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Creíamos que algunas cosas solo pasaban en el Partido Popular, porque lo habíamos comprobado ‘in situ’; es más, creíamos que era práctica habitual en el partido de Pablo Casado. Lo de los trajes de Camps, si bien fue simple ‘calderilla’ y asunto menor, lo cierto es que es el resultado de un aprovechamiento de su cargo público. El valor no es el montante en euros de los trajes en sí, sino la utilización del cargo para ser receptor de regalos.
Bueno, pues, resulta que entre los concejales, alcaldes y demás personal de las Comunidades autónomas también hay aprovechamiento reprochable. Incluso dentro del PSOE no han faltado prebendas y aprovechamiento particular de mil y una situaciones: sirva como ejemplo el dinero de la Gürtel que llegó a Ferraz y que ahora niega el “experto economista”, Rafael Simancas; no tardará en saberse cuánto quedó en Ferraz y cuánto fue a bolsillos particulares para pagar favores necesarios para unos y prescindibles para otros.
Ahí tienen al que fuera alcalde de Sevilla, Sánchez Monteseirín. Llevaba tanto tiempo en el cargo que confundía lo público con lo privado. Me estoy refiriendo a que la confusión era tal que hacía mal uso del coche oficial, incluso: Lo envió a Barcelona para retorcer su prebenda y mal uso del mismo por la ciudad condal. Y todo porque Sevilla y Atlético de Madrid jugaban la final de la Copa del Rey, donde pretendía lucirse como alcalde, a pesar de que la población a la que representaba había dejado de creer en él desde hacía tiempo, además de estar señalado con el dedo.
Estamos hablando del año 2010, si mi memoria no me juega una mala pasada. Suponemos que alguien debió contar al alcalde que en Barcelona no había taxis ni autobuses ni otros medios de transporte, porque de lo contrario no lo entendemos. Mejor dicho: sí lo entendemos, pero no entra en nuestro sentido común. Téngase en cuenta que Alfredo Sánchez (Con el tiempo, se ha convertido en mal apellido para la política) ostentó la alcaldía de Sevilla desde 1999 hasta 2011. Como ven, lo del PSOE y la confusión de lo público con lo privado no es de ahora. No por casualidad, en Europa, es considerado como el partido más corrupto de España con diferencia.
Mientras actualmente el Gobierno socialista ‘apalea‘ a los funcionarios, atemoriza a los jubilados, sigue destruyendo miles de puestos de trabajo a diario, juega con los ERTE y con quienes aún no los han cobrado, negaba la crisis hasta hace unos días, compra mano de obra sindical, deja de enviar a sus ministros y ministras a actos donde Sánchez sabe que le van a abuchear,…. personajes de segunda fila del Partido Socialista utilizan medios y bienes de organismos públicos para aprovechamiento propio, en un claro abuso que nos recuerda la ominosa época de Felipe González, Luis Roldán, Filesa, Malesa, Time Sport o caso del BOE, entre otras muchas. Pero fíjense cómo sigue abusando ahora: ERE andaluces, mina de Venezuela, recepción ilegal de Delcy Rodríguez, pacto con el terrorismo, genuflexión al independentismo y vía libre al nacionalismo. ¿Qué ha cambiado?
“Es un ejemplo más, y hay miles, de las prácticas éticas de la política española que son las mismas que con la dictadura“, ha comentado el Sindicato Unificado de Policía. No se pueden ni deben consentir semejantes prácticas, porque ponen de manifiesto lo que ya sabíamos: la corrupción de los cargos públicos está a la orden del día. El SUP ha ido más lejos, sin que le falte razón: “cualquier chisgarabís de pacotilla tenía coche oficial y escolta porque existía ETA, cuando no sabían que existía esa ni en su casa“. Ahí queda eso para el buen entendedor.
Los trajes de Camps, por un lado, y el mal uso del coche oficial que hacen algunas autoridades nos recuerda algunas prácticas acaecidas en la Junta de Castilla y León, donde un director general obligaba a sus asesores a acudir a actos para dar la cara por él y donde no se cobraba pues, según él, formaba parte del cometido de los asesores. Pero cuando había una charla, universidad de verano, conferencia o mesa redonda obligaba a hacerle el discurso, la presentación o las transparencias y acudía él para salir en la foto. Ni que decir tiene que antes de comenzar recogía el talón.
Actitudes como las expuestas demuestran que va a ser cierto que en todos sitios cuecen habas y que igual se ‘pringan’ en la derecha que en la izquierda. Cientos de hechos de este tipo, y vividos en la Junta de Castilla y León, los contamos en nuestro próximo libro. Es evidente que quienes no pueden soportar semejantes practicas acaban haciendo la ‘peineta’ a sus jefes y buscando otros trabajos, además de denunciar esos hechos corruptos en los medios y con los medios de comunicación a su alcance. No estaría de más que explicaran los presidentes autonómicos todas esas tropelías. Sin duda, conocerlas, las conocen: al igual que las meigas gallegas, haberlas, haylas.
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