Las Navidades, las fiestas de la familia cristiana, la Nochebuena y las sillas vacías. Por Miguel Sánchez

¿Pero estamos todos los parientes sentados en la misma mesa?

España, la Nación, en la que antes el mundo miraba, admiraba y temía, por su gran poder, de hombres de fe en Cristo, valientes como ningún otro en las batallas, fuertes de mente, limpios de espíritu, amantes de la familia tradicional, unidos en un lazo común e irrompible, que unía a padres e hijos, todos solo en una unidad familiar conservadora y tradicional.

Aquella, indivisible España, en su territorio, en sus gentes, en sus familias, se rompió, nada más morir el General Invicto y heredar su amplia riqueza, unidad y bienestar, un personajillo e indeseable perjuro, felón, crápula,…. y maldito reyezuelo, que no solo le dio la vuelta totalmente a la tortilla, que heredó, sino que la repartió en cachos a los fulanos que le aclamaban para tenerlos contentos. Y con ello, su figura de truhán, estaba asegurada.

La limpieza y rapiña, que se ha llevado a cabo en todos estos años, ha sido absoluta y total, España a pasado a ser País y éste a ser reinos de Taifas.

Todo se ha convertido en una tierra yerma, en una tierra baldía, en un páramo, en un erial, sin gentes que lo cultiven y lo hagan prosperar, porque para que prospere una familia, una comunidad, una Nación, sus ciudadanos, necesitan aunar esfuerzos, estar unidos y juntos en un proyecto común.

Bien pues de esa España que asombraba a propios y a extraños, hemos pasado a esta, una Nación desconocida, marchita, pisoteada, aplastada y comida, por una masa de gusanos que la carcomen en sus entrañas.

Todos sabemos, que el día de Nochebuena y la correspondiente cena, es la noche más grande de celebración familiar y cristiana, todos alrededor de una mesa, con grandes viandas, que han sido preparadas con el máximo cariño, para que no falte nada. Eso sin duda se sigue haciendo. Se hace un sacrificio económico para que esté completa, pero curiosamente falta lo principal y son los comensales.

Las mesas de Nochebuena están preparadas exquisitamente, pues la celebración tiene que ser por todo lo grande, se saca la vajilla de porcelana, la cubertería de plata, las copas y vasos de cristal de bohemia, todo lo desempolvamos y lavamos, con máximo cuidado para que nada se rompa, porque terminada la cena, la guardaremos con cuidado, hasta la próxima Nochebuena.

Los manjares deben ser los mejores, variados y suculentos en demasía

Ponemos alrededor de la mesa las sillas, que van a ocupar nuestros seres queridos, pero nos damos cuenta, que tenemos todo disponible, pero que quizás hemos puesto demasiadas sillas.

Y entonces, después de presenciar el discurso de ese indeseable Borbón, que está en la televisión, pero que nadie escucha, porque es un repertorio conocido de un mamón, que ni cree en la familia, ni en la Patria y menos en Dios, esperamos con impaciencia, que lleguen, nuestros hijos, los nietos, los suegros ….

Pero de repente suena el móvil o celular, como lo llaman nuestros parientes hispanos, lo cogemos y escuchamos:

“Mamá, que no podemos ir, porque Ana, mi mujer dice, que mejor vamos con sus padres!

Ya tenemos, el primer disgusto de la noche, ya sobran dos sillas, pero vuelve a sonar el teléfono:

“Abuelo, que no puedo ir, porque estoy con unos amigos de la universidad tomando unas copas y unos canapés”

¡Joder, otro palo y una silla de menos!

Y otra vez el teléfono sonando, ya con la mente trastornada, lo cogemos y oímos:

“Hola mamá, soy Ángel, que voy camino de los pirineos, con unos amigos, para pasar allí unos días navideños y esquiando”

Bueno, pues la noche se está amargando, porque a ello hay que sumar, que esta mañana, nos llamó otro nieto, Carlos el pequeño, que curiosamente vive frente a nosotros, con su novia y nos dijo que la Nochebuena es un rollo, que prefiere disfrutarla con sus amigos y charlar a través de sus móviles, que aunque todos están juntos, es mucho más progresista e interesante.

Bueno, pues los pocos que quedan, les dicen que se sienten, porque ya no vienen más.

Y empieza la gran cena, la esperada cena de Nochebuena, se empieza a picar, que si un langostino, que si una loncha de ibérico, que si, … “Venga come Alfredo y tú Maria toma estos centollos que he comprado esta mañana en la pescadería de Jesús”

Se empieza con un soberbio caldo de ave, con fideos, con su huevo duro bien picado, ..

Y todos en conversación muy animada, se le ocurre decir a la anfitriona:

“Mirad estos mejillones los han traído Pedro y su mujer, fijaros los hermosos que son”

Y la cuñada salta:

“Pues vaya una mierda de regalo de Nochebuena que traéis, con el dinero que ganas tú”

Y salta la mujer de Pedro: “Pues anda que tú, que solo has traído un porquería de tarta, para solo cuatro comensales”

Y se terminó liando: ¡Vaya una porquería que traes, con el dinero que se ha gastado papá y mama, en todo lo que han comprado! “No tienes vergüenza”

“Eso tú, que eras una muerta de hambre, hasta que enganchaste al infeliz de mi hermano”

“La muerta de hambre lo serás tú hija de puta”

El padre poniendo paz y sosiego y cuanto más pedía tranquilidad, los nervios en flor, más sobresalían

Y ya se levantan Pedro y su mujer y dicen; “Nosotros nos vamos, no queremos terminar en la comisaría esta noche, porque a esa tía puta la hostia que le daría, no se la quitaba nadie”

“Anda dámela si tienes cojones, maricón, que eres un mariconazo”

El caso es que entre unas cosas y otras los anfitriones se quedan solos, con una tía que había ido a pasar unos días con ellos.

Los tres llorando amargamente y la anfitriona dice y que hacemos con tanta comida sobrante y le contesta el marido: “Joder, Pepita, pues guardarla, ya no la comeremos”

Y como anécdota propia mía, esta mañana, día 30 he ido a mi Banco para hacer unos pagos y me encuentro a mi amigo Antonio, uno de mis mejores amigos, él Policía Municipal y después del abrazo, me dice:

“Hola Miguel cuanto tiempo estaba sin verte” ¿Qué tal estás? ¿Y tus hijos sabes algo de ellos, te han llamado? Y le digo: “Mi querido hermano, ni han llamado ni llamarán”, pero afortunadamente, tú no sabes de ello porque como no tienes hijos y me contesta:

“Pues, no sabrás pero yo tengo un hijo, que no me habla desde hace 15 años y a mi nieto que tiene ya 4 años, aún, ni le conozco”

¡Joder, Antonio hermano, no lo sabía, dame un abrazo!

Y esta es la historia de cada día, la historia actual, de un País que se va a pique

La pérdida de los valores, muchos de ellos eternos y la carencia de cariño y afecto real, es propio hoy en la mayoría de hogares españoles

Y en un 95% de la Nochevieja en España, tiene estos tintes e incluso peores.

¡Menos mal que al día siguientes es Navidad!

¡Bueno, solo me queda desearos a todos mis hermanos, amigos, camaradas de nuestro periódico Libre ÑTV ESPAÑA y conocidos, un Venturoso Año Nuevo!

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.

Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.

Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas

Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.

Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.

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