22/11/2024 05:22
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Internet iguala a todos los hombres. Como la muerte: democráticamente, sin categorías ni distinciones de tipo alguno. El necio y el sabio gozan de igual respeto, de oportunidades semejantes, e, incluso, de admiradores comunes. Es el espectador el encargado de elegir con quién se queda… Y suele elegir mal, esto es, tontamente: sin un criterio bien meditado. Salvo en algunas ocasiones excepcionales. Para todos aquellos que se hallen perdidos en el inmenso laberinto de la literatura, a la manera de Teseo, un descubrimiento fulgurante, vía Youtube, le habrá mostrado la certeza de que, del laberinto, “solo se sale por arriba”: el programa La Última Página de la ADEH.

En La Última Página, dos profesores como lo son Diego Ortega y Sebastián Porrini, sus fundadores y conductores, llevan desde el 3 de abril de 2018 defendiendo, en la localidad de San Miguel situada en la provincia de Buenos Aires, la sabiduría perenne, el tradicionalismo filosófico y la lectura simbólica como bastiones de defensa encarnados en la literatura frente al degradante mundo moderno y sus formas artísticas mayormente estrafalarias. Pero, sobre todo, criticando —como buenos anti-modernos— a la máquina a través la máquina y defendiendo, con tesón, el valor de la relectura; así, el título del programa hace alusión a que toda última página es, siempre, una primera página para disponerse a volver a leer el libro. Porque solo en la segunda lectura completaremos el contenido simbólico con garantías. La glosa a un autor previamente estudiado es la forma de pensamiento en la que mejor cristaliza el talante dialogante que siempre acompaña al tradicionalista.

Ha querido la Providencia que coincida de forma casi exacta en el tiempo la edición en Argentina, gracias a Sofia Casa Editorial, del libro Los otros de Sebastián Porrini con la muerte del genial Roberto Calasso, una de sus grandes influencias intelectuales: aquella con la que empezó La última página en su primer programa y con la que se cierra, precisamente, Los otros en su capítulo final. Una bella casualidad —¿o causalidad?— que parece decirle al autor: ahora el relevo es tuyo.

Entrevistamos, pues, al autor de Los Otros, Sebastián Porrini: él es un reputado lingüista, estudioso de la mitología, católico militante, monárquico convencido –y más que convincente–, reaccionario demodé y, ante todo, un erudito de difícil parangón que además supone todo un referente para una nueva generación de jóvenes pero antimodernos empeñados en adentrarse en la aventura del pensamiento haciendo uso de una metafísica operativa para el siglo XXI: aquella que recopila en ese clásico moderno del pensamiento que es Los Otros: un perfecto manual de iniciación al saber perenne de los grandes pensadores metafísicos y que, página tras página, compone toda una hermenéutica de los símbolos inmarcesibles: aquellos que hablan al hombre con voz serena y poderoso aliento desde la noche de los tiempos.

Guillermo Mas Arellano: ¿Cómo nació Los Otros?

Sebastián Porrini: Los otros tiene su génesis hace muchos años, ya que, tras la lectura de algunas obras de René Guénon, Fritjof Schuon y Elémire Zolla pensé en dedicarles un trabajo que sirviera como introducción a sus obras. Pero, por suerte, mis lecturas se fueron ampliando con el tiempo, lo que dio lugar a que conociera otros autores en la misma línea, y que ese esbozo de estudio se enriqueciera con maestros de España, de Argentina, y de otras partes también. En este caso, debo agradecer que la imposibilidad editorial de aquellos años retuviera mis ansias juveniles y me aportara más material.

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GMA: La filosofía perenne es un término que vertebra, a modo de eje o de leitmotiv, tu aproximación a la literatura y a la mitología, ¿en qué consiste la Sophia Perennis?

SP: La Sophía Perennis es el cúmulo de conocimientos que la Tradición nos ha comunicado a través de los siglos y que encierra todo aquel acervo de cultura que enlaza al ser humano con su búsqueda de trascendencia. Cuando hablamos de conocimiento, y esto es fundamental resaltarlo, no hablamos de un método gnoseológico determinado por un filósofo, sino por un conjunto de saberes que alimentan y conducen a un retorno a la unidad entre el ser humano y su capacidad supra-racional, base de toda metafísica operativa. Desde luego que se halla relacionada con el principio natural de la vida y de la búsqueda del Ser. Agreguemos que este elemento es fundamental y común a todas las manifestaciones exotéricas o religiosas, pues el núcleo básico es perenne –como lo dice su nombre– y por ende está más allá de toda contingencia.

GMA: Todos los grandes escritores modernos son, en esencia, antimodernos. Y ninguno de los autores que magistralmente glosas resulta halagüeño en su diagnóstico sobre nuestro tiempo. ¿Se encuentra la metafísica en peligro en la Modernidad?

SP: Creo que la modernidad es una etapa anti-metafísica, en la que todo lo trascendente es combatido o vilipendiado. Para la modernidad, y para su hijo bobo, la post-modernidad, el ser humano es un ente biológico –racional sin más, es decir, sin capacidad de superación espiritual, dado que todo ello se niega de plano.

GMA: ¿Qué autores la han mantenido viva la metafísica a pesar de su oscurecimiento gradual?

SP: En Occidente, sobre todo desde el siglo XIX, hubo una serie de pensadores que recibieron el legado de esa Sophía Perennis y la convirtieron en elemento vivo en medio de la desacralización generalizada impuesta desde el iluminismo. Entre ellos están los otros, de quienes me ocupo en el libro.

GMA: ¿Cómo nació la Asociación de Estudios Humanísticos y, sobre todo, el célebre programa La Última Página?

SP: La ADEH nació en 2013 como resultado de una serie de encuentros informales entre docentes de Letras y de Filosofía que pensamos en desarrollar un enfoque diferente al común que se brinda en las casas de estudios superiores. A través de cursos, congresos y del canal ADEH TV de Youtube –que nació en 2018– buscamos medios para, sin apoyo oficial o privado alguno, llevar adelante esa empresa. Desde 2019, además, dos miembros de ADEH fundaron Sofía Casa Editorial que, aquí en Argentina, publica nuestros trabajos tras investigaciones que la misma ADEH auspicia. “La última página” es el primer programa que subimos a ADEH TV dedicado a la literatura, a la filosofía y a la Tradición con el ánimo de ampliar la llegada de nuestra tarea.

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GMA: ¿De qué manera entiendes el estudio de la literatura? ¿Cómo contrasta dicho enfoque con la realidad actual de la mayoría de Universidades y de talleres literarios?

SP: Los estudios literarios están inmersos, al menos aquí, en una sola vía de análisis, desde una sola perspectiva: la ideología de género. Estructuralismos y post-estructuralismos no han hecho más que abonar el enfoque deconstructivo que asevera toda falta de autoridad y de autoría en el creador. Cabe consignar que nuestras propuestas de un acercamiento desde la simbología en el universo de un arte en consonancia con la trascendencia despierta curiosidad, sobre todo en los alumnos universitarios que nada saben de “los otros” y que han sido objeto de un adoctrinamiento parcial –como todo adoctrinamiento– y a la vez empobrecedor. Desde que iniciamos esta difusión en 2013, puedo asegurarte que, la cantidad de interesados ha ido en franco crecimiento, sobre todo porque encuentran un espacio de diálogo diferente y abierto a la lectura no predeterminada por las anteojeras de las ideologías, de las que nos valemos para demostrar, en algunos casos, su ineficiencia analítica.

GMA: ¿Está la solución de esta guerra teológica o lucha por el imaginario en la creación de una anti-Escuela de Frankfurt que, siguiendo tus propias palabras, refunde una Hispanidad Ecuménica?

SP: Humildemente, creo que si podemos unir las voluntades que en Iberoamérica se hallan dispersas, y que comulgan en una misma Tradición –tan atacada por la corrección política-post moderna– para desarrollar una acción sobre la base de todo el saber acumulado en siglos de real conocimiento, la ingeniería social que se nos impone con las agendas oficiales –alimentadas desde Frankfurt hacia aquí– retrocedería, para recuperar la verdadera esencia de una América fusionada a España, y por qué no, a la latinidad como tradición aún mayor que incluya a Italia y al imperio habsbúrgico, que ha sido destrozado para beneficio de las potencias dominadoras desde el capitalismo y desde la cultura materialista oficial. Quizás suene demasiado imposible, pero en un mundo en el que la globalización materialista asesina la trascendencia y esclaviza al ser humano en su soledad inmanente, los que estamos convencidos de que la tradición es fuego a trasmitir y no cenizas que adorar, como decía Chesterton, debemos actuar. No sólo por nosotros, sino por las nuevas generaciones a las que se condena a una sociedad no arraigada, a una sociedad consumista, a un hedonismo de use y tire que acabará con el mismo ser humano.

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