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En mi provincia, Jaén, hay un pueblo entrañable, Villacarrillo, cuyo alcalde, Francisco Miralles del Partido Popular, hasta hace poco me caía bien, y hablo en pasado, porque ya no (que ya no me cae bien, digo), sino todo lo contrario, se ha ganado mi animadversión, por los motivos que voy a explicar ahora.
Como ustedes saben (y si no lo saben, se lo cuento yo), el Ayuntamiento de Villacarrillo ha decidido suspender el concierto del cantante José Manuel Soto que estaba previsto para las fiestas del pueblo en el mes de septiembre. El motivo es de sobra conocido: José Manuel Soto, a través de las redes sociales, ha insultado, de manera muy grave, al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a la madre de éste y a los votantes socialistas, que se cuentan por millones.
Como no lo puedo evitar, a veces me sale el maestro que llevo dentro, por lo que voy a explicar lo que pienso, despacio. Lo que ha hecho José Manuel Soto es de una torpeza infinita, además de una falta de educación imperdonable en un personaje público. No se debe insultar de manera soez a nadie (ni siquiera a Pedro Sánchez), mucho menos a su madre (pues la mujer no tiene culpa de nada), y tampoco a sus votantes, que han ejercido su derecho al voto libremente.
A Pedro Sánchez se le debe criticar, y hay motivos de sobra para ello, pero, como dice mi admirado don Ignacio Fernández Candela, “usando los malabarismos de la palabra, pero sin degenerar en la grosería ni en el insulto”.
Yo siento un rechazo visceral por Pedro Sánchez, hasta el punto de que lo considero uno de los peores gobernantes que ha habido en la historia de España (es malo y dañino), porque no respeta a los vivos (ni a los que le han votado, ni a quienes no lo hemos hecho), pero es que tampoco respeta a los muertos, y eso es algo que yo no le perdonaré jamás, porque esa actitud suya (la de profanar tumbas), está llena de cobardía, repleta de odio y cargada de miseria moral, por lo que este señor se ha ganado mi animadversión, ya para siempre. Pero lo que nunca haré yo es insultarlo gravemente, ni a él, ni a su madre, la pobre, que bastante tiene. Pero volviendo al tema de José Manuel Soto y Villacarrillo, comprobemos cómo hay dos varas de medir, y de actuar, según quién haga una cosa, o la otra.
Si el que insulta es de derechas (José Manuel Soto), cae sobre él, de manera inmisericorde, toda la caterva del progresismo militante, dedicándole insultos aún peores que los que él uso para referirse a Pedro Sánchez, pues yo mismo he llegado a leer uno en el que se le deseaba la muerte al cantante, y lo que es mucho peor, cancelando conciertos que tenía programados, con lo cual se le está quitando la posibilidad que tenía el hombre de ganarse el pan, algo a lo que tiene derecho, como todo el mundo.
Pero lo más grave es que algunas de esas cancelaciones las hayan perpetrado alcaldes del Partido Popular (como el de Villacarrillo, aunque hay más), olvidando el mucho daño que Pedro Sánchez está causando a la sociedad española, y todo para quedar bien (el alcalde de Villacarrillo, digo), de cara a la galería, para que no se diga que ellos, los del Partido Popular, no son demócratas. Y es que el complejo que tiene la gente del Partido Popular es terrible, les da miedo reconocerse como de derechas, aunque ahí tienen su origen ideológico, y hacen cualquier cosa con tal de caerle bien al adversario político y, como es sabido, en esta vida no hay nada más patético que intentar caerle bien a quien, de antemano, sabes que nunca le vas a caer bien.
¿Y qué pasa si el que insulta es de izquierdas? Vamos a verlo con un ejemplo: Almudena Grandes, a la que Dios tenga en su gloria (o no, que yo en las cosas del Señor no me meto), era una escritora, no ya mediocre, sino rematadamente mala, que no aportó nada al panorama narrativo de la literatura española, pero era de izquierdas (comunista, para más señas), lo cual fue motivo suficiente como para que el progresismo militante la hubiera elevado a los altares de la excelencia literaria.
Pues bien, entre otras lindezas, Almudena Grandes llegó a decir que a los milicianos que violaron a monjas en la Guerra Civil, había que hacerles un monumento, como también dijo, la colega, que había que fusilar a media España, es decir, a la que no pensaba como ella, y entre esos españoles me encuentro yo.
¿Y qué pasó cuando Almudena Grandes dijo esas barbaridades? Pues no sólo no pasó nada, es que además siguió recibiendo prebendas y subvenciones del poder, también recibió publicidad para vender sus libros, y su marido, Luis García Montero, fue nombrado director del Instituto Cervantes, y ahí sigue el hombre, viviendo del cuento a costa de nuestros impuestos. Pero es que, además, cuando Almudena Grandes murió, empezaron a poner su nombre a calles y plazas en pueblos cuya vinculación con la escritora era inexistente.
Y esa es la diferencia entre la derecha y la izquierda en España. Cuando la derecha insulta (José Manuel Soto), se le demoniza de manera inmisericorde y se le niega el trabajo. Pero cuando la que insulta es la izquierda (Almudena Grandes), se la sube a los altares democráticos, se le dan prebendas y, cuando muere (me refiero a Almudena Grandes), se le pone su nombre a la mítica estación de ferrocarril de Atocha, de Madrid, lo cual es el colmo de la hipocresía.
Porque en España la izquierda tiene derecho a la libertad de expresión, pero la derecha no. Porque en España la izquierda tiene derecho a trabajar y a comer, pero la derecha no. Por eso José Manuel Soto se ha quedado sin concierto en Villacarrillo (por una decisión tomada por el Partido Popular, no lo olvidemos), y Almudena Grandes se ha quedado con su nombre puesto en la estación de Atocha y con su marido, Luis García Montero, bien colocado en el Instituto Cervantes, viviendo a cuerpo de rey sin darle un palo al agua. Esa es la democracia. Esa es nuestra democracia.
Autor
- Blas Ruiz Carmona es de Jaén. Maestro de Educación Primaria y licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Tras haber ejercido la docencia durante casi cuarenta años, en diferentes niveles educativos, actualmente está jubilado. Es aficionado a la investigación histórica. Ha ejercido también el periodismo (sobre todo, el de opinión) en diversos medios.
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La derecha española que representa VOX es tan peligrosa o mas que el Psoe, porque a la estulticia suma la cobardia
Naturalmente debio salir el PP que es el parido de la cobardia y la miseria moral
Supongo q estos ayuntamientos tan tiquismiquis con las declaraciones de, Sito verán con muy buenos ojos las letras de Kortstu y otros grupos de rock radical basko y grupos expañoles que jalean actos terroristas o fomentan el consumo de drogas y alcohol, o el vulgar reguetón (o cómo demonios se escriba) que jalean/fomentan violaciones, canciones q sin duda se escucharán en «discomóviles» o interpretadas por grupos en las fiestas locales.
Sito no, Soto.
Kortstu no, Kortatu.
En fin….
Nada se puede objetar o añadir. Una realidad tan triste como bien expuesta.