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Un cuadro de Carl Larsson, uno de los pintores románticos mejores de todos los tiempos, y en especial de Suecia, titulado “Midwinter Sacrifice” (Sacrificio del Solsticio de Invierno) nos va a permitir tratar un tema muy interesante y debatido en el paganismo.

Larsson (1853 – 1919) es famoso por sus cuadros del ambiente sueco campesino y popular, y pintó este cuadro al final de su vida sobre 1915, fecha en el que entró en el Museo National Museum, donde está actualmente tras un largo periplo muy curioso.

En los años 30’s el mensaje de Larsson en este cuadro era incomodo, y se quitó del Museo en 1942. En 1974 hubo otra campaña contra este cuadro. Por fin se vendió en Londres y lo compró un japonés. Solo en 1992 pudo volver a comprarlo, gracias a un mecenas para Suecia, el National Museum de Estocolmo.

El tema está basado en el documento de Adam of Bremen, sobre el año 1000 DC, exponiendo la ceremonia que se realizaba cada 9 años en el Solsticio de verano sacrificando 9 muchachos a los dioses nórdicos.

Allí indica que el templo estaba recubierto de oro con estatuas de dioses, especialmente Thor, con Odin al lado.

Otra fuente es Snorri Sturlusson en su ‘Younger Edda’, del siglo XII, donde explica que el Rey Domald soportó una época de hambre y desastres naturales durante su reinado. Por ello cada año hicieron sacrificios en Uppsala, al tercer año sacrificaron al propio rey Domald, hecho que refleja el cuadro.

Domald heredó de su padre Visbur un reino rico, pero pocos años después tenía serios problemas. 

Un antecesor suyo había construido el gran Templo en Uppsala.  Los sacrificios a los dioses eran periódicos.

El bardo Harald Härfager describió los acontecimientos que llevaron a que la sangre de Domald regase el altar de piedra a Thor.

El cuadro es alargado y muy amplio, donde se refleja toda la ceremonia justo antes del sacrificio de Domald.

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La mujer de Domald con la cabeza en tierra ruega por su esposo, dos soldados tocan los cuernos de bronce, mujeres bailando llorosas, el chamán lleva el símbolo del martillo de Thor y su ayudante el cuchillo del sacrificio. Detrás la estatua de Thor.

4 esclavos empujan un enorme carro de oro sobre el que va Domald, digno y noble, se sacrifica por su pueblo, aunque no le quedaba más remedio. Desnudo con una piel de oso y los brazaletes de ser rey.

 

Este cuadro es un ejemplo artístico de la realidad pagana de los sacrificios humanos (y mucho más con animales) rituales que han existido hasta la llegada del cristianismo y demuestran uno de los factores de la necesidad de un cambio en la espiritualidad, que el paganismo tardó mucho tiempo en aceptar.

Todos los pueblos, incluso el monoteísmo judío, practicaron esa repugnante costumbre ‘religiosa’.

Es famosa la orden de Jehova a Abraham de sacrificar en su honor a su hijo Isaac, aunque al final lo evita según la Biblia, pero el tema demuestra como ese tipo de sacrificios era ‘normal’, no causa extrañeza total.

Otro ejemplo de sacrificio humano en el Antiguo Testamento es el de la hija de Jefté. Jefté promete a Dios sacrificar en su honor, ofreciéndole la vida del primero salga a recibirle a su regreso si le ayuda a vencer a los amonitas (Jueces 11:31). Al regresar victorioso es su propia hija la que sale a recibirle y Jefté cumple su promesa de sacrificio a Yahve.

Y hasta ahora mantienen formas de matar a animales, además de que la Biblia está llena de sacrificios de animales.

En los griegos y german

os era algo muy expandido el sacrificio humano a los dioses.

Ariadna (de la forma greco-cretense arihagne, ‘la más pura’) era una princesa cretense, hija de Minos y Pasífae. Ariadna hija del rey Minos, su padre tenía en un laberinto al minotauro, a quien había que alimentar con sacrificios de ateniense cada nueve años.

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Es célebre el caso de Agamenón, personaje de Esquilo, que, al partir para la guerra, para obtener vientos propicios de los dioses, decide sacrificar a su hija, Ifigenia, de belleza excepcional. Ifigenia es salvada en el último momento por la misma Artemisa y se le asigna el rol de sacerdotisa en uno de sus templos. 

Celtas y escandinavos tuvieron siempre este tipo de sacrificios rituales a los dioses, especialmente niños o vírgenes.

En Egipto recordemos como la esposa, sirvientes y oficiales eran sepultados junto con el Faraón recién fallecido, de modo que pudieran servirle en el más allá.

Roma prohibió los sacrificios humanos en el año 97 a. C. pero los combates a muerte como espectáculos de gladiadores y los esclavos o disidentes echados a las fieras fueron comunes.

Desde luego las ceremonias de sacrificios humanos a los dioses eran muy normales en América, en Asia y África hasta la llegada de los europeos.

El Islam no acepta este tema pero si la matanza ritual de animales, como los judíos.

 

Sin duda la eliminación de este tema, así como de ofrendas de animales degollados, luchas de gladiadores, etc fue sin duda una aportación cristiana muy correcta.

El paganismo en sus etapas finales y actuales ha rechazado con asco total estos temas, la lástima es que no los rechazara antes.

Autor

REDACCIÓN