatas para apalear y fallas-otra tradición españolísima- quemar. ¿No queman banderas de España en Vascongadas y Cataluña los que odian a España y a los españoles?¿No decapitan figuras del rey y de Colón?¿No guillotinan a Rajoy las graciosísimas juventudes socialistas?

Una piñata con un traje y nariz de Pinocho no representa violencia, sino la mezcla del divertimiento y la legítima indignación. Respecto a los llamados rojos, por ellos mismos, comunistas, socialistas, anarquistas y socialdemócratas, los siguientes delitos de ODIO durante décadas han sido:

ODIO inextinguible a Dios y a su Santa Iglesia Católica Apostólica y a todos sus miembros, clero y fieles.
ODIO inextinguible a España, a su incomparablemente gloriosa historia (la nación que más ha amado a Dios, la que más santos, mártires y sangre derramada ha dado al Señor), a su unidad bimilenaria y a su fe católica apostólica desde el Apóstol Santiago hasta la actualidad.
ODIO inextinguible a la Palabra de Dios, el Nuevo Testamento y a los Santos Evangelios.
ODIO inextinguible a Jesucristo Nuestro Señor y a todos sus santos, santas, mártires, misioneros y soldados de cristo (Tercios, Legión, Infantería, Armada española, y demás cuerpos militares, así como a la Guardia Civil).
ODIO inextinguible a todas las almas consagradas (sacerdotes, monjes, frailes, monjas y seglares) de todos los tiempos.
ODIO inextinguible a todas las generaciones de españoles que celebran misa al menos los domingos y fiestas de guardar.
ODIO inextinguible a los templos católicos, escuelas, institutos, universidades, hospitales, centros de salud, bibliotecas, orfanatos, residencias, etc. de los católicos.
ODIO inextinguible a los hombres y mujeres grandes de España que lideraron a la nación en tiempo de crisis para bien de nuestra amada patria, cuyo recuerdo quieren extinguir de todo ámbito.
ODIO inextinguible a la bandera de España y a sus símbolos, objeto de burla y mofa por parte de sus enloquecidos adeptos.
ODIO inextinguible a la naturaleza por Dios Todopoderoso creada, siendo los mayores agresores contra la naturaleza los países rojos.
ODIO inextinguible al hombre, al que pretenden castrar, afeminar y corromper desde la más tierna infancia.
ODIO inextinguible a la mujer, reduciéndola a mero objeto sexual socializable (adulterio promovido que reduce a hombre y mujer a mero objeto ególatra del capricho del momento, como quien se compra el último modelo de coche), atrayendo violencia extrema contra ella y separándola de su verdadera dignidad, la que hace de ella madre y esposa, que no esclava de un infierno socialista. Los rojos aparecen ahora como «corderos defensores» de la mujer, cuando la han degradado al máximo.
ODIO inextinguible a la castidad, promoviendo todo tipo de perversión contra Dios mismo superando incluso a Sodoma y no respetando ni siquiera a los niños y niñas en los colegios e institutos. Los rojos han propagado la homosexualidad, la prostitución, la pornografía de todo tipo, el adulterio, etc. Y luego pretenden hacerse pasar por bomberos tras haber incinerado el bosque.
ODIO inextinguible a la pureza y a la infancia feliz.
ODIO inextinguible a los niños y niñas, a los que pervierten y a los que someten a abusos en cada vez mayor medida cuando caen en sus garras, como auténticos pedófilos depravados. Los rojos trajeron y propagaron el aborto por toda la tierra y nadie ha matado más niños y niñas de hambre que ellos. Y siguen haciéndolo donde pueden.
ODIO inextinguible al noviazgo casto, ridiculizando a los jóvenes célibes como si fuesen apestados e indeseables, para que atemorizados o engañados lo acaben siendo como ellos mismos lo son.
ODIO inextinguible al matrimonio y su indisolubilidad, al que pretenden extinguir con todo tipo de ataques allí donde alcanzan el poder, empezando por el satánico divorcio (fuente de innumerables maldades de ególatras narcisistas inmaduros que no saben más que pensar en sus placeres del modo más psicópata que existe) y la calificación blasfema de «matrimonio» a cualquier concubinato, amancebamiento o trato de pura y falsa conveniencia, ultrajando así a la santa unión de amor (desconocido para los rojos, que no aman a nadie) de tantos matrimonios a lo largo de toda la historia.
ODIO inextinguible a la familia: padre, madre, hijos e hijas, ridiculizándola y pretendiendo hacer pasar por «familia» a una piara de enloquecidos depravados de cualquier tipo.
ODIO inextinguible a la intimidad natural y normal de hombres y mujeres casados, haciendo del sexo un mero reclamo mercantil y objeto de rumores de los que sirven a satanás murmurando sobre los otros. Los rojos propagan la pornografía para corromper a la población más vulnerable, y luego hablan de «violencia contra la mujer», lo que difunden sin parar.
ODIO inextinguible a la vejez, representando la eutanasia y la exclusión y reclusión de ancianos y ancianas en residencias sin visitas, su «preocupación» por sus progenitores (si es que los conocen).
ODIO inextinguible a la libertad, inseparable del conocimiento de la Verdad (Jesucristo Nuestro Señor), pues los rojos son los judíos de nuestro tiempo, mentirosos como su padre, el demonio. El oxígeno es a la respiración lo que la mentira a los rojos, su miserable vida. No hay mayor esclavitud que el socialismo, sistema infernal de mentiras, engaños e hipocresía incontrolada.
ODIO inextinguible a las sanas tradiciones y a las fiestas cristianas, sustituyéndolas por celebraciones satánicas (feminismo 8M, comunismo 1Mayo, orgullo lgtbi, halloween, blasfemia navideña del viejo vestido de rojo papa noel, etc.) que es imposible santificar sin cometer herejía.
ODIO inextinguible al patrimonio histórico, cultural, artístico y educativo católico, que tanto PIB genera en innumerables provincias y localidades, al que han pretendido siempre demoler y extinguir. Ese es su verdadero rostro «cultural».
ODIO inextinguible a la educación, que es católica en sentido estricto, pues no puede ser de otro modo. Allí donde pueden, sustituyen educación por adoctrinamiento y lavado de cerebro, además de perversión de jóvenes y niños. La educación desaparece de donde los rojos tiranizan a los centros.
ODIO inextinguible al idioma de España, el español, hablado diariamente por más de 600 millones de hispanohablantes en toda la tierra y, cada vez más, por no hispanohablantes, que no dudan en querer aprenderlo y que lo aprendan sus hijos. Los rojos son firmes defensores de que el español desaparezca de Cataluña y Vascongadas.
ODIO inextinguible a la belleza, pues los rojos odian la belleza, hacen culto a la fealdad y a lo asquerosos y repugnante.
ODIO inextinguible a la generosidad y a la caridad, a la que pretenden sustituir por la mundana solidaridad.
ODIO inextinguible a los toros, eso sí, nada de odio al aborto.
ODIO inextinguible al trabajo honradamente desempeñado y preferencia por el trabajo funcionarial y privilegiado sin rendir y sin ganarse el sueldo.
ODIO inextinguible a la honradez, al esfuerzo, al mérito y a la legítima promoción, ardiendo de envidia si alguno destaca, intentando siempre eliminarle.

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Esto si es odio y no la denuncia oportunista del cinismo y el victimario pasando hipócritamente por víctima.

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Isidro Martínez de Mena

Y vd expresa su odio inextinguible contra los funcionarios que nos pasamos un pellizco considerable de juventud preparando oposiciones que nadie nos regaló, mientras otros idolatran lo privado con todo su choriceo de derechas e izquierdas, madre in USA y China actualmente.

aliena

Bien, pero niego rotundamente que el idioma español lo hablen 600 millones de personas. Ya no se habla – y menos se escribe – ni tan siquiera en España, con contadísimas excepciones. Esas jergas tan en boga no son ESPAÑOL.

aliena

Lo siento en el alma pero de los más de tres millones de funcionarios sobran dos millones y medio. Ignoro a qué categoría de las dos, la necesaria y la contingente, pertenece usted. Y dudo que en la época anterior a 1975, cuando el número de funcionarios no llegaba a un millón, se idolatrase lo privado y hubiera ese choriceo «made in USA y China» del que habla usted.

Isidro Martínez de Mena

Envidia «coshina»…

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Bien dicho,

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

«Preparar» oposiciones es un mandarinato obsoleto. Es lo que en inglés se llama «rote learning» o en chino se llama rellenar el pato. Los funcionarios al uso en la administración son una lacra y lo seguirán siendo mientras no se se les exija un rendimiento, mientras no puedan ser despedidos y mientras no se les contrate en función de su capacidad para ejercer un juicio inteligente, diligente y fundamentado sobre lo que se les vaya presentando. Qué les hagan pruebas de lógica y de comprensión lectora, que para datos e.información están las bibliotecas y los ordenadores. Por cierto, odio sí, odio del bueno, odio a la incompetencia y a la petulancia funcionarial en España. Por ejemplo cuando un asistente de un juzgado se inventa lo que uno dice porque le da pereza transcribirlo fielmente. Esta pereza mental funcionarial es la que ha sido también denunciada para la empresa privada actual de cierta envergadora por Roland Gori, en su La Fabrique des Imposteurs. Con la pereza mental del funcionario viene, sin embargo, el aprendizaje de pretextos torticeros. Mucha idiotez pero mucho colmillo retorcido es lo que hay,.

Isidro Martínez de Mena

Si la envidia fuera tiña…

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Vd. no sabe si les envidio a Vds. o no. Por supuesto, de todos modos, su respuesta es una forma de apartar la mirada y una mera psicologización. De algún modo, viene a confirmar lo que se sabe del altanero funcionariado, incapaz de articular nunca nada, salvo textos engorrosos, mal redactados, diseñados para que nadie normal, con una ocupación normal, los pueda leer sin robarle tiempo a sus obligaciones. Es Vd. inferior: se limita a manifestar que el privilegio se impone y se envidia.

Isidro Martínez de Mena

Buaaaaa…¡Qué pena!

Hakenkreuz

Buenos días, Aliena. El idioma español crece, silenciosamente, sí, pero crece, como la fe verdadera en Cristo. Me explico:

España: En España se está constatando claramente, según los informes que evalúan el estado de la educación aquí, que los niños víctimas de la política inmersión lingüística en inglés (utilización del inglés como asignatura vehicular, es decir, del aula) en determinadas asignaturas, va en fuerte detrimento de los conocimientos adquiridos en dichas asignaturas, sin mejorar el nivel de inglés (eso sí, con una inversión de dinero público descomunal, con cargo a los más pobres pagadores de impuestos), que suele ser rápidamente olvidado. No solo no aprenden inglés, a pesar de la descomunal inversión en convertir España en país angloparlante, sino que encima no aprenden historia, ni matemáticas, ni ciencias, ni ninguna otra materia impartida en inglés. La inmersión lingüística de las últimas décadas ha sido un rotundo y carísimo fracaso que padecerán en el futuro toda una generación de analfabetos forzados. Se está obligando a niños y jóvenes a hacer un esfuerzo inútil y estúpido en inglés, cuando en casa, en casa de sus parientes cercanos, en sus barrios, en el recreo, en sus horas de juego y diversión y en todo ámbito fuera de clase, hablan, como es natural, español, luego es difícil que acaben dominando el inglés. A todo esto, solo el 10% de ellos acabará usando habitualmente el inglés en su vida laboral futura (y mayoría en ámbitos de ocio, restaurantes, bares y hoteles, es decir, en trabajos bajamente cualificados), con lo cual, para el 90% restante, o emigran a USA, UK, Irlanda, Australia, etc., o olvidarán el poco inglés que han aprendido, haciendo inútil el esfuerzo de inmersión que realizan los políticos de todo signo en España. Miles y miles de costosísimas horas de estudio de inglés (y en inglés), a la basura, que los homónimos estudiantes angloparlantes emplearán para saber más matemáticas, más ciencias y mejor conocimiento de su propio idioma, para ser luego mucho más competitivos que los españoles. No se puede destruir de manera más eficaz la educación de los españoles del futuro, obligándoles a ser meros limpiabotas del resto de europeos. Cuándo se aprenderá que es mejor estudiar un idioma desde cero ya en tiempo universitario, compaginándolo si se puede con estancias en el extranjero, a emplear tantas horas en aprender inglés, para no terminar ni entendiéndolo, ni hablándolo y, lo que es peor, ni sabiendo las demás materias, español incluido, que con tanto idioma (incluido la estúpida lengua regional) hará que ya nadie pueda escribir sin faltas de ortografía, ni vocabulario, ni con un texto razonado y estructurado. Y no digamos ya si a los niños y niñas se les exige, además, el estudio de una estúpida lengua regional (vascuence, catalán de Cataluña, catalán de Valencia, catalán aranés, catalán mallorquín, bable, gallego, etc., y la madre que las parió a todas ellas). La tortura educativa añadida acabará pasando factura en el futuro contra las autoridades educativas y los propios profesores si se impone la justicia, como en Fuenteovejuna.
En España, además, el caso es especialmente sangrante en Cataluña (el catalán lo hablan, y mal en general, no digamos escribir, menos de la mitad de la población allí, principalmente gente autóctona mayor rural (en vías de extinción, muy envejecida), pues los alumnos de primaria allí suelen ser moros o hispanoamericanos, que ni les interesa en lo más mínimo el catalán, ni lo van a aprender, ni lo van a valorar, ni lo hablan ni escriben fuera de las aulas y que acabarán tirando a la basura libros, pizarras, profesores y hasta autoridades educativas si se les sigue torturando obligándoles a estudiar una lengua que no tiene recorrido ninguno, menos que el latín, ni les va a aportar nada en su vida futura y sí les va a hacer ser mucho más analfabetos de lo que son en sus países de origen).
En Vascongadas, los niños y jóvenes apellidados Goicoechea, Echeberría, Iriondo, etc., vienen cada vez más de familias peruanas, ecuatorianas, venezolanas, colombianas, etc. , que ya son mayoría en no pocas aulas (de risa hacerles estudiar «euskera». Para molerlos a palos a todos los etarras dictadores), y tienen un interés en el vascuence y en Sabino Arana tal que casi supera al del coleccionismo de variedades de mariposas asiáticas de los jardines botánicos. En cuanto se den cuenta de que están siendo idiotizados en vascuence, analfabetizados deliberadamente, engañados con títulos que no valen ni el papel en el que se imprimen, que se les está privando de aprender lo que verdaderamente les importa, en Vascongadas va a arder hasta el árbol de Guernica con el lendakari atado a él, pues los nuevos «vascos» son esos peruanos, ecuatorianos, colombianos, etc., además de los mahometanos y africanos que allí se afincan.
Poco futuro para el inglés y para las lenguas regionales… La gente no es eternamente tonta.

Hakenkreuz

2º En los Estados Unidos de América (USA): y, a pesar del creciente odio xenófobo y altamente desesperado de los wasp, el español es la única lengua que crece firmemente y en proporción de toda su población. Habla español en USA cerca del doble de población total de España. Y las familias hispanoamericanas son las únicas que muestran dinamismo en cuanto a crecimiento poblacional. La población angloparlante decrece y envejece, la población negra decrece a mayor ritmo, pero los hispanohablantes se casan, van a misa católica y forman familias y traen niños y niñas al mundo. La población hispanohablante es el núcleo más grande de población sana, honrada, fiel a Cristo y trabajadora de USA. Al ritmo actual, del mismo modo que Europa acabará siendo musulmana en veinte años si no se desprende de sus desalmados políticos y adláteres, USA acabará siendo felizmente española en ese tiempo (porque allí no llegan pateras). Por mucho que les pese a judíos, masones, angloparlantes, protestantes, miembros de sectas, acaudalados conservadores republicanos, bolcheviques demócratas progresistas, etc. El español avanza sin freno. Y no en los estados del sur (Florida, Tejas, Nuevo Méjico, Arizona, Nevada, Colorado, California, etc.) solamente. Cada vez es más frecuente ver establecimientos con rótulos en español: «Ferretería», «Frutería», «Carnicería», etc., en pleno Chicago, Nueva York, Washington…. Cada vez es más difícil recorrer cien metros en estas ciudades sin escuchar al menos una conversación en español. El español invade USA de modo inexorable, mientras el inglés retrocede y va muriendo. Dios no olvida a los suyos. Y, entre la población angloparlante de USA, por la cuenta que les trae, por su emprendimiento y carácter empresarial, cada vez demanda mayor aprendizaje del español, pues el futuro de sus empresas y negocios, desde la pequeña empresa familiar a la gran multinacional, pasa por que sus empleados y directivos se expresen en español, les guste o no, les pese o no. El futuro de USA es español y católico, pues de otro modo sería chino (ateo, genocida y comunista) o musulmán esclavista. Ellos verán lo que eligen.

3º En Hispanoamérica, desde Méjico a Chile y Argentina, el español es el idioma absolutamente dominante, mucho más que en la madre patria, España. Y los intentos por implantar el inglés allí por parte de políticos judíos, masones, liberales, conservadores, marxistas, «latinos» (italianos), europeos (de otras naciones europeas), etc., de los enemigos de Dios, han acabado en el experimento fracasado estrepitosamente, más escandalosamente bochornoso y ridículo, objeto de todo tipo de burlas y carcajadas, desde la irrupción televisiva de Cantinflas y el Chavo del 8 con «ron» Ramón. Si en España el inglés no arraiga ni por imposición dictatorial de los comisarios educativos políticos, no digamos ya en Hispanoamérica, donde el intento de dárselas de «moderno» hablando inglés suele acabar en las chuflas y burlas tanto más estruendosas como ridículos resultan los errores de pronunciación, como aquella alcaldesa de Madrid de «drink a café con leche in Madrid» explicando porqué Madrid NO tenía que ser sede olímpica, que aquí el inglés ni se habla ni se quiere hablar, que los españoles prefieren que los ingleses hablen español. Pregúntenles a los propios hispanoamericanos, pregúntenles.

4º En Europa al norte de los Pirineos, la población hispanohablante crece también, no tanto como en USA, pero crece, por su herencia católica, porque se casan y forman familias cristianas, hoy pobres, mañana dueñas por herencia del mundo. Y no es nada difícil encontrarse con hispanohablantes en Londres, Berlín, Roma, París, etc. El español crece también allende los Pirineos, junto con el interés de cada vez más ingleses, franceses, alemanes, belgas, holandeses, italianos y demás ciudadanos europeos por aprenderlo, bien por interés cultural, bien por negocios. Y Europa también tendrá que decidir, en su día, si prefiere ser española, china o musulmana. Ellos verán. El español crece mientras los demás idiomas (salvo el chino, que no se sabe, no dejan saberlo sus autoridades) se estancan, envejecen o decrecen. Esa es la realidad, pese a quien pese y no le guste a quien no le guste. Con acento mejicano, argentino, colombiano o peruano, pero el español crece por toda la tierra.
Ya decía el gran emperador hispanoalemán de Dios y de España Carlos I de España y V de Alemania que bueno es el idioma francés en la política y la diplomacia (hoy el inglés, pues el idioma de la mentira y la hipocresía es otro bien diferente al español), el alemán con los animales (su caballo, y otros su perro), el italiano con las mujeres, pero el idioma al que hay que dirigirse a Dios (con humildad y amor profundo), al que todo lo bueno y santo debemos, al que es nuestra razón última de vivir y existir, al que debemos nuestra vida y salvación, nuestro gozo, felicidad y alegría, a quien más amamos por encima de todos y todo como amamos los españoles, es el idioma español. ¿Se puede rezar a Dios y honrarle y darle gloria con más fervor, devoción, amor apasionado y corazón que cuando se reza en español? ¡Pues claro que NO! Hasta los extranjeros lo entienden.

Hakenkreuz

Ni le he citado a ud., a quien no conozco de nada. Si usted se siente personalmente aludido, no tengo la culpa de que se sienta usted el ombligo del mundo funcionarial. He expuesto el ODIO que, de modo consciente o inconsciente, de modo consentido o no consentido, expresa toda ideología de izquierdas en sus miembros. Lo que nadie puede discutir. Estoy dispuesto a responder ante Dios mismo de lo que he escrito yo (no de lo que añada ud. o cualquier otro). No obstante, afirmo que los rojos odian a todo el género humano, incluidos los funcionarios.

Por cierto, varias apreciaciones:

1º Enhorabuena por aprobar las oposiciones. Así deberían acceder a la función pública TODOS los funcionarios, sin privilegios de ningún tipo, solo merecimiento. Pero sepa que muchos puestos, quizá cada vez más funcionarios por aquello de la necesidad de los partidos democráticos de comprar sus votos, internacionales, europeos, estatales, regionales, provinciales, locales, empresariales (de empresas públicas y distintos organismos «independientes»), etc., quizá no es el caso de su administración y departamento, se dan arbitrariamente, «a dedo», es decir, sin oposición, ni selección alguna y sin más mérito que ser afiliados a partidos políticos, sindicatos o miembros muy distinguidos de a saber qué organizaciones profesionales o empresariales. Todo el mundo lo sabe y, por desgracia, lo consiente y participa de ello (como quien cambia su gloria por un plato de lentejas). No todos los funcionarios han aprobado oposición, aunque usted lo niegue. Si quiere ser demagogo, allá usted. Además, los interinos, que no han aprobado oposición alguna, pueden acabar siendo como ud., funcionario. Y ud. lo sabe.

Todos los funcionarios, excepto los de las escasísimas empresas públicas u organismos «autónomos» que arrojan beneficio alguno (alguna habrá, tal vez. Los museos públicos, quizá), cobran la nómina de los ingresos de las administraciones públicas. Esos ingresos son justos si se trata de tasas (registros de empresas y de cuentas anuales, p. ej.) y precios públicos (por ejemplo, el billete de metro en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, etc., o el billete de autobús de las líneas locales públicas), de beneficios de empresas públicas (si es que alguna arroja beneficios, que desgraciadamente ya no quedan, pues o han sido privatizadas o los beneficios suelen ser algo transitorio y excepcional, pues la burocratización y la falta de incentivo las lastran y son imposibles, por razones políticas o económicas, privatizar), pero son un ROBO si se trata de IMPUESTOS. Como cualquiera que quiera comprender, comprenderá, incluso los más cortos de entendimiento y supuestos «católicos» de la DSI (funcionarios de la Iglesia): si la fe se propone, ¿por qué la Hacienda y la Seguridad Social se imponen?. Admitir los impuestos implica admitir todo tipo de DICTADURAS. No se puede medir con doble vara. Y los IMPUESTOS han hecho, a lo largo de la historia, un daño incomparable a incontables personas en toda la tierra, especialmente a los más pobres de entre los pobres. Han provocado guerras, derramamiento de sangre, han supuesto la muerte de hambre de los más pobres, han sembrado división, ansias de justicia, etc. El Señor comía con publicanos y prostitutas, pero no autorizó el pecado, es decir, ni la prostitución, ni el robo, diga lo que diga el prelado falso que sea. Pónganse como se pongan, los que viven de IMPUESTOS, pero es así. Por eso, como los funcionarios son absolutamente necesarios, lo mejor es que viviesen de precios y tasas públicas, de beneficios de empresas públicas con bajo grado de competencia en sus mercados (eléctricas, telecos, energéticas, etc.), es decir, con elevado grado de colusión oligopólica, y con donaciones libres y responsables (en dinero, activos y horas de trabajo, que funcionarios voluntarios deberíamos ser todos, en honor a la verdad, al menos unas pocas horas a la semana). Eso sería lo verdaderamente cristiano, porque, repito, hacen falta funcionarios, tal vez muchos menos de los que hay hoy, o mejor repartidos y reasignados entre distintos cometidos según su grado de urgente necesidad (quizá muchos más en justicia, ejército, guardia civil, sanidad, pero menos en CCAA, ayuntamientos, etc.).

El funcionario no es, salvo la falacia «legal» hipócrita como los fariseos de Caifás al frente, distinto a millones y millones, cada vez más, de empresarios, incluso de multinacionales, de directivos, de gestores, de técnicos, de empleados o trabajadores privados que viven durante años y años, cada vez más, de miles y miles y miles de millones de euros de subvenciones públicas robadas con los impuestos, especialmente a los más pobres en una sociedad ciega y que no le da la gana de verlo hasta que Dios mismo se lo haga ver el Día del Juicio a las naciones, porque aquí parece que nadie quiere ser aguijoneado en su conciencia. Peor para todos. O si no, dígame ud. ¿qué diferencia hay entre un ministerio nacional o autonómico, y una multinacional del IBEX 35 que sobrevive, que no ha entrado en concurso de acreedores y ha sido liquidada, ojo liquidada, porque ha recibido, digamos… 5000 millones de euros de «ayudas» con cargo a la dilatada deuda pública española, es decir, de esas «paguitas» que se gastan los más flamantes altos empresarios de todo el mundo?, y eso que apenas tienen competencia en sus sectores, pues tienen comprados a todo el arco parlamentario y gozan de beneficios de oligopolio, cuando no de monopolio tácito.
Hoy, señor funcionario, hay «funcionarios» en empresas familiares, pymes, grandes empresas y multinacionales privadas. Hoy vivimos el socialismo empresarial en pleno. Tanto viven los funcionarios públicos como privados del dinero robado con impuestos, con tanta subvención para ganar votos. Y todos lo saben, y no les importa. Ya espabilarán, por la cuenta que les trae. Hoy, la inmensa mayoría de empresas españolas con más de 10 empleados, son semipúblicas, viven de trillones de subvenciones públicas, señor funcionario público con oposición. Vivimos ya el socialismo, el ODIO por sistema a la SANTA VERDAD. Como usted, señor funcionario, vive de dinero de impuestos cada vez más población. Y USA, desde la pandemia de covid, exactamente igual, con un tercio de grandes empresas y multinacionales que no quebraron porque la Fed. las salvó con deuda pública de USA.
Le envidien a usted, señor funcionario, quienes le envidien, o sea usted el ombligo de su mundo, la verdad siempre por delante. Hay funcionarios de eléctricas, de telecos, de constructoras, de farmacéuticas, de líneas aéreas, PRIVADOS todos, pero con beneficios públicos para saldar pérdidas privadas. Así es el SOCIALISMO, incluso el privado, el de los ricos, el empresarial. Por eso el socialista, sea del signo que sea, ODIA la Verdad, ODIA a Dios encarnado, Camino, Verdad y Vida, señor funcionario.

4º Para entender porqué el socialismo, la ideología del ODIO, sea de uno u otro signo (quien diga que Montoro no era tan socialista como Solbes o como ZP es que miente como satanás), no tiene futuro, salvo el de las llamas del infierno, le recomiendo que lea el Evangelio de San Juan, cuando el mismo Señor, en una enseñanza invalorable y preciosísima, enseña que Él es el Buen Pastor, que el Buen Pastor da la vida por sus ovejas, que sus ovejas le conocen y Él conoce a sus ovejas, pero que el asalariado no cuida del rebaño, porque las ovejas le dan igual. Toda una MAESTRÍA de lo que son los INCENTIVOS, motivaciones, verdadero móvil de toda persona en este mundo, de ayer y de hoy, señor funcionario asalariado del sector público de los impuestos.

5º En mi caso, tengo tanta envidia por usted como ganas de ir al infierno, en el que ya ni los católicos, créame, no creen. Bastante purgatorio pasamos ya aquí en este mundo como para pasarnos la eternidad en una situación muchísimo peor. Como dicen todos los santos y santas de todos los tiempos: mejor morir que pecar. No. No quiero ser funcionario, ni de sector público, ni del privado. Mejor ganar el pan con el sudor del propio rostro y guardar la Palabra de Dios unos pocos años, que la eternidad es para siempre y no se puede perder por un plato de lentejas.

Un saludo, señor funcionario, y sin ODIO, salvo a la doctrina de falsos doctores.

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