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Dos años después de la publicación de Cine Anticomunista: 101 películas para combatir el olvido (SND Editores), José Antonio Bielsa Arbiol presenta su nuevo libro de asunto cinematográfico: Cinema Giallo (1962–1987): 25 años en el ojo del laberinto, publicado por Ultima Libris.
Podrían ser muchos más, pero en lo motivacional hay al menos tres tipos de libros, a saber: los que se producen por encargo, los que se escriben para distracción de uno mismo (¿y agrado de muchos otros?) y, finalmente, los que se crean como por obligación u imperativo moral. No hay dudas al respecto de que el grueso de los libros emitidos por el mercado editorial suelen pertenecer a los dos primeros grupos: esta afirmación, desde luego, no la hago yo, sino los propios autores y editores del día, tan a menudo prendados de sus mercancías… Quizá presuponga alguna vanidad por mi parte, pero me gustaría creer que esta nueva obra que presento pertenece al tercer grupo.
🎞️ Cinema Giallo (1962–1987): 25 años en el ojo del laberinto
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— Ultima Libris (@UltimaLibris) October 14, 2022
Cinema Giallo (1962–1987): 25 años en el ojo del laberinto es el fruto espaciado y metódico de dos décadas de cinefilia desarrollada al abrigo de los proyectores cinematográficos y los magnetoscopios domésticos, entre la filmoteca y el videoclub, entre la butaca y el sofá hogareño. Este libro viene así a conjugar experiencia audiovisual y reflexión estética y meta-cinematográfica, y lo hace tras largos parones y etapas de sequía creativa. Es un viaje en torno a los misteriosos arcanos de uno de los subgéneros mejor codificados de la Historia del Cine: el “Giallo”, de tan incalculables riquezas.
Tal y como nos recuerda el escritor y analista cinematográfico Fernando Alonso Barahona en su prólogo a nuestro libro, “el cine Giallo no es en sentido estricto cine fantástico pero sus peculiares características estéticas, el tono visual de las historias teñidas de crímenes y suspense se encuadran en muchos momentos en los territorios del miedo”.
Es hoy un hecho incontestable que de los subgéneros cinematográficos que aparecieron en los años 60 del pasado siglo, el Giallo fue uno de los más felices y prolíficos del momento, o al menos de aquéllos que tuvieron más adherentes y cultivadores; con razón escribíamos hace unas semanas en un artículo que “todas las furias iconoclastas del momento, potenciadas por el malestar político de una sociedad en descomposición y reconfiguración, iban a propiciar el apogeo de una de las experiencias cognitivas más potentes de entonces… Su influjo perdura intacto hasta nuestros días.”
Y así es, pues justo hace ¡60 años! tuvo lugar la experiencia piloto del subgénero, el opus 1 de la prolífica serie: el estreno de La muchacha que sabía demasiado (La ragazza che sapeva troppo; Mario Bava, 1962) supuso un acontecimiento que, pronto, muy pronto, desencadenaría una oleada de películas a cual más enrevesada y misteriosa, de la mano de directores tan diferenciados como el propio Bava, Dario Argento, Antonio Margheriti, Riccardo Freda, Sergio Martino, Umberto Lenzi, Massimo Dallamano, Lucio Fulci, Luciano Ercoli, Pupi Avati, Duccio Tessari o Luigi Bazzoni, entre otros muchos.
El propósito de Cinema Giallo (1962–1987): 25 años en el ojo del laberinto quiere ser triple: primero, como homenaje personal a un subgénero entrañable y querido, que tantas horas gratas deparó a una generación frente a las pantallas cinematográficas; segundo, como revisión didáctica y guía abierta para el desarrollo de futuras experiencias fílmicas “en el ojo del laberinto”: no por nada, el subtítulo de nuestro libro homenajea abiertamente uno de los grandes gialli de los años 70, El ojo del laberinto (L’occhio nel labirinto; Mario Caiano, 1972), el cual fue una arrolladora filigrana sobre los recovecos enigmáticos del laberinto, esa construcción literal y metafórica que sacude la puesta en escena del Giallo, y que en cuanto pretexto retórico, Jorge Luis Borges con tanta maestría exploró en sus creaciones narrativa: “Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin”; y, finalmente, como tributo de homenaje a la generación del video-club, aquella que dio vida al entrañable negocio de los videoclubs, de los que Video-Club Bielsa, en Calanda (Teruel), fue espacio de encuentro durante tres décadas (antes de su cierre definitivo, en 2010).
Si con estos presupuestos y aderezos este libro resultase del interés de los cinéfilos y no cinéfilos, nos daremos por más que satisfechos. Con segura certeza creemos que el resurgir del Giallo está, como quien dice, a la vuelta de la esquina.
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Autor
- José Antonio Bielsa Arbiol (Calanda, 1984) es historiador, locutor radiofónico, crítico cinematográfico, docente y escritor.
