21/11/2024 15:27
Getting your Trinity Audio player ready...

La decisión de Ferrovial de trasladar su sede social a los Países Bajos -decisión que no es tal, sino propuesta que los accionistas deberán votar en su momento-, le ha sentado mal a los socialistas.

No es cosa de extrañar, puesto que les pone las vergüenzas al fresco; esto es: les deja con el culo al aire. Les demuestra que sus elucubraciones dignas de huelguistas profesionales de patio de colegio no resisten la confrontación con eso tan molesto llamado realidad. Les demuestra que no se puede estar insultando -porque si no hay denuncia de una conducta impropia, las diatribas son mero insulto- impunemente a los empresarios que dan trabajo a los que no se conforman con las subvenciones de la sopa boba sociata.

Les demuestra, también, que los «capitalistas desalmados» pueden hartarse y romper la baraja que no deja de darle comodines a unos y de robarle ases a otros, y que siempre -sobre todos los poderosos- pueden recurrir al nunca suficientemente bien ponderado corte de mangas.

Y les duele que, efectivamente, una de las empresas punteras se haya decidido por el corte de mangas a un Gobierno inepto; por el «ahí os quedáis» que puede dar ideas a otras, y además explicando claramente el motivo: quieren librarse de la inseguridad jurídica que les atenaza; la inseguridad de que a capricho de un bocazas se cambien las reglas del juego dos o tres veces por partido.

Y se nota que les ha dolido -posiblemente más que por el cambio de Ferrovial por el camino que abre y señala- en que han recurrido a un «tópico fascista» para reprocharles la decisión: el patriotismo que doña Yolanda Díaz ha sacado a pasear para afirmar que ser español es defender la permanencia en tu país. En los momentos de compromiso y necesidad en nuestro país las empresas tienen que ser ejemplares.

Ahí es nada. Una señora que no se sabe si es podemita, comunista o simplemente pasaba por allí, pero de ultraizquierda, recurriendo al patriotismo y renunciando al internacionalismo para reprochar a los enemigos de clase, a los capitalistas del puro, que se vayan con la marca social -ya que según las cuentas publicadas por prensa y televisión la pérdida de la Hacienda pública será mínima- a otra parte.

LEER MÁS:  Humboldt, el invitado de Carlos IV que espió en la Nueva España para los Estados Unidos. Por Carlos Andrés

Pero lo que da la idea exacta de cómo ven los socialistas a las empresas es lo declarado por la señora Calviño: Ferrovial «le debe todo a España», por lo que «no resulta aceptable que una empresa que ha nacido y crecido en este país gracias a la inversión pública de los ciudadanos muestre esta falta de compromiso».

La señora Calviño es, al parecer, ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Por lo tanto, debería conocer cuál es el procedimiento por el que se adjudican obras públicas, y las condiciones de competencia y libre concurrencia que marca la legislación vigente y han marcado las normativas anteriores en esa materia.

Debería saber -no sólo la señora Calviño, sino todos los ministros- que toda obra pública de presupuesto superior a cierta cuantía se publicita en el Boletín Oficial que corresponda -BOE, boletines autonómicos, etc.- y que cualquier empresa que reúna los requisitos que establece la legislación puede presentar sus ofertas, adjudicándose a la más beneficiosa para la Administración que no incurra en baja temeraria. La Administración -no se nos olvide- somos todos, especialmente a la hora de pagar, y los Gobiernos sólo son los administradores de nuestros cuartos.

Por tanto, si Ferrovial -o cualquier otra empresa- ha obtenido contratos de obra pública, habrá sido porque en su momento presentó las ofertas más beneficiosas para la Administración; esto es: para todos los contribuyentes. Pero presentar ofertas beneficiosas para las administraciones públicas conlleva reducir el margen de beneficios empresariales a lo estrictamente imprescindible, porque de lo contrario será otra la empresa que se haga con el contrato.

Al menos, esa es la teoría que inspira la legislación vigente en la materia; legislación que no es de ahora, ni mucho menos. Ferrovial -en todas las obras públicas realizadas- ha hecho una oferta que la Administración ha considerado la más conveniente en precio y calidad y -velando por el interés general- se la ha adjudicado. Ferrovial ha realizado la obra, la ha cobrado, y se acabó la historia. Una vez entregada la obra y recibida por la Administración, cumplidas las condiciones establecidas, nadie debe nada a nadie.

LEER MÁS:  Hoy nos vemos en ÑTV. Por Eduardo García Serrano

Lo contrario -esto es, la afirmación de la portavoz del Gobierno, doña Isabel Rodríguez de que Ferrovial «es una empresa que ha nacido y se lo debe todo a España»– sólo puede entenderse como la insinuación de que a Ferrovial se le han adjudicado obras sin ajustarse a los condicionamientos legales.

Y eso se llama prevaricación, así es que espero que la señora Calviño, la señora Montero y la señora Rodríguez saquen a relucir los expedientes que así lo demuestren, los entreguen a la Justicia para que los responsables sean encausados, y los hagan públicos a la mayor brevedad.

Espero, eso si, cómodamente sentado.

Autor

Rafael C. Estremera
Suscríbete
Avisáme de
guest
1 comentario
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
Hakenkreuz

Unos ladrones que roban a manos llenas siendo el robo pecado mortal: AEAT y SS, los rojos de toda la vida, incluidos los nuevos rojos empresarios que viven de multimillonarias subvenciones y licitaciones por 100 cobradas a 300.
Otros mercaderes, como los que el Señor expulsó del Templo a correazos, que ven el país, Flandes, de las putas profesionales con «seguridad» social(ista) y el narconegocio legal, el país de los porros hasta en el metro, como «seguridad jurídica» para los inversores accionistas de Ferrovial, a los que la moral cristiana les importa tanto como a los sumos sacerdotes judíos deicidas, porque «genera empleo» y «riqueza», mayores dividendos para los accionistas, incluso los que van a misa a honrar a Dios solo con los labios y los socialistas como los de la red de putiferios del Tito Berni y su legión de socialistas puteros feministoides. Mercaderes que nutren como las putas y los camellos legales el PIB de Holanda independizada por el anticristo Orange calvinista, porque Ferrovial, como toda otra empresa, no tiene la valentía y bondad de declararse insumisa fiscal en España, porque el IRPF y la SS pertenece no al César, sino al que lo gana. Y el que lo gana con o sin sudor de su rostro, es absolutísimamente libre de donar ese dinero a quien quiera, pues contra la caridad cristiana NO HAY PRECEPTO ni en tiempo ni lugar alguno. ¿Libertad? Anda iros a la gehenna, hipócritas….

1
0
Deja tu comentariox