21/11/2024 15:03
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Desde que Santiago Abascal anunciara la presentación de una moción de censura contra Pedro Sánchez las críticas, procedentes de prácticamente todo el espectro político y mediático nacional, arreciaron contra Vox. Los motivos que se esgrimieron para descalificar dicha iniciativa fueron múltiples y variopintos, si bien todos ellos carecían del suficiente calado como para invalidar la utilización de una prerrogativa constitucional y democrática mediante la cual Vox, lejos de pretender promocionar su programa electoral, tan solo deseaba trasladar a la ciudadanía la funesta situación en la que actualmente se encuentra España como consecuencia de las ineficientes y disparatadas políticas implementadas por un Gobierno totalitario, incompetente y corrupto. Con ello -contrarrestando lo que acertadamente Inés Arrimadas denominó la “táctica de la inundación”, básicamente consistente en desbordar la capacidad analítica de la población mediante una sucesión incesante de despropósitos legislativos- no solo no se apartaba el foco del psicópata monclovita, sino que, ampliando el campo de visión, se centraba la atención de la población en la vasta acción de gobierno llevada a cabo por un Ejecutivo socialcomunista febrilmente implicado en el desmantelamiento de la nación española.  Además, con la honorable intención de dar voz a una sociedad civil un tanto adormecida, Vox decidió presentar como candidato a la presidencia del Gobierno de España a un personaje como Ramón Tamames, avalado por una incuestionable independencia política, un reconocido prestigio intelectual y un reconfortante espíritu conciliador. En cualquier caso, tras la moción de censura las críticas se perdieron para siempre como lágrimas en la lluvia, ya que su celebración vino a poner las cosas en su sitio.

Así, P. Sánchez, demostró en sus tediosas intervenciones las carencias morales e intelectuales que le caracterizan, hilando un discurso delirante, demagógico y plagado de mentiras, con tres líneas de desarrollo claramente delimitadas: en primer lugar, con su habitual falta de respeto a la verdad, dibujó un país idílico, poniendo así de manifiesto una premeditada y manipuladora intención de falsear la realidad en beneficio propio; en segundo lugar, en una nueva demostración del narcisismo patológico que padece , se presentó como el adalid de toda minoría vulnerable, a pesar de que los hechos, siempre tozudos, no avalen en ningún caso sus palabras; y en tercer lugar, con un planteamiento frentista que recordaba nítidamente la dialéctica amigo-enemigo típicamente schmittiana y de resonancias nazis, no dudó en descalificar mediante el insulto injustificado y grosero tanto a Vox como al PP, promoviendo así la fractura social y el guerracivilismo. Dos acusaciones reflejan sintéticamente lo que fue el discurso de P. Sánchez, la primera consistente en atribuir a Mariano Rajoy el haber congelado las pensiones en 2010, cuando en realidad fue ZP el que lo hizo, contando para ello con el voto favorable del propio P. Sánchez, mientras que la segunda, mucho más grave, fue achacar a la derecha la existencia de 2,5 millones de niños en situación de pobreza, cuando, por el hecho de llevar más de tres años al frente del Gobierno, resulta obvio que es mucha la responsabilidad que le corresponde en el acaecimiento de tan aciaga situación Ante tal negación de los hechos ocurridos solo cabe inducir que este personaje, además de tener una personalidad psicopática, padece un grave trastorno cognitivo que le lleva a confundir sus interesados deseos con la cruda realidad. Sin embargo el ridículo socialista todavía no había concluido ya que para culminar de manera efervescente la lamentable chirigota sanchista, salió a la tribuna de oradores un pobre diablo como Patxi López, que alterna el puesto de portavoz socialista con el de mamporrero presidencial, para pronunciar un incendiario discurso que iba de las adulaciones a su amo y señor a las descalificaciones a todo individuo de derechas que le viniera en ese momento a su calenturienta mente, de tal forma que progresivamente se fue convirtiendo en una suerte de goyesco energúmeno, que venía a representar la imagen misma de la locura en estado puro.

Frente a este desolador panorama R. Tamames opuso un planteamiento lleno de racionalidad analítica y sensatez propositiva, de tal forma que en un discurso perfectamente estructurado puso de manifiesto los males que aquejan a España. Así destacó: 1)el peligro de fractura de la unidad nacional como consecuencia del sometimiento de P. Sánchez a los enemigos seculares de España, como son el comunismo y el separatismo, hecho este agravado por la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas debido a una ley electoral obviamente perversa para los intereses del conjunto de la nación; 2)la ruptura del pacto constitucional como consecuencia de la permanente descalificación del centroderecha por parte de una izquierda instalada en el radicalismo más rancio; 3)la situación de fractura social derivada del discurso maniqueo y sectario permanentemente esgrimido por parte del Gobierno socialcomunista; 4)la degradación de la democracia debido a la eliminación de la separación de poderes y el control de las instituciones del Estado por parte de un presidente como P. Sánchez que se comporta como un “monarca absolutista”; 5)la vulneración del Estado de Derecho por mor de la promulgación de leyes espurias que eliminan la igualdad ante la ley de todos los españoles al beneficiar exclusivamente a los aliados de la coalición socialcomunista, como son el golpismo catalán y el filoterrorismo vasco, 6)el caos migratorio derivado de la falta de implicación en la defensa de nuestras fronteras y la falta de contundencia en la lucha contra las mafias dedicadas al tráfico de personas; 7)la desastrosa situación económica desencadenada por un gasto público desorbitado e ineficiente, una fiscalidad confiscatoria, un permanente ataque a empresarios y autónomos y una absoluta permisividad con la corrupción; y, finalmente 8)un recorte sin precedentes de las libertades individuales como consecuencia de la promulgación de una Ley de Memoria Democrática que, con el exclusivo afán adecuar los hechos acaecidos a sus planteamientos ideológicas, falsea la historia e impone un relato sectario y sesgado de un pasado que la izquierda no acaba de aceptar en sus verdaderos términos. Para hacer frente a toda esta problemática R. Tamames propuso como medida fundamental recuperar el espíritu de reconciliación nacional fraguado durante el Franquismo y cristalizado en la Transición, algo que desgraciadamente ni el partido socialista ni sus socios comunistas e independentistas parecen estar dispuestos a llevar a cabo de ninguna manera, ya que ello supondría abandonar definitivamente sus periclitados y perversos planteamientos.

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A su vez, Santiago Abascal, desde el aplomo y la sobriedad, desarrolló a lo largo de sus intervenciones un discurso lleno de firmeza y determinación, mediante el cual fue desmontando todas y cada una de las deplorables falacias enunciadas por P. Sánchez. Así 1) frente a la delirante bonanza económica que según parece disfrutamos todos los españoles S. Abascal vino a resaltar que España es el único país europeo que todavía no ha recuperado los niveles de PIB prepandémico y el cuarto más endeudado, presentando, a su vez, la mayor tasa de desempleo tanto global como juvenil de la eurozona, todo lo cual sitúa a la nación española en una situación económicamente insostenible; 2) frente a la supuesta ayuda a los desfavorecidos S. Abascal señaló que según los datos oficiales en España hay actualmente más de 10 millones de personas que viven en riesgo de exclusión social, a pesar de lo cual el Ejecutivo socialcomunista se dedica a  donar 130 millones de euros a una fundación de Bill Gates, lo cual resulta absolutamente inasumible por indecente; 3) frente a la tan cacareada protección de la mujer S. Abascal le responsabilizó de sacar de la cárcel a violadores y pederastas, mientras que las agresiones sexuales no hacen más que crecer año tras año, de tal forma que las mujeres lejos de ver mejorada su situación se sienten cada vez más amenazadas; 4) frente a la lucha contra el cambio climático S. Abascal puso de manifiesto que el psicópata monclovita se ha convertido en el presidente que más veces ha usado el Falcon para desplazarse, llegando al extremo de utilizarlo para acudir a un concierto con su mujer, evidenciando de esta manera que su  hipocresía no conoce límites. En definitiva, S. Abascal con un sólido repertorio argumental basado en datos reales y no en ensoñaciones delirantes, destrozó literalmente a un P. Sánchez que, al no tener escritas previamente las respuestas, fue incapaz de articular una réplica mínimamente convincente, quedando así retratado como lo que es, es decir, como un perturbado psíquico amoral y con monomanías de grandeza, que vive en un mundo paralelo donde toda falsedad tiene cabida siempre que ello sirva para alimentar a su inconmensurable ego.

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Para finalizar su exposición S. Abascal tendió una vez más la mano al PP del “ausente” Núñez Feijóo para caminar juntos, algo que una mediocre Cuca Gamarra, a pesar de dar todo tipo de razones para desalojar a P. Sánchez de la Moncloa, vino a rechazar al manifestar que su grupo parlamentario iba a abstenerse, demostrando, por enésima vez, que el PP no está por la labor de plantar cara y enfrentarse a este Gobierno Frankenstein, prefiriendo, como es norma de obligado cumplimiento en este grupo político acomplejado y cobarde, esperar pasivamente a ver como los errores ajenos le otorgan la confianza del pueblo español.

Evidentemente la moción de censura no salió adelante al contar con los votos negativos de esa jauría humana compuesta por sanchistas, comunistas y separatistas de toda laya y condición, pero sirvió al menos para que la gente de bien tomara definitivamente conciencia de que Santiago Abascal es el único político español con la suficiente entereza y la necesaria capacidad de liderazgo para enfrentarse decididamente a todos aquellos que con sus acciones han llevado a España al borde del abismo, poniendo en riesgo de extinción un proyecto histórico de construcción nacional iniciado hace más de cinco siglos.

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Eduardo

Muy bien enfocado. Un aplauso.

Eduardo

Me alegro que tú también lo hayas disfrutado.

José Luis

Lo único que ha demostrado Abascal es que no está a la altura de las necesidades del país que dice defender.

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