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Quien maltrata a un animal, merece ser tratado mal…
La lidia, los toros, esto que llaman “Fiesta”, se ha convertido en un pase de modelos y pasarela de lucimiento para todo tipo de personas… Políticos, empresarios, escritores, periodistas, aristócratas y señoras de buen ver. Van a una carnicería a ver morir a un animal, previamente maltratado, de cuyo sufrimiento agónico hay estudios perfectamente documentados por especialistas.
Frente al animal, aturdido y desconcertado por el viaje hasta el lugar del sacrificio, el foso circular y las voces, tenemos a un individuo “diestro” en la técnica de burlarle, que las más de las veces sale ileso, salvó que sea un atolondrando como puede ser el caso del tal José Tomás. Que para mí que tiene cara de loco.
Confunden algunos ser español con gustarle esta matanza, y argumentan todo tipo de razones sin mayor fundamento, haciendo caso omiso a lo que dé se sobra se sabe. A saber:
Que el toro, como mamífero que es, cuenta con un sistema nervioso evolucionado. Y que, durante la lidia, el toro está sometido a una tremenda y progresiva tortura que se dirige a la anulación de su capacidad de defensa, debido al colapso orgánico y al dolor progresivo de las banderillas, la puya, la espada y la puntilla.
En cuanto a las banderillas, son afilados arpones diseñados para desgarrarla piel y engancharse con fuerza en los tejidos internos. La hemorragia y gravísimas heridas que provocan en los músculos y tendones cercanos a la espina dorsal impiden al toro levantar la cabeza. Este mismo fin se persigue con la acción del Picador a caballo mediante la puya, que es además el primer elemento en entrar en juego.
Por lo que respecta a la espada, puede destrozar el hígado, los pulmones, la pleura y el diafragma, dependiendo del lugar por donde penetre. Cuando secciona la gran arteria, el toro agoniza entre enormes vómitos, ahogado en su propia sangre. La espada puede clavarse muchas veces al mismo toro.
La puntilla se utiliza para rematar al toro moribundo, intentando seccionar su médula espinal, a la altura de las primeras vértebras: atlas y axis. El toro queda paralizado sin poder mover los músculos y en la mayoría de los casos aún entra vivo al desolladero.
¿Qué glamour es este? ¿Cómo se puede llamar a esta espantosa matanza fiesta?
En cuanto a esta violencia contra el toro, en puridad, maltrato animal, sería conveniente hacer dos consideraciones estudiadas a nivel psicológico: 1º. Predispone a la violencia social. 2º. Inhibe el desarrollo de las personas. Así pues, cuando se minimiza el maltrato animal, se está incubando en la sociedad una bomba de relojería. Ovidio ya nos advirtió hace dos mil años que “la crueldad hacia los animales enseña la crueldad hacia los humanos”.
P.D. Isabel Díaz Ayuso, la niña que abandera a la derecha liberal, tiene como uno de sus principales argumentos contra la izquierda, la defensa de las corridas de toros, esto es, el “maltrato animal” (una fiesta muy española), en lugar de prohibir el asesinato de la criatura humana en el vientre de su madre (un execrable asesinato agravado y un pecado gravísimo). Esta es la sociedad en la que vivimos.
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A mí no me gustan mucho los toros, pero respeto la fiesta nacional, y ello por dos razones:
Así de claro.
Atacar desde este diario nacional la Fiesta Nacional, me parece un gran error y un desprecio al coraje y valentía de los toreros, que no merecen.
Pero, don Pablo, ¿cuántos porros se ha fumado usted hoy? ¿Usted también clamando contra la Fiesta Nacional?
Las corridas de toros son un espectáculo lleno de arte y de valentía; si a usted no le gustan, no las vez, pero no venga aquí a publicar cosas que no vienen a cuento.
Contra los que hay que clamar es contra los hipócritas que condenan las corridas de toros o la caza y defienden el aborto, que, por desgracia, parecen ser muchos.
Lamentable artículo. Últimamente da usted una de cal y otra de arena.
Exacto.
No me gustan los toros, me aburren soberanamente, como el fútbol, vamos. Mucho más me molesta – junto a la totalidad de mi familia materna – el flamenco, la mayor tortura auditiva que conocía hasta la irrupción en España, impuesta de forma casi omnipresente, de la cosa esa que llaman «música latina», que de «latina» tiene poco y de música, menos. Y nadie se ofrece a eliminar al uno y a la otra ( que ni siquiera es «nuestra» ) para velar por la salud mental de mis dilectos familiares. Así es la vida.
La tauromaquia no es maltrato animal. El maltrato animal, en la granjas y mataderos industriales durante toda la vida de los pobres bichos. La tauromaquia es un arte mitraico que reúne al hombre y a la bestia en un drama cósmico. Se ataca a la tauromaquia por diversos motivos, desde el sentimentalismo irreflexivo hasta el rechazo a los valores viriles y la simbología espiritual que representa. También por tirria a España.
Es verdad que el animal sufre en el último episodio de su vida en términos físicos pero, a cambio, experimenta una gloriosa culminación de su existencia y su esencia al morir luchando como un héroe. Obviamente, el alma del toro que muere intentando matar va directamente al Valhala y disfruta de vacas huríes en el plano astral. Por otra parte, el matador deja una impronta el el egregor nacional que inspiraría comportamientos diversos de autocontrol, desafío del peligro o imposición de la voluntad sobre la carne y la bestia.
No se debe proyectar miedos humanos y experiencias humanas en el bicho. Ellos lo viven de otro modo. Si bien es una cobardía torturar a un animal indefenso por gusto, también es un error moral hacer del bienestar físico o la vida en este mundo a un bien superior. Que los curas de alto copete miren de reojo la tauromaquia sólo es una señal más de la feble calaña semítica de un cristianismo que ha perdido su conexión esotérica con ese arianismo que le dotaba de sentido místico y real.
El flamenco es una cajón de sastre musicológicamente hablando. No es lo mismo un martinete que una petenera o unos fandangos. El flamenco es cultura popular y una buena parte de las raíces de la música culta romántica española. Probablemente, si no le gusta el «flamenco» (¿qué?) sea porque no lo ha escuchado bastante, no ha sabido seleccionarlo bien o padece de insensibilidad emocional en ciertas partes privadas intangibles e invisibles.
las preguntas que yo me hago a veces…
¿cómo se puede llamar cultura a este espantoso ritual satánico?, ¿cómo en el año 2023 hay «personas » que paguen por verlo?.
No tiene nada de glamour.
A mí me parece demencial . El toro muere por asfixia. ¿se puede ser más cruel?.
De satánico nada. Satánico es todo lo que contraria el orden natural, como evidencia la etimología semítica del término. En la naturaleza, por contra, hay muerte.
Satanicos son el ABORTO y la EUTANASÍA, que nuestra «sociedad» (más bien suciedad), acepta sin problema alguno…
Vivimos en una sociedad enferma, que ha hecho metástasis, y va camino de su desaparición…
Como todo en esta vida las fiesta tiene sus borrones.Como el que vd acaba de echar en este repetado medio para mi por el hecho de que D. Eduardo bregue en el.
Y digo lo del borron efectiuvamente y sabiendo lo que digo porque no todas las corridas son iguales.De hecho los que bregan con los toros siempre estan en peligro, pero con unos encastes lo estan mucho mas que con otros.
Para vd. entonces la matanza del cochino ancestral y la recogida de su sangre tambien sera un acto odioso.El problema señor mio, y asi se lo decia hace poco a un amigo cantabron acostumbrado a tirar de ubres, es que si igualamos el trato que se le da a un animal con el que civilmente se le da a un humano acabaran tratandole a vd como a un animal.
¿Que hacemos con los tordos señor, que una vez introducidos por las troneras de los palomares inventaron el muesly o semillas variadas a granel abriendole el buche a los palominos y zampandose lo que tienen dentro acabando con ellos?
Un edificio de 40 plantas señor, es igual de natural que un hormiguero, exactamente la misma cosa.Si la hormiga evolucionara haciendo pisos de barro encima de sus guaridas no tendriamos derecho a ir a arrancarlas de una patada.
Vd no se puede quedar con la sangre del toro.Como en toda faceta hay quien hace bien las cosas y quien las hace mal.Pero porque algunos lo hagan mal no se lo vamos a prohibir a quienes lo hacen bien.Y sobre todo no es momento cuando tenemos el pais rebosa en tontos que caen por los acantilados y de envidiosos cuya mala sangre se lee en sus caras..
Goya no era un asesino y era torero.
El analisis que hay que hacer es mucho mas profundo que el que vd hace.
No conoce vd la fiesta, quizas sea vd de un lugar donde se tocan mucho las ubres como mi amigo.
El otro día Morante, el triunfador de Sevilla, tres pinchazos y 15 descabellos, contados por mi, en las Ventas, sentí vergüenza, quien hace o autoriza esto y quien no protesta como la mayoría de la plaza, no tienen vergüenza ni la gan conocido, y aseguró que a nadie le gusta el toreo y lis toros mad que s mi pero hasta aquí hemos llegado, una merda la reciente ley de protección animal. Siento vergüenza de esto. Al tercer intento, toro s lis corrales, vasta ya.
Morante ayer 15 descabellos seguidos. Basta ya
Tres pinchazos y quince descabellos seguidos ayer en las Ventad, abre lis ojos macho
Una vergüenza 15 descabellos siglo XXI.
No las VEA, perdón.
Si a usted no le gustan los toros, el fútbol ni el flamenco, usted se lo pierde. No los vea ni los oiga. Pero esos comentarios sobran, como el artículo.
Señora, no diga majaderías.
Basta.
Ábrelos tú, ¿no te jode?
¿Qué tendrán que ver esas cosas aisladas con la esencia de la Fiesta Nacional, cojones?
Y dale…
Eso es un incidente aislado. Si no le gusta, no lo vea.
Y dale…