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No soy persona hasta que no tomo un cortado con un churro, pero espero con ansía el próximo domingo, 23 de julio, Dios mediante, para empezar el día dándole la guillotina electoral a Pedro Sánchez.
Y creo será un momento de goce y satisfacción, al que voy a acudir en ayunas, para disfrutar mejor del desayuno, en alguna cafetería próxima, con mi señora.
Espero pasar por la guillotina electoral a Pedro Sánchez, ese gran farsante, que lleva ya cinco años torturándonos a todos con un gobierno totalitario, extremista, comunista, donde la arbitrariedad es la “ley”, y que legisla a golpe de ocurrencias.
Un gobierno formado por dos partidos distintos, pero por una multitud de nulidades en sus respectivos ámbitos de responsabilidad, en este caso, más bien de incompetencia e irresponsabilidad.
Desde el 1 de junio de 2018, es decir, más de cinco años –pese a que los medios hablan sólo de cuatro-, los españoles decentes hemos tenido que soportar cosas que nos han helado la sangre, y para cuya enumeración y descripción necesitaría no un simple artículo, sino toda una enciclopedia.
Un tipo que no hace otra cosa que mentir, aunque ahora dice que eso es “cambiar de opinión”, y que no dice una verdad ni cuando se equivoca.
Todo en él es falsedad, desde su título de doctor en economía, cuando nos está llevando a la ruina, tanto a España como a los españoles, como su “manual de resilencia”, escrito por Irene Lozano, a la que luego hizo Secretaria de Estado, como forma de pagarle, pero con nuestro dinero. (Es “muy generoso”, pero con el dinero de los demás).
Soy una persona normal y corriente, más normal que corriente, posiblemente, pero quiero decir que voy a los mercados de barrio a comprar, tomo café en bares donde hablo con los dueños o camareros, escucho las conversaciones ajenas (lo siento, sé que es de mala educación, pero en Zaragoza todos gritamos mucho, y yo el primero), y sé perfectamente que una gran cantidad de la población está harta, completamente harta de sus mentiras y ocurrencias.
Y para que una nación y la economía funcionen, hacen falta seriedad, estabilidad y seguridad jurídica.
Pocas leyes, pero que se cumplan.
Exactamente, lo contrario de lo que sucede en España: aquí se legisla mucho, demasiado, pero la mayoría de la población hace lo que le da la gana.
Vivimos en una auténtica anarquía social, donde la Autoridad no es respetada, y no digamos sus Agentes…, que prefieren dejarse matar antes que defenderse, por el temor a las consecuencias posteriores.
Comprendo perfectamente a las grandes empresas que se han ido de España, y a otras que se han deslocalizado, abandonando Cataluña y el País Vasco, por ejemplo.
Tengo amigos, ya jubilados, que se han ido a vivir a sus pueblos, o a Portugal, destino residencial muy buscado, por su tranquilidad, seguridad, y un coste de la vida más reducido que en España.
En fin, Pedro, ¡hasta nunca!
Sic transit gloria mundi…, vanidad de vanidades, que todo es vanidad.
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Somos millones que estamos deseando hacer lo mismo que usted: darle un hachazo electoral, guillotinarle.
Estas elecciones generales se han convertido en un auténtico plebiscito:
En sus manos y en sus votos está decidir que España ganará, a de los vagos y holgazanes, que viven del esfuerzo de los demás, o la España que labora.
¡Que ganas tengo de perderle de vista!
Iré a BOTARLE, encantada.
Estoy esperando, ansioso, al día 23, para decirle lo que pienso de él…
Sic transit gloria mundi, como bien dice el autor.
¡Adios, Sánchez, adios!
Pero qué «Sic transit gloria mundi» ni qué ocho cuartos, si ese sujeto despreciable y mediocre tiene el futuro más que asegurado, un destino de oro, entre la inmerecidísima jubilación y las puertas, públicas y privadas, pero siempre a nuestra costa, que a partir de ahora se le abrirán, a él y a todo su séquito. Por favor, la guillotina era un poco más definitiva. Qué teatreros son ustedes, ni que aspirasen a un puesto político, vaya.
Pasar de tener un FALCON a su servicio, helicopteros para ir a bodas de familiares, invitar a amigos a La Mareta, por cuenta nuestra, faltaría más, a ser un ex presidente del gobierno, con derecho a un sueldo VITALICIO del 80% de lo que cobre en todo momento quien ostente la presidencia del gobierno, a ser CONSEJERO NATO DEL CONSEJO DE ESTADO (los dos sueldazos son compatibles, faltaría más, Zapatero dixti, cambiando la Ley del Consejo de Estado, etc.), es un cierto cambio a peor…
Aunque tendrá derecho a varios escoltas, a un despacho oficial, a nombrar a dedo a varios asesores, con sueldo de altos cargos -más bien de altas cargas-, a chófer, con un cochazo de lujo, etc.
¡Vamos, que todos esos PRIVILEGIOS ya los querría para mí mismo!
Y lo más triste del caso, es que Feijóo no reformará la ley del consejo de estado, ni suprimirá ninguno de esos privilegios, que nos cuestan un riñón a los españoles, y de los que está disfrutando, también, el «gran» Zapatero, EL DESTRUCTOR.
Por eso votaré a VOX, porque el PP, YA ME HA ENGAÑADO DEMASIADO.
NO va a haber guillotina electoral para el Psoe
Si le cortan un dedo de una mano es mucho
Pienso lo mismo que usted.
La mayoría de los empleados públicos, son de izquierdas.
Y una buena parte de ellos, enchufados durante los gobiernos de la PSOE.
Además, los jubilados están «encantados» con la subida del 8,50% de sus pensioness…
Piensan, en su corteza mental, que esas subidas son sotenibles en el tiempo, en una nación donde pronto habrá más jubilados que trabajadores activos…
Por no hablar de los miles de subvencionados, que obviamente, están «agradecidos» a quien les regala el dinero público… Por ejemplo, todos los de la Z, productores de películas a los que se da un millón de euros, y luego escasamente recaudan sesenta y siete mil euros, etc.
LA SUBIDA DE LAS PENSIONES muy por encima del IPC, de los salarios de los trabajadores, públicos y privados en activo, etc., (y que conste que yo soy pensionista, y estoy tirando piedras sobre mi propio tejado), es una burla y una estafa a la sociedad activa, que, encima, está siendo esquilmada a impuestos.
Y si a ello unimos que el número de PENSIONISTAS, ENTRE PÚBLICOS Y PRIVADOS, EXCEDE DE LOS DOCE MILLONES DE PERSDONAS (y que no se mueren, o no nos morimos, nunca), pues ya me contarán ustedes…