FELIZ NAVIDAD, para todos los creyentes, a pesar esa iglesia infame, hereje y traidora. Por Miguel Sánchez

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Esta iglesia vaticana siniestra, en la que un hereje, lo mismo abraza a comunistas asesinos, que a Yihadistas letales, que a rojos españoles, a profanadores de tumbas, a talibanes …, una iglesia que ha pasado de ser la Cabeza de San Pedro a los Cuernos de Satanás.

Esos Jerarcas españoles de la Conferencia Episcopal, unos panzudos y barrigudos personajillos, de festín diario, de falsas plegarias, que han dejado abandonados a su suerte, a los monjes Benedictinos y al mayor Templo de la Cristiandad.

Esos miserables reyezuelos, en brazos del rojerío y comunismo que padecemos, con sus manos ensangrentadas y su pluma averiada, firman y firman Decretos, Leyes, Profanaciones, …., a ver si un día se equivocan y firman su sentencia de muerte. ¡Dios lo quiera!

Cuando miramos al cielo, los creyentes, debemos pensar en Dios y en los innumerables católicos que le rodean, por encima de estos falsos y diabólicos personajillos, cuya única meta es el Festín y la Traición

¡FELICES FIESTAS CRISTIANAS A LOS HOMBRES Y MUJERES, QUE NO HAN PERDIDO NI LA FE, NI EL PATRIOTISMO, NI LOS VALORES ETERNOS!

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún. Aficionado a la escritura y a la historia de España.

Caballero Legionario que fue del IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.

Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas

Luchador nato por el Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.

Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.

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