28 de diciembre, Santos Inocentes. Acabando con los fingimientos, vuelta de tuerca a a la infanticida ley aprobada este mismo año: Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2010 ( Ley Aído, aborto cual «derecho») , de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Sic. Y recordemos que media centuria de aborto quirúrgico ha propiciado el genocidio de 2.000 millones de de seres humanos. Cada año, se quita la vida en el mundo a una población equivalente a la española actual que roza los 50 millones de personas. Además, el aborto químico multiplica el número de homicidios de forma espectacular. Y Sanchinflas, leal mayordomo de la satánica ONU/OMS, ejecutando las órdenes de sus amos globalistas. El estado de Maryland, inspiración, por qué no, cuyo senado impulsó la denominada “Ley de libertad de personas embarazadas de 2022”, un proyecto de ley que, de ser aprobado, despenalizaría en la práctica, indisimuladamente, el infanticidio. Y recordemos algo muy sencillo de entender: no hay manera de permitir el aborto que no conlleve el infanticidio. Un ser viviente se define por su naturaleza y no por alguna falta de manifestación de esta naturaleza en el pasado, presente o futuro. Y, por supuesto, en Españistán, antes de la Ley Montero, ya se podía masacrar críos hasta el mismísimo instante del parto.
Singer
El aborto vivo, peter singer
Peter Singer, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Humanidades y Ciencias Sociales de 2023. El filósofo australiano considera que ni el feto ni el recién nacido humanos son personas y, por tanto, no tienen los derechos propios de las personas. “No entiendo cómo es posible defender la postura de que se puede reemplazar el feto antes de nacer [aborto eugenésico], pero no a los recién nacidos». Al menos, Singer es lógico y coherente, muy coherente con las premisas previas de su razonamiento.
Y remata sus reflexiones de la siguiente manera: “La cuestión principal está clara: matar a un recién nacido discapacitado no es moralmente equivalente a matar a una persona; y muy a menudo no es malo en absoluto”( Ética práctica, publicado en 1979, con una segunda edición revisada en 1993 y una tercera revisión en 2011, sin cambiar una brizna semejantes puntos de vista).
Sin fingimiento
Un artículo publicado en el ‘Journal of Medical Ethics’ indicaba en su día que los recién nacidos no son ‘personas reales’ y no tienen “un derecho moral a la vida”. El artículo en cuestión, titulado ‘El aborto después del nacimiento: ¿Por qué el bebé debería vivir?’, está firmado por Albert Giubilini ( Universidad de Milán) y Francesca Minerva ( Centro de Filosofía Aplicada y Ética Pública de la Universidad de Melbourne).
Los autores argumentaban que “el estatus moral de un recién nacido es equivalente al de un feto en el sentido de que ambos carecen de aquellas propiedades que justifican la atribución del derecho a la vida a un individuo, siendo imposible dañar a un recién nacido al impedirle el desarrollo de la potencialidad de convertirse en una persona en un sentido moralmente relevante”.
Ambos autores van más allá y concluyen que “lo que llamamos abortos después de nacer deberían estar permitidos en todos los casos en los que el aborto se permite, incluyendo los casos en los que los recién nacidos tienen alguna discapacidad”.
También arguyen que los padres deberían poder matar a su bebé si resulta que es discapacitado sin que ellos lo supieran antes del nacimiento. “Educar a estos niños puede ser una carga insoportable para la familia y la sociedad en su conjunto, cuando el Estado no ofrece ayudas para su cuidado”.
Por supuesto, no encontrarán en el citado artículo hasta qué edad llegarían estos abortos ‘postnatales’. Y siempre, como siempre en este criminal asunto, sobrevuela, el eufemismo. Los autores, además, acentúan que se debería hablar de “abortos después de nacer” más que de infanticidio. Su punto de vista es que moralmente no hay diferencia sobre cuándo se practica el aborto. Prefieren usar la expresión “aborto tras el nacimiento” más que “infanticidio” para “enfatizar que el estatus moral del individuo que se mata es comparable con el del feto”.
En fin.
Las principales (sin)razones por las que la OMS promueve el aborto extrauterino. Por Luys Coleto
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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Bueno, siempre sería una buena solución para eliminar parásitos de la Universidad de Milán, la Universidad de Melbourne y filósofos australianos.
¿Por qué debería considerarse personas a estas tres clases de hijos de la gran pu*a? Incluso demuestran taras mentales en edad adulta, así que podrían ser prescindibles según esos criterios.
El nacionalsocialismo ya aplicaba ideas de este estilo.
Hará unos cuatro o cinco años leí un relato de Phillip K. Dirk llamado «Prepersonas», sobre una realidad en la que se alcanzaba la condición de «persona» a los doce años, por lo cual el aborto» estaba permitido hasta ese momento; y los niños vivían aterrorizados por la posibilidad de que apareciese el camión de los abortos. Lo que parecería, y supongo que se vería en su momento, un alegato antiabortista extremo y absurdo – en realidad de una lógica implacable vista con toda frialdad – ya está aquí.