La desintegración de nuestra Patria cada vez más cerca, si no se remedia. Por Miguel Sánchez

Desde el fallecimiento de nuestro Caudillo, mejor dicho de mi Caudillo, así evito que algunos, muchos, de la derechona indecente se molesten, diré:

Todo el futuro y porvenir de la Patria estaba ya preparado en las mentes más podridas que jamás patria alguna tuvo. Tiempo antes de la muerte de mi Caudillo, ya estaba preparando el golpe su hijo político, ese desecho de valores, que le tenía preparada la gran traición a los que sus sicarios y voceras denominaron “La Transición Democrática”. Ese engendro diabólico, ya estaba a su lado detrás, como hacen los cobardes, siendo el espía de los Gringos, a los que obedeció en todo, a sabiendas que necesitaba protección para su reinado porque daría totalmente la vuelta a la tortillas y temía por sus suertes, con los generales que eran fieles a pies juntillas de su Generalísimo.

Murió el mejor Jefe de Estado, después de mi Reina Madre S.A.R. Excelentísima Señora Dª Ysabel, y la maquinaria se puso en marcha. Se probó con: la más “Alta Traición a la Patria”, regalando una tercera parte de nuestro territorio, a los enemigos marroquís. Todo salió bien. Un buen comienzo para los traidores.

La maquinaria estaba engrasada con los bocazas del nuevo Régimen destructor. Los ciudadanos absortos lo veían pero no se lo creían; nada hicieron para cambiar la marcha. El ciudadano empezó a tragar sapos, bien aderezados, para que con gusto los tragaran. Vieron perplejos cómo el enemigo número uno de la España Nacional, un tal Carrillo, el criminal de Paracuellos del Jarama, era agasajado y abrazado por el traidor coronado. Lo hizo a sabiendas de que al pueblo ya lo tenía dominado y a sus pies.  Luego, la maquinaria del nuevo Régimen inventó un folletín para asentar por escrito todo el futuro de una España que tendría los días contados, quizás los años, y a la que llamaron con todo tipo de fanfarria, de platillos y tambores la “La Carta Magna”, que era el principio y el fin de la Patria franquista, es decir, de la España unida. Ese panfleto del 78  al que aún muchos demócratas de pacotilla aplauden y dicen que hay que cumplir, fue la inyección en vena para que los incautos y benevolentes españolitos la respetaran y aplaudieran, porque era la panacea para todos siendo España un país modélico y admirado por propios y extraños.

Pues ahí empezó su destrucción, pausadamente, pero sin marcha atrás posible:

Se vertebró en 17 trozos, para que fuera más fácil su destrucción a los que se les llamó “Autonomías”, que ya con el nombre decía bastante y al cabo de los años; esas “Las Autonosuyas” , llamadas así en su libro del mismo título, escrito por el más eminente escritor de los últimos cien años, mi querido amigo y admirado escritor D. Fernando Vizcaíno Casas, cuyo cuerpo está descansando en el cementerio de su amada Navacerrada y su alma está con el Altísimo.

Pues bien, ahora de una Patria invertebrada pasamos a la vertebrada, luego a la Autonomías y ahora a los Reinos de Taifas. El Círculo se ha cerrado y los politicastros y esos monarcas perjuros, cobardes y traidores, están ahí, sólo para firmar Decretos y Leyes infames.

Los Gobiernos, todos, sólo han gobernado para que ellos estén, en La Moncloa, disfrutando de sus manjares y moviendo sus fichas para terminar con la patria.

Me da igual el rojo y vil del Zapatero que el manso y masón  Rajao. Me da igual el patriotero Aznar “Elpecholata), que el tal Felipón ese de “Lachaquetadepana” . Y con esos engendros pasados, esos mimbres, se ha ido avanzando hacia la meta común de todos ellos, que no es otra que la disolución de la Patria.

Ahora tenemos al Gobierno que cerrara la cremallera. Tenemos al más analfabeto, indeseable, talibán, profanador e hijo de la gran fulana, que haya parido madre alguna, pero todos, se abalanzan contra él, como si los demás hubieran sido impunes y patriotas de rango.

Y ahora pasamos al monarca alabado por esas masas de la derechona indecente, como el adalid perfecto. Un personaje que piensa y anda venciendo su cuerpo en la pata izquierda. Dicen que es el defensor de la patria y todo que esté en contra de él es rojo, pues a estas altura me miro al espejo y después de que jamás he cambiado mi camisa franquista y por tanto española, me veo rojo también, bueno, mejor dicho, me ven rojo los demás, porque yo soy fiel a mi España católica y Patriota de Valores Eternos e indisolubles. Y claro, todos ellos aclamándole como un buen rey demócrata y parlamentario y que actúa perfectamente como exige la Prostitución del 78.

Y yo ingenuo me pregunto: ¿Puede un monarca aceptar que un gobierno esté compuesto por maleantes criminales, separatistas, etarras y demás engendros que sólo quieren destruir la Patria?  ¿Puede este monarca, aceptar que los enemigos de España, destruyan la Patria de la que él vive como un “Maharajá”? ¿Viendo este presumido arrogante, casado con una roja, que vota al rancio comunismo y que ha abortado, que los criminales y separatistas sean parte de este último Gobierno de la España, que se muere y que estando amortajada la terminen por enterrar?  Pues, sí lo acepta, no es por ser un monarca parlamentario, sino si lo consiente, será un  traidor a la Patria.

Y visto lo visto, dejo ahí esta pregunta:

¿Hay españoles, que realmente aman a su Patria?

Y si es así, ¿Qué hacéis?

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.

Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.

Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas

Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.

Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.

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