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El diagnóstico parece claro: las quiebras recientes del banco de Silicon Valley y Credit Suisse, son el resultado y no el origen en si mismo de un problema que afecta a todo Occidente, que no es otro que la enorme crisis inflacionaria y de deuda por una irresponsabilidad de los gobiernos y de las autoridades económicas nacionales e internacionales que lo han permitido y fomentado.
Como editorializa el digital España Confidencial «las costuras del sistema se han desgarrado por la parte más débil del tejido, unos pequeños y agresivos bancos de Silicon Valley, pero el problema no es la caída de esos pequeños bancos sino el problema de fondo que su caso pone de manifiesto. Por si quedaba alguna duda llega Credit Suisse y confirma que el problema no son tres casos aislados de unos bancos en California. Hay una crisis que empieza a apuntarse y es una crisis provocada por la inflación y las consiguientes subidas rápidas e intensas de los tipos de interés, es una crisis general y es una crisis que, lógicamente, al comienzo afecta a las entidades más vulnerables, como el SVB o incluso la propia Credit Suisse, acosada hace tiempo por malas decisiones y diversos problemas».
Pero no es sólo una crisis bancaria, es algo peor, es una crisis de deuda».
La mayoría de los países occidentales vivimos de prestado, porque hemos despilfarrado a diestra y siniestra en cosas inútiles, entre las que se incluyen los gastos políticos, cuya rentabilidad no es que sea cero, es que es negativa, se mire como se mire. El que se ha gastado mal se refleja en nuestra decreciente productividad.
Hubo un antaño en que la emisión de moneda, el valor facial de cada billete estaba respaldado por su cantidad equivalente en oro. Como esto suponía un corsé para los gobiernos, se abrió la mano y los estados se arrogaron la facultad de imprimir más billetes que oro que lo respaldase. Se clausuraba la era del patrón-oro y se inauguraba la etapa del patrón de cambios-oro.
Pero, no sólo las autoridades monetarias creaban dinero a través de los bancos centrales -ahora solamente el BCE, el Banco Central Europeo tiene la facultad de imprimir euros- sino que también son creadores de dinero los bancos. ¿Qué otra cosa es lo que hace un banco cuando a usted le concede un crédito? Pues, por el simple hecho de plantar su firma ya se ha creado un deudor (el destinatario del préstamo) y por este sencillo procedimiento el banco se apunta la cuantía de la deuda en su activo y ya está. Tenga o no tenga activos suficientes para disponer de ese préstamo. Es decir, el banco prestamista ha creado dinero de la nada.
Otro tanto ha hecho el Banco Central Europeo, concediendo dinero a fondo perdido o créditos a tipos cero o negativos a gobiernos que luego lo han despilfarrado a manos llenas, por el simple método de darle a la manivela de imprimir e imprimir euros. La enorme masa monetaria, es decir, de dinero en circulación ha sido la causa primigenia de la crisis que todavía no está resuelta y a la que le quedan años en resolverse. De tanto darle a la manivela la inflación se disparó en el mismísimo momento en que se empezó a cerrar el grifo del crédito. El dinero, refugiado en bonos y demás papel público y semipúblico ha perdido, por cauda de las altas tasas de inflación, su valor y aquellos bancos llamados de inversión atiborrados de bonos, con inversiones a cuestas más que dudosas, han creado el pánico en sus accionistas y depositantes y de rebote en todo el sistema financiero de los países occidentales.
El sistema financiero se quedó, como en el popular chascarrillo compuesto y sin novia, afectado por las altas inflaciones y cargado de deudas que han de pagar, a lo mejor en no toda su cuantía, por varias generaciones. Lo que se dice, lo peor de lo peor. Y dentro de lo peor es que de buena parte de esa deuda son tenedores regímenes no muy amigos de occidente, así como grandísimas y poderosísimas corporaciones globalistas.
No sólo es una inflación que corroe y empobrece a los ciudadanos de Occidente, ni la abultada deuda que pesa sobre nuestras espaldas y la de varias generaciones non natas que está en manos de gobiernos poco amigos y déspotas multimillonarios que nos quieren ver pobres y sumisos. La inflación nos ha hecho pobres, la deuda ciudadanos sumisos. No libres.
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Efectivamente, uds. que gustan mucho de la historia, aunque desconocen la economía porque no saben nada de macro y micro economía, por lo que se ve, conocerán el caso sangrante de la famosa y democrática República alemana de Weimar, con millones de alemanes muriendo de hambre y miseria, buscando el sustento por cubos de basura y arruinados en su mayoría incapaces de comprar el alimento con billetes de un billón de marcos emitidos para pagar las deudas de la Gran Guerra a Francia y UK… Era la República democrática de Weimar, la del holodomor hiperinflacionista que asesinaba familias de pobres en Alemania cortesía de la democracia, la que querían los banqueros cuya sangre no tiene ni un solo glóbulo que no sea de origen judío, la de los bolcheviques espartaquistas que pescaban muy a gusto en río revuelto bajo las órdenes de Lenin primero y de Stalin después, la que querían para Alemania los demócratas UK de Churchill y la Francia democrática, además de los demócratas USA. Era una Alemania de miseria y holodomor de pobres alemanes (los ricos no sufrieron tanto), con grandísimo peligro de convertirse en la segunda URSS, de la que surgió el movimiento de Hitler y los suyos como únicos oponentes, combatidos por bolcheviques y judíos banqueros hiperinflacionarios al unísono desde comienzos de los años 20, con acusaciones horrorosas continuas que no han sido objeto de revisionismo, como por ejemplo aquella de exterminar pobres obreros de Coburg en 1922, cuando Hitler no llegaba al millar de correligionarios aún.
Y hoy, como entonces, los banqueros (judíos) occidentales, los de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, como en la antigua democrática Rep. de Weimar, y en connivencia con los comunistas chinos, emitirán trillones de dólares y euros para salvaguardar las grandes fortunas y a los millones de accionistas y sus patrimonios a cuenta de generar tal hiperinflación (por supuesto que manipulada democrática, corrupta y políticamente a la baja por los organismos estadísticos nacionales e internacionales, podridos también de corrupción, cuevas de ladrones, para no generar «alarma» en el público) que veremos hasta cuando pueden comer amplias capas de la sociedad, pues los ahorros pierden valor real a pasos agigantados. Eso sí, en connivencia todo con la China comunista en la que han depositado la soberanía económico financiera del planeta, es decir, la industria, incluso la puntera de nuevas tecnologías y fármacos (los de la obsolescencia planeada de la salud), permitiéndole incluso propagar el ébola rojo por todo el mundo con tal de no colapsar las bolsas y reducir a 0 el dinero de los ricos y accionistas del mundo. Así ha quedado quebrantado el hipócrita y falso como Judas Iscariote principio de independencia de las autoridades monetarias, hoy al más puro y abyecto servicio de las multinacionales y los ricos y accionistas de empresas, monetizando déficit con señoriaje descomunal, comprando deuda pública que ningún inversor serio quiere (con tipos reales negativos), pagando pensiones emitiendo dinero que filtran como «ayudas», etc., en el más salvajemente criminal acto de terrorismo financiero monetario de toda la historia de la humanidad, que condenará al hambre a centenares de millones de hombres y mujeres en el mundo. Ni un solo emperador, rey o príncipe del pasado llegó a tal grado de abyecta manipulación monetaria para satisfacer la ruina generalizada del sistema democrático, que es socialismo de rojos o de ricos (hoy comprobamos esa nueva modalidad de socialismo, el socialismo empresarial y de accionistas. El estado y sus instituciones, al servicio de los patrimonios, que no de la población pobre. Un socialismo para los ricos, que siempre se quejaron amargamente de las «paguitas» y que ahora reciben trillones de dólares y euros de subvenciones públicas financiadas por la Fed y el BCE con hiperinflación). Los bancos centrales ya no tienen por objetivo el control de la inflación, como hipócritamente establecen en sus constituciones legales, sino el control de la población (su compra como putas) y de las fortunas de los ricos y accionistas de empresas, y para ello ya no dudan en generar asesinato masivo por holodomor hiperinflacionario emitiendo más efectivo en dos años que en todo un siglo previo. El crimen en masa clama al Cielo. No tienen salvación posible con el NT en la mano, porque además no se arrepienten públicamente, ni afrontan la correspondiente penitencia, ellos y sus beneficiarios. Y muchos «católicos», que tanto condenaron a Hitler y a Franco, hoy callan con silencio sepulcral. ¡Ay de los fariseos!