10/05/2024 18:31

La Leonor-manía se ha desatado sin mayor razón, pero avanza audaz y sin control por toda la geografía de esta España controlada por la chusma. Sus más rendidos partidarios son antiguos rojos, gentes que jamás tuvieron sentimiento monárquico, incluso exterroristas hoy reconvertidos a la moderación; sin descartar a viejos verdes que, desde las ondas -no necesariamente cerebrales-, se deshacen en piropos a una adolescente que, con un sentido del deber absolutamente desproporcionado para su edad, sólo atribuible a los hijos de los reyes que en el mundo son, ha jurado…:

  1. Que conducirá sus actos en todos los ámbitos de su vida, atendiendo siempre a los intereses generales de nuestra Nación.

  2.  Que observará un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los españoles. c)

  3. Que cumplirá con sus obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona.

  4. Y que, desde ya, se pone al interés de todos los españoles, a quienes servirá en todo momento con respeto y lealtad.

Siendo la Monarquía, en mi opinión, un contrasentido de razón democrática, una antigualla no reconocida por las nuevas generaciones de españoles y una forma de Estado absolutamente ineficaz, lo primero que habría que analizar es en qué medida la Corona contribuye hacer mejor a España. Hacer mejor a España, que en los días que nos ocupan y preocupan sería hacer una consulta al pueblo español sobre tres cuestiones fundamentales para su futuro:

a) Amnistiar o no amnistiar a los golpistas de Cataluña.

b) Conveniencia o no conveniencia que el Gobierno pacte con ETA.

c) Poner o no poner límite a la inmigración.

d) Hacer o no hacer dimitir a Pedro Sánchez.

De lo que se trataría, en definitiva, es que el Rey, como máxima figura de la nación española, impusiera la autoridad necesaria para restablecer el orden que está siendo socavado por minorías radicales y lunáticas que gozan de absoluta legitimidad con el beneplácito del Tribunal Constitucional.

Así pues, hacer mejor a España no es desprenderse de toda referencia religiosa: ausencia del Crucifijo en la Coronación de Felipe VI y de los Evangelios en la jura de la Constitución de Leonor.

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En definitiva, se necesita que España abra los ojos y entienda lo que está pasando:

a) El conflicto y la corrupción que definen nuestro sistema político.

b) La revolución en Cataluña, mientras en Vascongadas gana terreno político ETA.

c) La invasión extranjera que repunta, y que en estos momentos estamos a punto de superar el récord de 2006, cuando llegaron más de 31.000 personas, etc.

Y mientras ocurre, la preocupación en la Casa de S.M. el Rey es potenciar a la Niña como Heredera a la Corona. Lo que constata que, periclitado el momento histórico para la Monarquía, diluida su clientela tradicional y trastocados lo valores por los que se rigió durante siglos, la Corona en España es, según mi criterio, un negocio familiar que ofende la razón más elemental. Un negocio familiar que contribuye como elemento integrante a un sistema que ejerce un completo control sobre el pueblo español: ora desproporcionando lo que el sistema hace de bueno, ora desviando la atención de sus errores.

¡No más efectos especiales, por favor! Si España quiere salvarse, y cada día que pasa le quedan menos oportunidades, lo primero sería ir hacia la República Nacional.

Por lo que respecta a los que aman a Leonor, decir tan sólo que la Niña ha dado un paso más en el estado ateo, y que estamos ante una futura reina que no se santiguó ante la Virgen del Pilar en la presentación de los nuevos cadetes en la Catedral-Basílica de Zaragoza ni saludó al Obispo Vicario General Castrense en su Jura de Bandera. 

Así pues, tenemos a la futura reina perfecta para una sociedad atea que vive en una apostasía. Por lo que no me hubiera enfadado tanto si en lugar de jurar sin Crucifijo y sin Evangelios, hubiera prometido.

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Reconozco que en los medios en los que escribo, mis comentarios sobre la Monarquía o, más propiamente, sobre la Corona de España chirrían al personal. Con todo, como dijo José Antonio, que también se desprendió de su condición monárquica, hay que recorrer la vida por el amargo camino de la crítica, aunque sea amargo el criticar.

Nota del editor: aunque  no se convenga en el argumentario de los colaboradores, se respeta la libertad de expresión, ya sea en la crítica o la aprobación, desde la ponderación y el respeto a la legalidad.
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Geppetto

En su momento hubo una Juancarlosmania y mira tu ahora.
Lo españoles son muy veleidosos y un dia te aplauden y al siguiente te pegan la puñalada .
Y siempre previa manipulacion

Antonio

Teniendo en cuenta la madre que tiene, no me extraña nada ese comportamiento, pasando de todo lo religioso…
¡Sólo espero que no salga como Isabel II, o cómo su propia madre!
De cualquier forma, creo que la monárquia en España, tiene los días contados.

JCrespo

Siendo la Monarquía un mecanismo de apoyo al Gobierno de turno firmando todo lo que se la pone por delante y secundándolo en todo lo que hace, aunque sea por omisión, opino que está muy de sobra en un Sistema que se dice democrático. Sólo la quedaría una función simbólica que, dado lo que simboliza, es negativa. Porque simboliza una tradición, los Borbones, que salvo honrosas excepciones han sido una rémora para España y, como prueba muy reciente de nuestra Historia, me lo ratifica el anterior Rey y padre del actual.

Proby

«Decir tan sólo que a la niña…»
Otra vez el puto tarzanismo.
¡¡¡ Lo correcto es «digo tan sólo…», «hay que decir tan sólo…» !!!
¡¡¡ Joder !!!

JCrespo

Muy bien. Es un error muy común.

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