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Según señala Joel Kotkin en la revista Forbes, durante décadas, los países del Norte (Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda , Finlandia y Reino Unido), han compensado las muy bajas tasas de fecundidad y la disminución de la demanda interna con la llegada de inmigrantes y la creación de economías de orientación exportadora altamente productivas.
Por el contrario, los países periféricos europeos no han desarrollado unas fuertes economías que compensen su desvanecimiento demográfico al basar su economía en la llamada «dieta mediterránea» cuyos ingredientes principales eran el «boom» urbanístico, el turismo y el consumo interno que creaba excelentes platos minimalistas, de apariencia altamente sugestiva y precio desorbitado pero vacíos de contenido culinario y con fecha de caducidad impresa (2008), provocado por el estallido de la burbuja inmobiliaria y el hundimiento del castillo de naipes económicos de los países PIGS ( despectiva abreviatura anglosajona que englobaba a España, Portugal, Italia y Grecia).
Sin embargo, la imposición de objetivos excesivamente ambiciosos de reducción del déficit público, en un contexto de contracción muy significativa del PIB y con el problema añadido de ausencia de crédito en varias economías no habría conseguido el objetivo prioritario de de conseguir la reducción de los desequilibrios de las finanzas públicas de sus Estados miembros sino que se tradujeron en subidas de impuestos, reducción de funcionarios, desmantelamiento de la sanidad pública, recortes salariales, máxima flexibilidad en el mercado laboral e incremento de la Deuda Pública de los países periféricos y emergentes.
Dicha Deuda alcanzará para el 2021 techos estratosféricos en Italia y España (Deuda estimada en el 134% y 115% del PIB respectivamente) al ser los más afectados por la pandemia del coronavirus , lo que de facto supondría la necesidad de su rescate por el BCE pero que sin embargo se antoja una tarea inviable dado el tamaño de las economías italiana y española.
En esta difícil encrucijada, convendría recordar las declaraciones de Peter Morici, economista y profesor de la Universidad de Maryland a la cadena Fox en las que afirmó » la necesidad de una unión fiscal en la zona euro y de que el BCE adopte un papel similar al llevado a cabo por la Reserva Federal de EEUU, no llegarán a tiempo para salvar a los países periféricos y consideró la posibilidad de que «dichos países abandonen el euro para poder así imprimir su propio dinero y resolver sus problemas como lo hizo Estados Unidos a raíz de la crisis financiera».
Germán Gorraiz López-Analista
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