Botellón y fútbol. Por Manuel Fernández Prieto

Pues me he vuelto al pueblo para la campaña de verano y para poner el huerto. He dejado atrás el invierno en la capital zamorana y su biblioteca.  Pero me he encontrado a la gente muy desanimada.  Dicen que el problema de la despoblación ya no tiene solución y que no hay quien lo arregle. 

 

Este, como ya he dicho, es el problema más grave que tiene España.  Y hay otros. La desindustrialización, el IPC de los productos cotidianos al 20%, el paro, la división de nuestra patria, la invasión migratoria, etc, etc.

 

Y nuestros jóvenes, ante un futuro incierto y negro no salen a las calles a protestar.  Les basta con tener cubiertas sus dosis de alcohol y fútbol.  El pan y el circo de nuestros días.

 

Señores y camaradas. El futuro para nuestros descendientes se presenta muy mal. Saquemosles del sofá. Invitémosles a salir a la calle a que muestren su repulsa a nuestros actuales gobernantes.  Desenganchemosles de sus dosis bien calculadas de botellones y de fútbol y que hagan un esfuerzo por ganarse el futuro. 

 

Mientras sufrimos el latrocinio más atroz de la historia no puede permitirse su atronadora pasividad. Nadie regala nada. Una España cada vez más desindustrializada es una mala apuesta. Los que se llevan nuestros dineros los quieren ahitos de cubatas y de fútbol. Quieren que no piensen. Que no protesten. Mientras ellos se hacen ricos y nos llevan a la ruina los quieren atontados.  Es deber nuestro el que se pongan la camisa azul y que luchen por una España grande y un porvenir mejor para ellos. 

 

España entera está esperando la final de Champions.  Como si eso nos solucionara algo. Los políticos hacen botellódromos, porque los quieren aborregados.  Y eso no es. Tienen que trabajar y estudiar para hacer una patria mejor. Tienen que tener ideales, espíritu, miras a largo plazo. No este desdén por todo lo que no sea su ración semanal de ginebra y deportes.

 

Ya está bien. Una juventud así no será capaz de lidiar con el toro negro que se les viene encima. No será capaz de afrontar los retos de un futuro que ya está aquí. Que se ganen su dinero y se lo gasten en los bares, que para eso pagan impuestos cada vez más altos. Que sepan lo que es ganarse la vida y lo que vale un peine.

 

Nos hemos convertido en la taberna de Europa y no reaccionamos.  Y nuestros hijos permanecen drogados con su fútbol y con su alcohol. Es tarea nuestra empezar un movimiento que nos devuelva la dignidad y a ellos el sustento. El pasotismo se debe acabar. Los problemas son muchos y hay que darles solución pues nuestras élites solo piensan en enriquecerse a toda costa.

 

Salgamos a manifestarnos para exigir soluciones. No para festejar otra copa de Europa.  Ellos están muy cómodos en sus sillones y moquetas. Nos quieren idiotizados para seguir con el latrocinio.  No permitamos que se salgan con la suya. No permitamos que se sigan riendo de nosotros. Pues pronto la carestía será de alimentos y esto puede llevar a muy malas situaciones sociales. 

 

Es hora de ser hombres. Basta de infantilismos. Es hora de recuperar el vigor moral. Basta de conformismos. Solo un nuevo amanecer, una nueva primavera, nos puede sacar de esta debacle y de esta mediocridad.  Luchemos por una juventud sana libre de sus exclavismos. Elevemos sus espíritus enseñándoles a escuchar nuestros himnos y a ver ondear nuestras banderas.  Basta de modorra. Basta de melodías políticamente correctas.  Es hora de armarse de un espíritu revolucionario y reivindicar la patria, el pan y la Justicia. 

 

Desde mi despoblada Castilla voy a hacer todo lo que esté en mi mano por avisar a nuestros jóvenes del peligro que corren. Con mis limitados medios y saberes haré lo imposible para  que el aviso de que una juventud zombi está abocada al fracaso más estrepitoso.  Empezaré aquí, entre mis paisanos, que ya le ven las orejas al lobo del desastre, a intentar el proselitismo para con nuestras filas y a hacerlos despertar del placentero sueño de una vez.

 

Trataré de promover una manifestación de la España desindustrializada y vacía delante de las puertas del congreso para advertir a nuestros próceres de que o nos arreglan las cosas o que vamos a por ellos.

Y si es una marea azul mejor.

 

Una marcha sobre Madrid es necesaria. Porque no tenemos futuro. Porque nos están robando.  Porque nos tratan como a putas. Porque llega la hora del basta ya.

 

Y a esto dedicaré las energías que me deje libres el campo. A hacer reaccionar a mis paisanos. A que no se conformen con el botellón y el fútbol solamente.  A que luchemos por un futuro espléndido y mucho mejor que el presente que tenemos que padecer.

 

Espero que ustedes en sus casas hagan lo mismo con sus hijos y amigos. Despertémosles de una puñetera vez y demos un golpe sobre la mesa con una gran manifestación en la capital. Que les entre el miedo a los de arriba para que no continúen con sus expolios y con su inutilidad. 

 

Y ya les dejo por hoy. Espero que este humilde artículo sirva para espabilar al personal y despertar conciencias. Yo ahora voy a preparar el huerto. Con el mismo mimo y empeño que pondré en hacer que mis paisanos salgan del letargo. Este Máximo Décimo Meridio no va a descansar hasta que vea la España vacía repoblada. Ya se los he dicho en más de una ocasión. No cejaré en el empeño hasta que la pereza de nuestros descendientes desaparezca.  Nos va mucho en ello.