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Conclusiones del estudio “Cómo afecta la pandemia de la covid-19 a la salud mental de la gente mayor”, de la comecocos Isabel Flórez, recogido en el Anuario del envejecimiento 2020, impulsado por la Universidad de las Islas Baleares (UIB).

El suicidio, abandonar la batalla

Tema tabú, el suicidio. Entre ancianos, pozo sin fondo. Esquivado por todos. Por los mass-mierda, más. Brutal estadística, bofetada en plena cara. El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España, acopiando el doble – casi el triple – de victimas que los accidentes de tráfico.

Sin ganas ni deseo de vivir

Y con la plandemia, el destrozo psicológico, brutal. Con el ánimo por los suelos o directamente arruinada, la gente acaba con su vida. Y eso creyendo hasta el mismísimo instante de reventar sus sesos en el pavimento, impresionando asunto, que sus terroristas autoridades les están contando la verdad. Imaginen que supieran que todo es una descomunal pantomima.

Cuando la muerte es mejor que la vida

Cada dos horas y media una persona se quita la vida en España. Diez personas al día. Casi 4.000 al año. Gélidos datos de una realidad de la que no sabemos absolutamente nada, ignorando casi todo, silente calamidad de la que nadie parece querer hablar. Y ese es precisamente el problema, que aquello de lo que no se habla, sencillamente no existe. Las muertes por suicidio parecen ser invisibles. Pues eso, pura apariencia. Con la plandemia, apariencia sobre apariencia.

Tabú bobo, muy bobo

Informar siempre de tal horror, inexcusable deber. Por mucho que se guarde la porquería bajo la alfombra, bajo la ridícula excusa de la discutible mímesis, aquella no deja de existir. En fin.

LEER MÁS:  ¿Y si el coronavirus no existiese? Por Luys Coleto

https://www.iasp.info/pdf/2020_briefing_statement_ABversion_reporting_on_suicide_during_covid19.pdf

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.