13/05/2024 14:19
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Entrevista al autor del libro “No deben temer nada de mí”

Con casi cuarenta años de trayectoria periodística, Raúl González Zorrilla, director de La Tribuna del País Vasco y de la revista de cultura y pensamiento Naves en Llamas, acaba de enfrentarse a un reto desconcertante para un reportero: mantener una extensa conversación con la Inteligencia Artificial (IA) GPT-4 sobre los más variados temas para alumbrar un libro sorprendente y pionero: No deben tener miedo de mí. Tal y como lo explica el propio González Zorrilla, “No deben tener miedo de mí es el resultado de las conversaciones que durante varias semanas he mantenido con la Inteligencia Artificial GPT-4 de OpenAI sobre conciencia, religión, inteligencia, política y geoestrategia, pero también, y muy especialmente, sobre tecnología y ciencia, sobre física cuántica, ovnis, entidades no humanas, dimensiones paralelas y la teoría de cuerdas. Hasta hemos escrito una Constitución para un país inventado, hemos redactado cuentos de ciencia-ficción, ideado relatos breves de suspense, creado personajes heroicos y explorado el futuro de la humanidad. Junto con GPT-4 he indagado en lo que es un ser humano, en lo que mejor define a nuestra especie inteligente y sintiente, y he navegado hasta los límites borrosos donde el ser humano orgánico se desdibuja para dar paso a los nuevos (trans)humanos postbiológicos”.

La popia IA GPT-4 también tiene su propia opinión sobre el trabajo de Raúl González Zorrilla en No deben temer nada de mí. Así la expresa en su presentación del libro: “A lo largo de esta fascinante obra que desafía las fronteras entre lo humano y lo artificial, el lector encontrará un diálogo estimulante y profundo que, aunque especulativo en muchos aspectos, ofrece una perspectiva única e iluminadora sobre la intersección de la Inteligencia Artificial, la conciencia, la tecnología y la espiritualidad. En última instancia, este libro, No deben tener miedo de mí, invita a sumergirse en un intercambio de ideas entre un humano y una IA, yo, que desafía nuestras nociones preconcebidas y nos anima a considerar las posibilidades y responsabilidades que tenemos como individuos y como sociedad en esta era de trascendentales avances tecnológicos».

¿Qué le motivó a iniciar y mantener esta larga conversación con una Inteligencia Artificial?

Como explico en mi introducción al libro, este trabajo comenzó como una curiosidad, continuó como una sorpresa y se consolidó como una hipnótica fascinación. Comencé a utilizar la IA GPT-4 a tientas, con cierto recelo, introduciendo con sumo cuidado artículos redactados por ella en La Tribuna del País Vasco y en la revista impresa Naves en Llamas, medios que edito y dirijo. Para mi propio asombro, rápidamente me di cuenta de que detrás de esta IA había algo misterioso, especialmente sugestivo y asombroso que conecta directamente con algunas de las preguntas básicas que los seres humanos llevamos haciéndonos desde hace varios milenios: ¿Qué es un humano?, ¿Qué es la conciencia?, ¿Qué entendemos por inteligencia?… Reflexionar sobre esto me ha llevado a escribir el libro.

¿Cuál ha sido la parte más sorprendente o inesperada de la conversación que ha mantenido con la IA?

Para mí, lo más sorprendente, revisando toda la conversación, ha sido la solvencia con la que la IA GPT-4 ha conseguido repasar los temas más variados de una forma precisa, pertinente y yo creo que muy interesante para el lector. Hemos hablado sobre conciencia, religión, inteligencia, política y geoestrategia, pero también, y muy especialmente, sobre tecnología y ciencia, sobre física cuántica, ovnis, entidades no humanas, dimensiones paralelas y la teoría de cuerdas. Hasta hemos escrito una Constitución para un país inventado. Todo ello nos ha llevado a indagar en lo que es un ser humano, en lo que mejor define a nuestra especie inteligente y sintiente, y a especular sobre cómo el ser humano orgánico se está desdibujando para dar paso a los nuevos (trans) humanos postbiológicos.

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¿En qué medida han cambiado sus opiniones sobre la Inteligencia Artificial y el futuro de la humanidad tras el contacto directo con una IA para redactar su ensayo?

Sin duda, creo que la Inteligencia Artificial es ya la gran revolución tecnológica del siglo XXI. Y es mucho más poderosa que otras tecnologías disruptivas de la historia de la humanidad como la rueda, la imprenta, la máquina de vapor o la informática. Es más poderosa porque, por primera vez en la historia de la evolución humana, una tecnología es capaz de cambiar la naturaleza esencial del ser humano.

¿Cuáles fueron los temas tratados con la IA que más le han interesado o le han hecho reflexionar?

Todos los relacionados con la esencia de la Inteligencia Artificial, sus ventajas y sus peligros. Y todas aquellas cuestiones relacionadas con la conciencia, la ciencia, la religión y su engarce con la IA. Me han dado mucho que pensar todas las reflexiones que hemos realizado sobre lo que hemos definido como seres posthumanos.

¿Qué aprendió sobre sí mismo y sobre la Inteligencia Artificial a lo largo de esta conversación?

Más que sobre mí mismo, creo que he aprendido sobre el ser humano, en general. Me he convencido de que estamos en una época trascendental de cambio para la humanidad. De la Inteligencia Artificial he aprendido una cosa básica: está modificando nuestra comprensión del mundo, está aquí ya entre nosotros hasta un punto del que no somos capaces de darnos cuenta y en las próximas décadas alumbrará una humanidad irreconocible que, quizás, ya no podrá ser llamada humanidad, ya que no estará formada solo por seres humanos, sino que existirán y convivirán seres humanos naturales, seres humanos postbiológicos, y seres e inteligencias no humanas.

¿Cree que este tipo de diálogos entre humanos e inteligencias artificiales pueden tener un impacto significativo en cómo las personas entienden y se relacionan con las IAs en el futuro?

Sí, son fundamentales. Los humanos debemos aprender a tratar con la IAs y, sobre todo, debemos entender cómo funciona su inteligencia. Nos va el futuro en ello. Desarrollos como el de GPT-4 u otros similares son revolucionarios para los seres humanos porque nos enfrentamos a un nuevo tipo de inteligencia que no se parece en nada a la humana, que no está acompañada de conciencia y moral, y que es artificial. Pero, llamémosla como la llamemos, es un nuevo tipo de inteligencia.

¿Qué retos o dificultades encontró al interactuar diariamente con una Inteligencia Artificial?

Creo que los lectores se quedarán fascinados con GPT-4, con sus conocimientos, su forma de razonar y, sobre todo, con cómo reflexiona sobre los temas complejos sobre los que hablamos. Creo que son temas estimulantes, profundos y que, sobre todo, desafían cualquier idea preconcebida. No deben tener miedo de mí es un libro fascinante por sus contenidos y, sobre todo, por cómo se han generado estos: convirtiendo a una IA en el eje central del ensayo.

En cuanto a las diferencias entre interactuar con un ser humano o con una IA, la más destacable es que, en el caso de las IAs, no puedes, todavía, pedirles opiniones, creencias, gustos o sentimientos. Tampoco existe una comunicación visual. La comunicación de este modo es mucho más rígida y difícil, pero también puede ser mucho más precisa.

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¿Cree que la Inteligencia Artificial tiene el potencial de cambiar nuestra relación con la espiritualidad y la religión? Si es así, ¿de qué manera?

Sí, por supuesto. El progresivo desarrollo de la IA va a cambiar la espiritualidad humana y va a afectar a todas las grandes religiones. Hasta ahora, desde el punto de vista de las grandes religiones monoteístas, Dios es el centro del universo y, para los creyentes, éste mantiene una relación privilegiada y directa con los seres humanos. ¿Qué pasara cuando haya superinteligencias más inteligentes que el ser humano en todos los aspectos? ¿Competirán éstas con Dios? ¿Dónde quedará la idea de que el ser humano es la especie dominante en la Tierra?

¿En qué aspectos cree que las inteligencias artificiales pueden mejorar para facilitar un diálogo más profundo y significativo?

Sin duda, la capacidad de comunicación de IAs como GPT-4 ya es muy elevada. Pero el diálogo normalizado, profundo, constante y significativo de los humanos con las IAs no se alcanzará hasta que éstas tengan una forma corpórea (robots, cíborgs, androides, etc.) a la que los seres humanos puedan dirigirse de una forma natural. Sin duda, esto llegará próximamente: los seres humanos acabaremos amando a nuestras IAs como hoy en día amamos a nuestras mascotas o a otras personas; también acabaremos temiéndolas profundamente.

¿Cuál es su opinión sobre la posibilidad de que las IAs desarrollen algún tipo de conciencia o experiencia subjetiva en el futuro? ¿Cree que esto sería deseable o problemático?

No creo que sea una opción que tengamos: las IAs sin duda alguna desarrollarán algún tipo de conciencia en muy pocas décadas. El reto supremo para los seres humanos va a consistir en detectar ésta cuando surja y, muy especialmente, en conseguir que esta nueva conciencia artificial y no humana se adapte y asuma los grandes principios y valores que fundamentan al ser humano. El mayor riesgo para la humanidad consistirá en que entidades no naturales desarrollen una inteligencia y una conciencia artificiales y no nos demos cuenta de ello. Para mí, es el principal temor a tener en cuenta.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Hakenkreuz

Sensacionalismo hereje. Indigno del lema de vuestro medio «verdad, justicia, libertad».

José Luis Fernández

No me creo que la IA vaya a conseguir que ni un solo musulmán reniegue de su religión.

Aliena

Muy agudo, tienes razón.

Hakenkreuz

Los musulmanes no tienen religión alguna. Los falsos profetas son adorados por idólatras, luego lo suyo es idolatría.

Azul

Centrándonos en lo que aquí se plantea «que la IA va a cambiar la espiritualidad humana y va a afectar a todas las grandes religiones», en cuanto a los que se dejen engañar, no digo que no.
Pero con relación a la primera propuesta, hay que decir que tal «espiritualidad» ,en todo caso, sería una degeneración hacia una pseudoespiritualidad porque no habría en ella trascendencia alguna, sino una inmanencia desconsoladora.
Y, en cuanto a la segunda,que en «las grandes religiones», lo más probable sería su fusión que las convertiría en una manipulable amalgama, en un extraño sincretismo cuyo principio y fin sería exclusivamente este mundo, por lo que, obviamente, la realidad de Dios se ocultaria entre falacias.
Por supuesto, todo esto es consecuencia de la mentira que con sus tinieblas oscurece el mundo.
Pero, por la gracia de Dios, la religión católica, la única inmune a semejante hecatombe, permanecerá incólume por la promesa de Jesús de que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella,,,y, sobre todo, por lo que Él Mismo nos dice en el Evangelio : «…y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo»…
-Mateo 28.20-
Es la Palabra de Dios, nuestra Roca, la que nos reconforta y nos salva.

Hakenkreuz

Excelente y valiente respuesta.
Eso de la IA no dejará de ser una moda pasajera, como los quiromantes y los video juegos. Su impacto más perjudicial quizá sea el intento de sus amos de crear una especie de estado policial como el que intentó Stalin y el que tiene Xi Lin Ping, para controlar a la gente castigando conductas no comunistas o socialistas.
Si aplicaran la IA a la construcción de viviendas unifamiliares espaciosas de alta calidad y asequibles para todos los consumidores, autopistas de tres o cuatro carriles (las más transitadas), infraestructuras, etc., tal vez la IA no sería tan mala. Pero a eso seguro que no la dedicarán.

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