El PSOE siempre impide el progreso de España. El «Sistema», los matones y la brecha. Esa es su función histórica y a ella se ha entregado con eficiente tenacidad. Es cierto que la mayoría de sus acólitos, adictos y militantes tienen más ambición que cordura y más aspecto que sustancia, pero son malos por naturaleza, y la mala gente no se cansa de extender su maldad, ya sea en este caso mediante sus camuflajes sociales, sus argumentos mitineros, su petulancia casposa o su facundia, esa oratoria estomagante y ramplona devenida en demagógica charlatanería, y que es demostrativa de la decadencia de la oratoria y de los principios en la política española.
Pero, aunque todos los socialistas son malévolos, no todos son limitados mentales. Pese a las apariencias, ni Zapatero ni Sánchez -ni sus predecesores en el liderazgo- son personajes torpes, carentes de criterio. Al contrario, saben muy bien lo que hacen y sus decisiones están cabalmente señaladas en la agenda que el socialismo tiene escrita para la destrucción de España.
De ahí que alentar expectativas a la delincuencia, a la inmigración, al terrorismo, al separatismo y a la vileza en general no sean devaneos de sandios, sino astucias y estrategias de ladinos. Con la excusa del diálogo, de la convivencia y con el eufemismo de «normalizar relaciones», y siempre «por el bien de España y de los españoles», los socialcomunistas sólo pretenden mantenerse vitaliciamente en el poder de su soñada república roja, es decir, miserable, república de ciudadanos débiles e indigentes.
Sánchez, que dadas sus circunstancias parece estar en precampaña permanente, no deja de ofrecer sonrisas y «buena voluntad» al resto del elenco frentepopulista, mientras trata de engañar al amorfo o informe auditorio ciudadano por enésima vez. Sabe que cada día que permanezca en el cargo es un día más de vida política y de ruina nacional, por lo que se aferra a él. Y para ello viene a alegar ahora, más o menos, que es conveniente acabar con ese bloqueo y esa ausencia de diálogo que desde las instituciones centrales se ha ejercido y se está ejerciendo contra Cataluña.
Pero él sabe que ocurre al revés, que son las instituciones autonómicas catalanas, ilegítimas representantes de la mayoría de su pueblo, las que se muestran despreciativas y hostiles, las que tildan de ladrones a quienes les están financiando su comunidad en bancarrota. Bancarrota que no sólo se debe a mala gestión, sino a la venalidad de los forajidos que tienen secuestrada aquella región de España, y que decidieron por su cuenta precipitar un proceso separatista, dilapidando el dinero público en desaforadas campañas propagandísticas y llegando en su violencia a convocar una consulta ilícita, tras ignorar las tibias advertencias del flébil Gobierno central.
Tal y como viene mostrando día a día cuál es su idea del Estado y su amor a España, y tal como exhibe su carencia de dignidad, honradez y decencia, al menos a la hora de gobernar, la credibilidad de Sánchez para la gente razonable es inexistente. También lo es para sus palmeros, aunque finjan no verlo. Pero su situación, que no puede ser más contradictoria, no es sin embargo desesperada, ni lo será mientras tenga sometidas a todas las instituciones, como es el caso.
Sin embargo, para no verse obligado a romper definitivamente las incontables máscaras que disimulan su despotismo, su esperanza pasa por perennizar ese «Gobierno Frankenstein» con el que viene abrumando a la razón y fustigando a la libertad. Es decir, su única opción para seguir ejerciendo de demócrata y escenificando todos los actos de la comedia consiste en la conservación de un frentepopulismo seborreico y criminal.
Algo que, Satanás mediante, obtendrá aun desoyendo los ficticios envites y las exageradas exigencias de Puigdemont y demás socios de la antiespaña, porque para todos ellos Sánchez es garantía de piqueta y gasolina contra la patria. Y a ninguna de las partes le conviene perder el momio y dejar que se escape la pieza que les sustenta. Pues todos ellos saben que sin Sánchez o sin gobernantes como los de la nefasta Transición, no serían nada. Y viceversa.
De ahí que, para seguir realizando su viejo sueño de autócrata o sátrapa vitalicio, a Sánchez, cara a la opinión pública, no le importe arrodillarse ante los golpistas con tal de mantenerse en el poder; ni, a la hora de negociar cambalaches con los sediciosos, le importe envainarse todos los desplantes y humillaciones que sí usa con el pueblo español. Actitud que abochorna a cualquier persona normal.
Tratar con Puigdemont y demás engendros políticos y morales es un espectáculo denigrante que el estómago de Pedro Sánchez digiere sin dificultad. Y a todos ellos, socialcomunistas, filoterroristas y separatistas les conviene pactar con dicho estómago para seguir depredando a la nación.
El caso es que todos estos mantenidos de la política funcionan ante el pueblo como chulos de feria o de burdel, como bravucones que se saben impunes. Y en manos de estos matones protegidos por la justicia, de estos fanáticos obcecados en sus objetivos de codicia y de odio, se halla España.
Y, aunque parezca increíble, nadie en ella, entre la supuesta masa crítica, entre las inteligencias más prestigiosas y nobles que aún deben quedar por ahí, es capaz de unirse con sus pares para meter a estos diantres en el horno, ni de encontrar un resquicio en la muralla del Sistema para, a partir de ahí, iniciar su urgente e ineludible demolición.
Autor
- Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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El socialismo esta haciendo lo que en su momento hicieron los Liberales que dieron el golpe de estado en1808, destruir España en nombre de una ideología destructora que se cargo la España de Ultramar, la España que quedo fue así misma destrozada por «los progresistas» hasta que en 1898 los políticos masones o o que es lo mismo liberales, decidieron regalar lo que quedaba de las provincias de Ultramar, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, las Carolinas, las Mariana y Guam .
El socialismo no cambia
Tanto en el año 1808, Napoleon era masón y nuestros reyes idiotas, como en la entrega de Cuba, actuaron masones españoles obedientes a Londres, Montero Rios firmo la entrega en Paris a USA.
El «nivel» de los matones stá bajando, y a pasos agigantados…
Antes era Ábalos, maestro de primaria, y ahora es Santos Cerdán, un simple electricista.
Pronto será algún asno, que no sepa leer ni escribir.